MI CHICA RUBIA; beth greene

𝟐𝟑

𝐀𝐏𝐎𝐘𝐎: ¿𝟏𝟎𝟎% 𝐨 𝟎%?

𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝟐

—¿Cómo te pasó? —me preguntó Hershel mientras revisaba el golpe.

Tan rápido se había tornado de color morado, que pensé que me moriría. Por eso fui con Hershel lo más antes posible. Sería irónico que todos murieran a causa de ser comidos por los muertos vivientes mientras que Lexie Dael Grimes muere por un maldito golpe en la frente. Eso si es ridículo, y me gusta. No del todo pero me gusta. Sí lo sé, soy rara y me gusta serlo.

—Me caí de las escaleras —confesé.

—¿Y cómo? —siguió indagando.

—Por salir corriendo —ese rió en lo bajo—. Anda, ríe. Solamente si no me voy a morir —le sonreí.

—No te vas a morir —habló tranquilo con una pequeña risa.

—Ufff, que alivio. No me quiero morir un simple golpe —solté—. ¿Crees que es ridículo?

—¿Qué cosa? —me miró confundido.

—El pensar que me iba a morir por un golpe y no por parte de un caminante —y ahora me miró con el ceño fruncido—. Solo digo —me encogí de hombros.

—No lo fue. No para mi —se alejó—. Estarás bien.

—Oh, gracias al cielo —agradecí—. ¿Y qué tengo que hacer para que no se ponga más morado?.

—Se te tendrá que poner, solo échate agua —recomendó—. Anteriormente te hubiera dicho que una pomada para que no te doliera, pero no hay nada.

—Sí, lo sé —resoplé.

—¿Cuánto durará así de morado? —pregunté antes de levantarme.

—Depende de que tan fuerte fue el golpe —comentó.

—Está bien —me levanté—. Gracias —asintió y me fui de allí.

Carajo, solo que no pase del mes.

︻デ═一
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—Vamos, Dael —me convencía mientras daba vueltas por la celda—. Tú puede no es difícil —Me senté y dejé salir aire—. Ahg, ¿A quien quiero engañar? no podré —me tapé la cara con las manos para luego sentarme, pero como dije: la mala suerte es mi compañera de vida:

Al sentarme me di otro golpe en el mismo lugar de hace rato, ¿Cómo no me di cuenta? Aquí la respuesta: tenía las manos cubriendo mis ojos. Me quejé y mucho, pero grité con la almohada en la cara, lo que menos quería fuera que estoy agonizando por otro golpe en el mismo lugar, no quiero que piensen que soy más estúpida de lo que ya soy.

Tengo que decirle, no soy débil, pero lo soy, le temo al rechazo, y más ahora con estos nuevos sentimientos, ¿Cómo carajos no daría miedo eso? Mamá me entendía, Carl parece que me entiende, Glenn me comprendió y me apoya, y creo que ya es hora de decirle a papá. Si le puedo contar a papá, ya puedo decirle lo que siento a Beth, no quiero esperar a que algo malo suceda, no esta vez.

—¿Estás bien? —me sobresalté al verlo de rodillas frente a mi—. No respondías.

—Lo siento, papá —me disculpé.

—¿Pero estás bien? ¿Pasó de nuevo? —su cara mostraba preocupación.

—No papá, hace meses que no sucede —le sonreí—. Puedes estar tranquilo.

—Bueno, tenemos que ir abajo, vamos —se levantó e iba a empezar a caminar.

___: Papá —le hablé y se detuvo, volteó a verme—. Yo tengo algo que decirte y es importante.

—Dime —se sentó alado de mi—. Puede esperar lo de abajo.

—Estoy lista para contarte —solté.

—¿Sobre qué? —me miró confuso.

—Sobre Blake y otra cosa —mis manos temblaban un poco por los nervios, todo dentro de mi se sentía raro, como si no tuviera nada dentro.

—Te escucho.
Dios, tenía más nervios. Así que suspiré pesadamente:

—Una semana después de que todo esto empezó... conocí a Blake, en medio del bosque, luego formó parte del grupo, a todos les caía bien, aunque siempre contaba chistes que no daban risa —reí—. Te mentiría si te dijera que no hacíamos todo juntos, sin embargo, dentro de ese poco tiempo me gustó —papá me miraba atentamente.

» Solo que no le dije porque supuse que habría más tiempo pero me equivoqué, una semana antes de que aparecieras fue cuando murió, fue mordido por un caminante. Desde ahí supe que ya no había tiempo para nada que todo se tenía que decir en ese momento, porque cuando quisieras hacerlo sería demasiado tarde —miré mis manos—. Y me arrepiento de ello, del no podérselo decir antes, lo único que me queda de él esta pulsera —le mostré mi muñeca— y la chamarra que está alado tuyo —él la volteó a ver, yo miraba hacia la pared de enfrente.

—Lo siento mucho, hija. De seguro ha sido difícil para ti —me tocó el hombro.

—Sí, pero dije que lo superaría, al final de todo, él ya está mejor, sin preocupaciones. Y creo que lo que él quisiera es que siguiera con mi vida, que dejara ese momento atrás, y también supongo que quisiera que te dijera lo que siento, al igual que mamá me lo dijo —él se tensó un poco—. Antes de todo, solo quiero que me escuches y ya luego me hables, siempre me has dicho que piense que no hable, ahora te lo digo. No sé como lo vayas a tomar, pero ya tengo que decirte, tarde o temprano lo haría, y prefiero que sea temprano.

Vamos Lexie, tú puedes, es tu papá y él te comprenderá.

—Me gusta Beth —confesé, pero no lo quise voltear a ver.

—¿Te gustan las mujeres? —habló pero no pude descifrar en que tono lo dijo.

—Sí, pero no soy lesbiana, soy bisexual —aclaré, lo cual no sé si fue bueno o malo—. Papá, esto es nuevo para mi y me aterra, quiero decirle que me gusta pero no sé si vaya a ser correspondido. Y quiero saber si tu me apoyas en esto, eres mi padre, no de sangre pero lo eres —terminé de hablar pero no hubo respuesta—. ¿Papá? —volteé a verlo. Él solo se levantó—. ¿Me apoyas? —Caminó y salió de la celda. Y las lágrimas inundaron mis ojos—. Eso es un no —murmuré y las lágrimas se por las mejillas se hicieron presentes.