Alina
El único macho que recordaba haber besado era Eros. Su primer beso fue tosco, tanto que hizo que sangrara y los siguientes que vinieron durante todos esos años fueron igual de horribles.
Así que se sorprendió al sentir un beso tan suave y ella, acostumbrada a más, pidió más, pero aun que el beso era cada vez más intenso, no era violento. Azriel la devoraba, pero lo hizo con gentileza. Sintió como su lengua se entrelazó con la suya, la sensación de aquello la hacia sentirse mucho más húmeda. Luego Azriel comenzó a tocarla, la jaló con una mano en la cintura y ella pegada a su cuerpo, sintió su dureza casi a la altura de su ombligo.
Madre mía, era gigante. Pensó mientras ponía una de sus piernas al rededor de su cadera para sentirlo más. En ese momento y sin intención, rozó una de sus alas con la punta de uno de sus dedos del pie. Azriel gruñó de placer en sus labios. Alina lo alejó ligeramente.
– Eso te excita. – Le susurró maliciosamente. Los ojos de Azriel brillaron mientras el respondía con un beso en el cuello. Haciendo que Alina gimiera de placer.
– Siento exactamente eso. – respondió con una voz ronca.
– Entonces permíteme lamerlas. – habló. Nunca había deseado hacer tanto una cosa como lamer esas alas. Quería verlo retorcerse de placer. Azriel giró para aprisionarla bajo él.
– Primero yo. – se limitó a decir antes de que comenzará a quitarle la ropa. Le quitó primero el suéter que llevaba puesto y descubrió que no había un sujetador que tapara sus senos. Se quedó allí, esperando a que Alina aceptara seguir mientras la miraba con deseo absoluto.
– Pero que caballero. – Le susurró mientras tomaba su mano y la ponía sobre uno de sus pezones. – Has de mi lo quieras Azriel. – habló y eso fue quizás lo que desató por completo a la bestia. Vio un brillo casi animal en sus ojos, pero no temió cuando él se abalanzó sobre ella y comenzó a hacer un camino de besos desde sus labios hasta sus senos. Su lengua era ágil. Tanto que solo el contacto de ella con sus pezones hizo que Alina gimiera de placer una y otra vez.
– Te necesito dentro. – jadeó entre gemidos. Azriel levantó la cabeza y la observó a los ojos, le acarició el rostro y negó.
– Cuando hagamos eso, es mejor que estemos sobrios. – habló él. Alina frunció el ceño. Estaba tan excitada que dolía.
– Ahora. – ordenó e intentó desabrocharle el pantalón. Azriel aprisionó sus manos y las puso sobre su cabeza.
– No, espera. – Le susurró al oído y luego mordisqueo su lóbulo haciendo que ella se arqueara de placer. Luego sintió las manos de Az deslizándose por sus bragas. Contuvo el aliento. Eros nunca había sido gentil con los dedos ni con la boca, pero Azriel... Dioses era tan diferente. Primero la tocó con un dedo, comenzó a hacer círculos en su centro, haciendo que ella se retorciera. Ya no iba a aguantar con el placer que se avecinaba, amenazando con explotar. Gritó, haciendo que su garganta le doliera mientras se liberaba por primera vez en toda su vida.
Con Eros siempre había fingido los orgasmos, los gemidos, todo, ella ya era una experta en las mentiras. Con Az no fingió en absoluto. Terminó temblando después de ese dedo tan hábil. Azriel le sonrío ampliamente. Era la primera vez que lo veía sonreír tan abiertamente y sin recelo y no pudo contener también una sonrisa sincera. Lo besó y comenzó a bajar la mano para darle placer a él. Az negó y la volvió a besar.
– Deja que hoy yo te de placer. – susurró, como si realmente en sus ojos se reflejara todo el mal sexo que había tenido con Eros. Esta vez ella no replicó. Solo asintió con la cabeza mientras Azriel bajaba la cabeza hasta su centro.
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Una Corte de Sombra y Estrellas
FanfictionUna Corte de Sombras y Estrellas cuenta la historia de Gwyn, Elain, Azriel y la misteriosa Alina. Una danzante de Arena que tiene el mismo rostro que la hermana asesinada de Rhysand.