𝟑𝟐

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𝐄𝐋 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐆𝐔𝐄𝐑𝐑𝐀


—Me dijeron lo que te pasó anoche —dijo del otro lado del cristal.

—Sí, una pésima noche —reí en lo bajo—. Pensé que sería mi fin.

—Me alegra que Zach estuviese ahí para ayudarte —sonrió.

—Igual me alegra —sonreí—. Me da gusto que estés bien.

—Debía estarlo, estuve cuidando a Judith.

—Sí, me lo dijeron, que bueno que no me viste —hizo una cara de confusión—. Porque parecía uno más de lo caminantes.

—No digas eso —mostró una sonrisa.

—En serio, era un asco —reí—. No lo vi pero apuesto que si lucía así.

—También te lo creo, ¿Al menos aquél día te bañaste? —rió.

—Sí, sabes que tarde o temprano lo haría

—Sí, lo sé. Quizás en unos días ya estés mejor —tranquilizó.

—Espero que sí.

—Será así —suspiró—. Siempre tan negativa, Grimes.

—Es algo que tengo, rubia —reímos.

—Sabes, el cereal que trajiste sabe bien —comentó.

—¿Acaso ya me los piensas quitar? —ella asintió—. Grosera —reímos.

—Cuando vuelvas a salir te encargaré de que me traigas dos cajas.

—Como usted ordene —sonreímos— Rubia...

—¿Qué sucede?

—Te amo —sonreí y puse mi mano en el cristal.

—Te amo —sonrió e igual puso su mano en el cristal.

—Lo malo es que no te puedo abrazar —quitamos las manos.

—Cuando estés mejor, eso es seguro —asentí—. Ahora... ve a descansar, tuviste una noche muy pesada.

—Pero no quiero —hice puchero.

—Pareces niña pequeña —reímos—. Descansa, vendré a verte más tarde.

—¿De verdad? —una sonrisa se formó en mi rostro.

—De verdad —aseguró—. Nos vemos, cariño.

—Nos vemos rubia —me di vuelta para ir a las celdas y una vez estando en la puerta me giré a verla—. Te amo, Beth —le sonreí.

—Igual yo, Grimes. Igual yo —me sonrió.


︻デ═一
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—¿Cómo te sientes? —le pregunté a Glenn.

—Mejor que antes, ¿Qué tal tú?.

—Igual, ya mantengo mi equilibrio —sonreí—. Me da gusto que estés bien.

—También a mi, así sigo teniendo a mi compañera de viaje —asentí.

—Es un placer poder serlo —suspiré—. Sabes, por un momento pensé que no viviría, ya que Daryl y los demás no habían llegado con los medicamentos.

MI CHICA RUBIA; beth greeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora