Erowin

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Azriel

– Me estas jodiendo. Esto es una completa locura. – fue lo primero que dijo Cassian al escuchar las palabras de Amren. Hasta Az creía que eso era una locura, pero luego intentó encontrarle una explicación a que Alina fuera igual a Erin y no pudo. Quizás si era de otro mundo, quizás en ese mundo había alguien como él. La simple idea le dió un escalofrío.

– No tengo dudas. – dijo ella sacándolo de sus pensamientos. – Existen mundos diferentes. Yo salgo de uno de ellos, Bryaxis, la tejedora, el tallador de huesos... todos vienen de otros, ¿por que te parece tan descabellado que ella venga de otro mundo?

– Porque no es... – Cassian no terminó la frase y Azriel imaginó las palabras de su hermano: "Porque no es un monstruo como ustedes". Sin embargo, no lo dijo. Amren podía estar en un cuerpo fae ahora, pero era igual de aterradora.

– Porque parece normal. – habló él en un intento fallido de ayudar a Cassian. Amren lo fulminó con esos ojos plateados. Aquellos que antes habían sido tan brillantes que parecían tener el propio infierno helado dentro de ellos.

– ¿Lo es? Entró a la mente de Rhys sin ninguna dificultad y ni que decir de sus poderes tan inusuales. Además Azriel, tu sabes que las danzantes de arena no son así. – Azriel tomó aire con fuerza. Había visto como su arena oscura mataba a todos esos jinetes de fuego y como le hizo frente a la magia avasalladora de Rhys. Sabia que no era normal ¿Pero como había llegado allí?

En ese momento recordó lo que le había dicho Alina sobre las puertas. ¿Su sueño realmente había sido un recuerdo? Y lo más importante ¿Ella estaba al tanto de eso?

– Sea de aquí o de otro mundo, ella solo quiere su libertad y estamos en la obligación de dársela. – respondió con sequedad y observó a Rhysand.

– Primero alguien tiene que disculparse. – dijo Feyre y observó a Rhysand con severidad. Al parecer no solo él estaba molesto con Rhys. Feyre jamas había visto a su compañero perder el control de ese modo con una hembra y ahora que lo había hecho estaba furiosa, quizás más que el propio Azriel. Rhysand solo se encogió de hombros y se levantó de su asiento.

– Haz que se quede. – Pidió Mor rompiendo el silencio en esa habitación.

– ¿Qué? Es una extraña – habló Cassian. La hembra era una de las más afectadas y no había parado de llorar en silencio.

– No es Erowin eso lo se, pero es idéntica a ella y se que tu no estarás tranquilo si la dejas ir sin protección. – Le habló a Rhysand, obviando completamente a Cassian. El macho sopesó las cosas pero no dijo nada.

– Será bastante difícil que después de lo que paso, quiera mantenerse en esta casa, yo no lo haría. – Dijo Feyre, haciendo que las palabras cayeran como rocas en esa habitación.

– Haré lo mejor que pueda. – habló Rhysand con la voz llena de vergüenza y salió de allí. Azriel lo acompañó en silencio. Alina confiaba en él, así que él estaría en esa conversación. – A ti también te debo una disculpa. – le dijo mientras caminaban por los pasillos. Azriel lo miró de reojo.

– Eres un imbécil, pero entiendo tu miedo. – les respondió.

Alina

Durante mucho tiempo se atormentó porque no recordaba su pasado. Nada antes de los 16. Luego tuvo cosas peores de las que preocuparse, como el hambre. Así que recordar no fue su prioridad, sino sobrevivir. Sin embargo, ahora los miedos volvían a consumirla. Esa visión antes de desmayarse no era una visión del futuro, era una visión de su pasado, un recuerdo.

Se cubrió el rostro con ambas manos. ¿Quien era ese niño? Sintió un vacío en su pecho, como si hubiese perdido a alguien muy importante. ¿Pero como podía ser alguien importante si no lo recordaba?

Una Corte de Sombra y EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora