- Queremos hablar contigo y que nos entiendas – dice Lucían
- ¿¡Como queréis que os entienda!? - suelto gritando
- ¿Cuándo pensabais contármelo eh, acaso os habéis parado a pensar en mí o en Sofía? - sigo diciendo, mi hermano baja la cabeza y Laura se acerca a mí
- Candi, pensábamos contártelo, pero no encontrábamos el momento adecuado, de verdad – dice mi amiga
- Además, tú tampoco le has contado lo de Mauro – me dice Laura entre susurros
Por mucho que no quiera reconocerlo, en eso tiene razón, ambos nos hemos ocultado cosas.
- Pues aprovechando que estamos confesándonos, estoy de algo con Mauro, él de mi curso, pero no puedes decírselo a nadie, ¿me entiendes? - digo
Mi hermano no se lo esperaba, pero me sonríe.
- O sea que estabas durmiendo con él, eh golfo – dice
- ¿Qué vas a hacer con Sofía? - pregunto para cambiar de tema
- Lo vamos a dejar – aclara él
- ¿Pero vais a salir juntos? - les pregunto
- Poco a poco – dicen al mismo tiempo
- Venir aquí tontorrones – dice Laura
Nos abrazamos los tres, es un abrazo caluroso pese a que estamos debajo de la lluvia.
La tarde pasa normal, bueno, dentro de lo que cabe, ha corrido por todo el instituto el relato del vaso de agua que les he tirado a los dos. Al acabar las clases, subo al coche de la madre de Mauro, dos calles abajo, aparcado al lado de la nueva cafetería.
- Cándido, ¿Qué te ha pasado en la hora de comer? - pregunta Mauro ocultando una risa
- Les he tirado un vaso encima, si – digo, y empiezo a reírme, se une a mí
- Te iba a llamar pero me he dado cuenta que no tengo tu número, eh, pero el del pub si lo tienes – dice, noto cierta ironía mezclada con molestia
- Pues entonces pídeselo al del pub – le vacilo
- Ayyyy – pego un grito cuando me pellizca, nos reímos
- Por cierto, tengo que decirte una cosa – le digo
Pero me espero a que bajemos del coche y vayamos a su habitación.
Ya en su habitación me armo de valor.
- He quedado para cenar con el chico del pub – suelto
Mauro abre los ojos como platos y seguidamente se los masajea con la mano.
- ¿Qué qué?, ni de coña Cándido, no te vas a volver a meter entre esa pareja – dice
- Tengo que vengarme Mauro – digo
- Yo te diría de no ir – dice
- Pero voy a ir – respondo
- Pues voy yo también – dice, pensando que me iba a negar a ir entonces
- Pues vente – digo de malas maneras
- Pues voy – dice sentándose en la cama
Ambos nos mantenemos la mirada fija y seria.
- ¿Qué le vamos a decir? - pregunta al rato
- Todo – afirmo
Asiente con la cabeza.
- ¿Cuándo? - pregunta
- En dos horas – contesto
Vuelve a cerrar los ojos.
- Vamos a pasar antes a comprarme algo de ropa – digo, arrastrándole para que se levante
- Me podría caer un rayo ahora mismo – dice
- No seas idiota – digo riéndome
Llegamos al centro comercial, y entramos a varias tiendas, en una de estas estoy probándome ropa, estoy en el probador y él esperando a que yo salga para poder verme. Cuando de repente se mete dentro del probador conmigo y cierra la cortina detrás suya, el probador es diminuto y estamos pegados, voy a hablar pero me silencia poniéndome el dedo en los labios. No tengo ni la remota idea de que pasa, no sé si hay algún robo o atentado pero no escucho nada.
Hasta unos segundos después, que escucho al grupo de Mauro y lo entiendo todo, no quiere que nadie me vea con él. Le miro con repugnancia, se van a los cinco minutos, cuando lo hacen, empujo a Mauro hacía fuera y me voy indignado, cojo las dos bolsas con la ropa que me he comprado antes y salgo de ahí. Mauro va detrás mía pero no se acerca. En el metro se sienta en frente mía, están todos los sitios ocupados, me pide perdón con la mirada durante cinco minutos de trayecto, pero le evito la mirada, entonces la mujer que tengo al lado baja del Metro, y Mauro se sienta a mí lado.
- Cuidado, no vaya a ser que nos vea alguien aquí también – digo
- Joder Cándido, sabes cómo funciona esto – dice, posando su mano en mi muslo.
- ¡No, no lo sé! – digo histérico
Me acaricia el muslo, no le aparto la mano, estamos en silencio durante todo el trayecto.
- Espero que haya un gran cristal en la cena y nos vea todo Madrid – digo, apartándole la mano y levantándome.
Llegamos al restaurante pero aún no ha llegado así que cogemos mesa. Al poco rato llega, pero no entra solo, le sujeta la puerta a alguien. Efectivamente, es él, Alejandro. Me tenso y agarro la mano de Mauro con fuerza, este se levanta de la silla pero le digo que se siente. Mauro mata a Alejandro con la mirada. Él también se sorprende al vernos.
- Ostias, menuda casualidad, no me jodas – dice Alejandro
- ¿Os conocíais? - pregunta Iván
- Si, de eso quería hablarte – digo, intentando parecer fuerte
Mauro no me suelta, ni quiero que lo haga.
- Que, disfrutaste en el calabozo – suelta el subnormal dirigiéndose a Mauro
Se enerva, pero se queda quieto, no responde, Alejandro se ríe y le aprieto la mano a Mauro para que se calme.
- Sentaros, que tenemos que hablar, y tú Alejandro seguro que ya no te vas a reír más en tu puta vida – digo firme
A Alejandro se le tensa la cara.
No aguanto más y lo suelto.
- Tu novio es un violador – lanzo
Pero Iván se queda callado, mientras se mira los brazos debajo del mantel de la mesa, veo como le cae una lágrima.
- ¿Qué vais a querer para cenar? - pregunta, mientras se limpia la lágrimas
Mauro y yo flipamos, y Alejandro se tranquiliza ahora.
- ¿Es que no me has escuchado? - digo enervado
Iván se queda en silencio, saca un brazo de debajo del mantel y coge el vaso para beber. Y las veo, veo las heridas en su brazo, y sé que Mauro también porque me devuelve la mirada preocupado y atemorizado. Entonces lo comprendemos todo y empatizamos. Alejandro lo maltrata y por eso él no quiere hablar, aparte de que no le sorprende. ¿Y entonces porque ha llorado? Bueno, quizás le entristezca y le dé rabia que se lo haga a más gente.
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AMAR EN SILENCIO
RomansaCándido ,Un chico homosexual que va a pasar por diferentes problemas, algunos mas duros que otros, y va a conocer como es de verdad Mauro, el típico chuleta de instituto, un chico reprimido, que le va apoyar en todo momento, pero que no quiere que n...