Azriel
Azriel observó a Rhysand caminando de un lado a otro mientras observaba el mapa. Había dejado a Alina en la Casa del Viento, mientras el bajaba a la Casa del Río, a terminar la conversación que tenía pendiente con Rhys y los demás. Aún que la sensación de dejarla allí sin nadie para cuidarla, no había sido agradable, sabía muy bien que esa conversación con el circulo era vital.
– Volverá. – Dijo Azriel, no tenía que ver el futuro para saberlo. Eros no se rendiría tan rápido. No después de saber el poder que Alina ocultaba.
– Si que lo hará y esperó que estemos preparados para eso. – Habló Rhysand con preocupación. Había visto el poder del fuego en ese Alto Lord y también la malicia en sus ojos. La batalla era inminente, porque ambos sabían que no dejarían que Alina se fuera con él.
– Podemos utilizar su don para saber cuándo vendrá. – Dijo Amren.
– Si ella quiere utilizarlo, si. – Dijo Feyre.
– Tenemos que ver cual es la magnitud de su poder. – habló Rhysand. – Si realmente es tan fuerte como para hacer que Eros gane todas sus batallas, necesitamos protegerla. Porque todos la querrán como arma.
– Si su poder es como el de las danzantes de arena, puede ver futuros, pero no todos. – dijo Azriel, recordando todo lo que había leído sobre ellas. Las danzantes tenía limitaciones ¿Alina también las tenia?
– Hay algo más. – Dijo Cassian sentado en el sofá. Aun estaba hecho polvo por la paliza de Calia. Azriel lo observó. No había tenido tiempo de hablar con su hermano después de su golpiza y tenía una conversación pendiente con él.
– ¿Qué? – preguntó Azriel.
– ¿No les parece raro que Calia la ayudara? Ese demonio ¿cuándo ayudó a alguien? – preguntó sin tapujos. Azriel tensó el cuerpo. Si, no podía negar que eso fuera extraño. Pero tampoco podía negar que Alina era de otro mundo, como Calia lo era. Quizás esa similitud había hecho que Calia fuera compasiva.
– ¿Estas insinuando algo? – preguntó Amren con suspicacia.
– Solo dice que hay que tener cuidado. No la conocemos. No deberíamos de confiar ciegamente en ella. ¿Qué pasa si todo es una trampa? – Respondió Nesta. Azriel gruñó. Un sonido que salió del fondo de su pecho, tan antiguo y gutural que todos se quedaron sorprendidos, pero él solo pudo ver los ojos de Elain, ojos llenos de reconocimiento y dolor. Sintió el aroma de rosas en su cuerpo, ahora atenuado por el aroma de dolor que comenzaba a impregnarse en su perfecta piel. Feyre se acercó a él y puso una de sus gentiles manos sobre su hombro, haciendo que su mirada regresara a su Gran Señora.
– Tendremos que conocerla, eso es todo. – Dijo Feyre y miró a su hermana con seriedad. – Si quieres que salga de la Casa del Viento, será momento que lo digas ahora. – le advirtió. Nesta negó con la cabeza
– No quise decir... – Inició, pero Azriel la cortó.
– En verdad no importa, ella no quiere vivir con nosotros. – habló Azriel secamente.
Y se controló como pudo, porque realmente quiso cuestionar que tipo de trampa podía crear una chica como ella. Dioses santos, solo tenia 18 años. Lo único que sabia es que esa mañana Alina le había pedido ir a Bajo la Montaña para recoger sus anillos, con el único propósito de tener dinero para alquilar una casa propia. "Nunca tuve un lugar propio, lo quiero ahora". Le había dicho mientras aun descansaba en su habitación temporal. Azriel había entendido por completo ese sentimiento. La joven nunca había tenido privacidad, ahora era el momento.
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Una Corte de Sombra y Estrellas
FanfictionUna Corte de Sombras y Estrellas cuenta la historia de Gwyn, Elain, Azriel y la misteriosa Alina. Una danzante de Arena que tiene el mismo rostro que la hermana asesinada de Rhysand.