CAPÍTULO DIECISIETE

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Pasamos la tarde viendo una película en el comedor. Su madre se une a nosotros a mitad de peli, y no puedo evitar darle las gracias una vez más . Nos sorprende entonces con una pregunta inesperada.

- ¿Pero vosotros sois novios? - pregunta, sin escrúpulos

Mauro está apunto de quedarse sin respiración cuando su madre le abraza.

- Cariño, no tienes que tener miedo a decirme que eres gay, no te voy a juzgar – dice, estrechándole con sus brazos

- S...Si – balbucea Mauro a los minutos, que seguramente, al igual que yo, se sienta aún sorprendido por la inesperada pregunta.

Su madre nos dedica una maravillosa sonrisa. Ya sé de donde viene la sonrisa tan cautivadora de Mauro.

- Pero no se lo digas a papa – dice Mauro, me atrevería a decir que lo pide con un tono asustadizo.

- No tenia pensado hacerlo – responde ella

Lo que me hace deducir que puede que su padre no lo aceptara con tanta facilidad.

- ¿Qué te pasa?¿Porqué me miras con esa cara? - pregunta Mauro

- Nada, me siento muy orgulloso de ti, lo que has hecho es un gran paso – le digo realmente emocionado.

Pero no veo ninguna reacción por su parte, corrijo, estaba intentando no llorar, pero en cuanto se le ha escapado la primera lágrima no lo ha podido evitar. Así que me lanzo a sus brazos y le dejo llorar de la emoción en mi hombro derecho.

- Siento algo raro, que no te siente mal, pero por una parte no quería que lo supiese para que no me viera tan nenaza, pero me acabo de dar cuenta que la sexualidad no define la personalidad – explica

Me sienta mal, al saber que hasta ahora pensaba eso, pero a la vez bien porque se ha dado cuenta que no es así. Son sentimientos contradictorios, así que opto por no hablar y le sigo abrazando, mientras hundo mis manos en su cabello despeinado y beso la pequeña barba que forman los vellos de su barbilla.

- Vamos a mi habitación, aunque ahora ya lo sepa, tampoco quiero que nos vea besándonos – dice

No respondo, me coge de la mano y subimos corriendo a su habitación. Conforme se tumba en la cama, me tira encima suyo, y nuestras bocas chocan, mezclando nuestras lenguas, hace calor, mucho calor, pese a que estamos en invierno sentimos calor dada la pasión del momento. Me siento, posando mi trasero en su polla, y la siento, la tiene dura, y me está poniendo como una moto. Me quita la camiseta, le hago lo mismo, y empiezo a besarle el cuello, bajando en linea recta hasta su ombligo, sin dejar de besar. Le desabrocho el pantalón y se lo bajo, quedándome así con mi boca a pocos centímetros del bulto de sus calzoncillos blancos. Le miro desde abajo, me agarra la barbilla.

- ¿Estás seguro? - me dice, sin soltarme aún la barbilla

Antes de responderle, se la saco y la agarro con mi mano.

- Si, estoy seguro – digo

Nos sonreímos de una manera muy seductora. Empiezo a masturbarle, él suelta pequeños gemidos mientras cierra los ojos.

 Estoy preparado, venga, yo puedo.

 Paso mi lengua desde abajo y me paso un poco de tiempo más por la parte de arriba, Mauro gime ahora más alto. La introduzco en mi boca, y muevo mi lengua, bajo y subo varias veces. Mauro me agarra fuerte del pelo.

- Cándi... sigue dios ... lo haces muy bien .... - gime, sin cesar

Me gusta lo que estoy haciendo. Pero Mauro me coge de la barbilla y se la saca de mi boca.

AMAR EN SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora