El invernadero

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Alina

Azriel apareció minutos después con una pizza familiar y una botella de vino, haciendo que Alina se olvidó de todo por unos segundos. Tenía tanta hambre, que no importaba si había terminado un plato de tallarines, quería más.

– No sabía que tenias visitas. – Dijo con algo de sequedad al ver a Rhysand. El macho se encogió de hombros y le dedico una media sonrisa. Minutos antes habían tenido la conversación sobre el futuro y como lo abordarían con los demás, sin mostrarles todos los futuros, solo dando algunas indicaciones sobre el futuro que querían llegar a tener.

– Hay cosas que hay que planear y no podía esperar mucho tiempo. – Respondió Rhys.

– ¿Qué cosas? Si puedo saber. – Habló mientras se sentaba al costado de Alina y le entregaba la pizza. Ella no esperó mucho tiempo antes de comer su primera rebanada.

– La guerra con los jinetes de fuego es inminente, así que necesitan tropas. – Dijo Alina con la boca llena. Restándole importancia a un comentario tan fuerte como ese.

– ¿No hay forma de...? – Intentó preguntar su compañero, pero Alina negó con la cabeza.

– ¿Cuándo? – Preguntó. Alina tragó antes de hablar.

– A partir de verano. El día no lo se. Solo se que hace ya calor, pero la ciudad aún no está tan caliente.

– No es mucho tiempo. – Dijo algo alarmado.

– No, por eso tenemos que prepararnos. – Habló Rhys mientras tomaba un pedazo de pizza y hacía que su magia sirviera el vino en copas que Alina ni si quiera sabía que tenía.

– ¿Y que pasa si vamos y matamos a Eros en sus tierras? – Se aventuró a preguntar Az

– En esa línea del tiempo todo el planeta verá a esta Corte como una amenaza de la cual hay que protegerse. A partir de allí, la Corte entra en un ciclo de guerras que durará mucho tiempo. – Respondía Alina, esta vez más seria.

– Por eso tenemos que dejar que vengan a nosotros. – Añadió Rhys. – La ciudad tiene tiempo para prepararse, los soldados también.

– Supongo que tu ya lo viste. – Le habló Azriel a Rhys. Alina sintió un poco de recelo en su voz, haciendo que su cuerpo se tensara.

– Algo que me enseñó Eros es que mientras más personas sepan los futuros, serán más difíciles de "controlar". – Habló haciendo comillas con los dedos. Esa no era del todo una mentira, las primeras veces que Eros había luchado en batalla, había mostrado todos los futuros a sus jinetes más cercanos y la situación había sido incontrolable. Eros prendió con el tiempo que solo tenía que hablar y dar indicaciones sobre uno de los futuros, el que quería que se cumpliera, y solo así, se lograba conseguir los resultados que quería.

– Así que tendrán que confiar en mi. – Habló Rhys con autoridad. Azriel asintió con la cabeza y comió una rebanada de pizza.

– Con tal de que Alina no lleve la carga sola, todo bien. – Se limitó a decir. Alina le sonrió y puso su mano sobre la suya, sintiendo una electricidad en el cuerpo. Se paró con pesadez.

– No quiero ser descortés, pero necesito dormir temprano para entrenar mañana. – Habló intentando de que Rhys se fuera. Su hermano puso los ojos en blanco.

– Todos sabemos que quieres hacer otra cosa Alina. – Dijo levantándose de la mesa.

– Shuuu, no digas eso. – Dijo Alina, mientras lo empujaba por la espalda. Rhys puso resistencia.

– Te estoy viendo. – Le dijo Rhys a Azriel mientras lo señalaba con un dedo. Azriel solo se limitó a sonreír mientras se despedía con la mano. Si al principio hubo tensión entre esos dos, se esfumó por completo en ese momento.

Una Corte de Sombra y EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora