𝟑𝟎

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𝐂𝐎𝐍𝐓𝐀𝐌𝐈𝐍𝐀𝐃𝐎𝐒


—Sí... deberíamos irnos ahora —escuché a Glenn cuando llegué alado de él.

—Bob sigue atrapado, sáquenlo —Daryl comentó yendo hacia donde el mencionado se encontraba.

—Buscaremos al resto —empezaron a caer más caminantes del techo.

—Mierda —empezaron a caer más y más caminantes, algunos se destrozaban cuando hacían impacto y otros no—. ¡Glenn! —le disparé a los caminantes que él tenía encima y el disparó a uno que estaba atrás, al cual no había notado—. Vamos —le di mi mano para que se parara.

Empezamos a disparar pero eran bastantes que se nos acababan las balas, y teníamos que irnos de allí, sino acabaríamos muertos.

—¡Vamos por Bob! —escuché a Zach cuando llegué con él. Y así fuimos, Zach ayudó a levantar un poco el estante y Daryl sacó a Bob.

—¡Vamos Zach! —me dí vuelta y en eso escucho un grito de él, me giro rápido y veo que un caminante lo iba a morder así que le disparé—. ¡Ya, vámonos! —lo agarré del brazo y corrimos antes de que el escombro cayera arriba de nosotros—. ¿Estás bien? —le pregunté una vez ya estando fuera de las rejas y lo revisé.

—Sí —trató de tranquilizarme pero en realidad él estaba asustado.

—Casi mures por... él —volteé a ver a Bob y fui lo más rápido a él y le di un puñetazo y Michonne me agarró—. ¡Él iba a morir por tu culpa! —le grité y me solté bruscamente de Michonne y fui de nuevo a Zach—. ¿Seguro qué estás bien? —él asintió.

—Es mejor irnos.


︻デ═一
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—Jamás vuelvo a salir cuando vaya Bob —le dije con mal humor a papá cuando bajé del carro y seguí mi camino.

—¡Lexie! —gritó y me detuve—. ¿Qué pasó? —me giré a verlo.

—¡Pregúntale a él! —señalé a Bob quien bajaba del auto con la mano en su cara, me di vuelta y continué caminando.

Saqué el peluche para Judith y dejé de mala manera el bolso en una mesa para entrar a las celdas.

—¿Qué tal te fue? —miré de reojo y ella estaba recargada en la pared.

—¡De maravilla! —le irónicamente pero sin detenerme para ir a mi celda.

—Dael —me detuve pero sin voltear a verla—. Mírame —escuchaba su voz más cerca y me volteé a verla, estaba delante de mi—. ¿Qué sucedió?.

—Zach casi muere, y todo por el idiota de Bob —le expliqué molesta.

—Pero no fue así —habló delicadamente.

—Pero pudo pasar. Por su maldita culpa y de no ser por mí, él ya no estuviera acá —ella puso sus manos sobre mis mejillas.

—Oye, pero no fue así —volvió a decir—. Él sigue vivo, nadie murió, regresaron bien y eso es lo que importa. ¿De acuerdo?—ella me mostró una sonrisa, yo asentí. Y ella unió nuestros labios, nos separamos.

—Rubia, me traes mal —reímos levemente y volteamos al escuchar que alguien se aclaró la garganta, su papá—. Hershel —hablé con entusiasmo.

MI CHICA RUBIA; beth greeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora