CAPÍTULO CATORCE

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Estoy decepcionado con ambos, ya no es que me moleste el hecho de que estén de algo, sino que no se hayan atrevido a contármelo. Me siento como una mierda, siento que han jugado conmigo, y por primera vez siento pena por Sofía. No creo que dure mucho.

Les he dicho que no me apetecía hablar y les he colgado, Mauro tampoco ha hablado y nos hemos ido a dormir.

Estoy cocinando junto a mi hermano, estamos haciendo galletas, cuando Laura aparece, súper emocionada, viene corriendo con los brazos abiertos para abrazarme, así que me preparo para este. Pero pasa de mí y abraza a mi hermano.

- ¿Qué hacéis? - les pregunto

Se ríen, y yo caigo al suelo.

- Si no es por las buenas será por las malas, bájate el pantalón – oigo en mi oído. Abro los ojos y Alejandro está intentando desnudarme, cuando llega Mauro, le pega una paliza, viene la policía y se lo lleva, al subirlo al coche, veo a mis padres dentro, con un cartel en el que pone "Nos vemos en tres años cariño"

Me despierto angustiado, la peor pesadilla que he tenido, horrible. Mauro se despierta también y se acerca a mí.

- Ey, ¿Estás bien? - pregunta preocupado mientras me abraza

- No me sueltes por favor – le digo mirándole a los ojos, casi llorando

- Nunca – me dice seguro de sí mismo

- Te quiero – le suelto

No dice nada, se queda quieto, aunque se le marcan los hoyuelos.

- Estás delirando – dice, buscando una respuesta

- Te aseguro que no – aclaro

No aparta su mirada de mis ojos. Empieza a acariciarme el pelo con la mano derecha, yo reposo sobre sus musculosos muslos. Sigo recuperando el aire.

- ¿Quieres contarme tu pesadilla? - pregunta en tono tranquilizador

- Ahora no – le respondo

Después de cinco minutos, posa su dedo índice sobre mi labio, sensualmente, se humedece sus carnosos labios, mientras yo le chupo el dedo. Su pulgar agarra mi barbilla, y la sube para que no despeguemos nuestras miradas. Me pongo de rodillas y me agarra del cuello, lo ladeo, me agarra de la cintura y me atrae hacia él, nuestras lenguas se juntan y hacen fuego, muevo mis caderas mientras nos besamos, él baja sus manos hasta agarrarme el trasero, ambos jadeamos. Le quito la camiseta y él hace lo mismo conmigo, acaricio sus abdominales, y bajo hasta ellos con la lengua, desde su nuez, lamo todo el recorrido, Mauro gime, me agarra de la barbilla y me sube encima suya otra vez. Nuestros labios se vuelven a fusionar. Todo va a explotar, estamos muy calientes, y los dos sabemos cómo va a acabar esto, ninguno lo evita. ¿Es el momento indicado?

Suena mi teléfono. El universo sabe que no es el momento.

- Joder, que pesada está la gente, macho – dice Mauro quejándose

- ¿Lo cojo? - dudo

- Si, si cógelo – dice

- ¿Si? - pregunto, al aceptar la llamada

- ¿Cándido? Soy yo, el del Pub gay – dice

Ostias, ¿qué querrá este ahora?

- Dime- digo

Mauro frunce el ceño

- ¿Quieres que quedemos para cenar o algo? - pregunta el chico sin nombre

Pero antes de que pueda responder se oye a alguien hablando por detrás.

- ¡¿ Con quién coño hablas Iván?! Trae el teléfono - dice una voz que me suena, gritando

- ¿Tú quién eres? Deja en paz a mi novio – dice el novio del chico rubio

- ¡Alejandro para! - dice el chico rubio, el del puf

Alejandro, ya sé de qué me sonaba su voz.

Cuelgo la llamada y caigo al suelo de la habitación de Mauro, apoyado en la pared, junto mis piernas y hundo mi cabeza en ellas. Mauro se lanza hacia mí.

Me abraza, en silencio, no me pregunta nada hasta al cabo de unos minutos.

- ¿Qué ha pasado? - pregunta preocupado

- ¿Te acuerdas del chico con el que me lié una noche? - pregunto

Asiente con la cabeza incomodo.

- Vale, pues se ve que tiene novio, no sé si cuando nos liamos también estaban juntos – digo

- Ostias – exclama
- Espera espera, el novio es Ale... Alejandro, el chico de la cocina – termino de contar lo sucedido con la voz todavía entrecortada

Se queda atónito, no sabe que decir, su cara no muestra ninguna expresión. Se lleva las manos a la cabeza. Y me abraza, muy fuertemente.

- Venga vamos, vístete, que no quiero que lleguemos tarde, hoy te llevo yo – dice

- Tú no, tu madre - le digo guiñando un ojo

Es la hora de comer y me voy solo, ya que necesito pensar, a una cafetería nueva que han abierto a dos calles del instituto, al lado del descampado en el que Elisa me ha dejado, porque Mauro aún no se atreve a que nos vean juntos. Aún no he hablado con Laura, ella y mi hermano tampoco han llegado juntos pero si a la vez, en clase me he sentado en primera fila para evitar que me hable. No creo que venga aquí a comer. Mientras espero a que me traigan mi pechuga, veo que entra Julia, empapada ya que llueve, con su grupo, necesito preguntarle sobre Alejandro, seguro que sabe algo, al fin y al cabo fue a su casa. Le saludo con la mano y se acerca a mi mesa, los de su grupo me miran mal.

- Cándido, amor ¿qué tal estás? - me pregunta dándome dos besos

- Ahí voy, gracias – digo

- Una pregunta tonta, en la primera fiesta a la que fui a tu casa, había un chico que conocí, Alejandro, ¿sabes algo de él? - pregunto indiscretamente

- Menudo radar hijo, claro que sé quién es – afirma, no sé si eso me tiene que aliviar

- Pero, está pillado, lleva con su novio casi un año, ¿porque preguntas?- dice

- No, nada, curiosidad simplemente, gracias – digo

- Por cierto pasa de las miradas de mi grupo – me dice mientras me da dos besos de despedida

¡CASI UN AÑO! O sea que ambos se enrollaron conmigo teniendo pareja, y encima uno estuvo a punto de violarme. La vena vengativa se me marca, y me llega una idea. Tengo que joder a Alejandro, hablaré con Iván, recuerdo haber oído que lo llamaba.

"Perfecto, ¿cenamos esta noche?" le envío

Luego hablaré con Mauro, para contarle mi venganza.

Me siento bien, pero muy poco dura la sensación, ya que veo entrar por la puerta a Lucían y a Laura, de la mano. ¡De la mano!

Pasan por delante del grupo de Julia, también el de Sofía aunque esta no está. Les ha faltado poco para insultarlos, con la mirada ya lo decían todo.

Como estresado mientras los veo. Y encima tienen las narices de besarse. Todo el mundo me mira riéndose y otros, como Julia, con compasión. ¡¿Pero esto que coño es?! Dejo dinero en la mesa y me levanto furioso, con mi vaso de agua, paso por al lado suya y les tiro el agua encima, se sobresaltan, y toda la cafetería se me queda mirando, el grupo de Sofía se ríe, y creo que ahora les caigo mejor. Me sabe mal haberlos humillado pero ellos me estaban humillando el doble, no, el triple. Cierro la puerta a mis espaldas y veo que ambos corren para llegar a mí. No consigo evitar llorar. Menos mal que las lágrimas se mezclan con la lluvia

- Candi – gritan ambos

Mi hermano me coge del brazo y me gira.

- ¿Qué queréis? - pregunto gritando y sollozando

AMAR EN SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora