Azriel
Azriel no se podía considerar una persona de buen corazón. Había hecho tantas cosas malas que no podía decirlas en voz alta. Había asesinado a tanta gente, que ni si quiera lograba recordar cuántos eran, y lo peor de todo, jamas había sentido remordimiento alguno, porque siempre había asesinado a seres que se lo merecían.
Sin embargo, ese día era diferente. Había ido dispuesto a matar a alguien por venganza y sin intentar encontrarle explicación racional a lo que había ocurrido. Solo quería verla sufrir, así como él sufría por haber perdido a su compañera. Tenía tanta rabia en ese momento que estaba segado. Solo quería ver arder el mundo mientras él se quemaba con el.
No fue difícil encontrar a Isadora, fue como un juego de niños, en realidad. Sus sombras siempre lo hacían muy simple. Lo difícil fue ser paciente. La esperó entre las sombras de su horrible casa. La esperó hasta que la hembra apareció a través de esas puertas viejas, oliendo aún a Alina y a sangre humana que él no reconocía. El cuerpo se le tensó, sus manos se hicieron puños con tanta fuerza que sus heridas se volvieron a abrir. Una minúscula gota de sangre cayó al piso, haciendo que Isadora reaccionara.
La hembra también tensó el cuerpo y Azriel supo que ya no esperaría más. Desenfundó su daga y corrió tras ella en un abrir y cerrar de ojos. La bruja intentó escapar, pero tropezó con su falda y cayó, golpeando su rostro aparatosamente en el piso de ropa. Azriel la tomó de los cabellos y la giró.
– ¿Dime por qué le hiciste eso? – Le preguntó con la voz fría, mientras sostenía la daga en su cuello. Isadora se quedó estática. Si se movía tan solo un milímetro, la daga de Azriel se introduciría en su garganta.
– ¿No haz hecho ya suficiente Shadowsinger?¿ahora vienes a matarme? – Dijo ella sin responder a su pregunta.
– Dime ¿cómo la obligaste? – gruñó y ajustó ligeramente la daga, haciendo que sangre brotara del cuello de hembra. Isadora en vez temer, rió, mostrando unos dientes llenos de sangre sucia.
– No eres un santo Shadownsinger, así que solo recuerda lo que hiciste, porque yo no la obligué. – Azriel no dejó de ajustar la daga e Isadora hizo un suspiro teatral. – Tu amada había desaparecido y para salvarla Alina tuvo que elegir entre dos futuros. En ambos elegías a la otra. – Habló, haciendo que la mano de Azriel temblara.
¿Ella había visto eso? Su corazón comenzó a sentirse culpable al recordar la conversación con Elain. Hasta la noche anterior, él la había elegido a ella.
– No te creo. Bryaxis y tu debieron...
– Estúpido Shadownsinger. ¿Crees que esa chica es tu otra amante? Alina no es ingenua. Ella sabe lo quiere y por eso decidió esto. Yo solo ayudé. – Azriel gruñó y tuvo que contener cada parte de su ser mientras escuchaba a Isadora burlarse.
Tomó aire con fuerza, cayendo en la cuenta que Alina era diferente y que efectivamente ella jamas sería como Elain. La hembra le había demostrado a lo largo del tiempo que necesitaba más protección que sus otras hermanas, que era delicada y frágil en muchos casos. Él había vivido esos últimos años, protegiéndola desde las sombras, acostumbrado a estar detrás ella en silencio. Pero Alina no era Elain y él había cometido el error de creer que eran iguales.
– ¿Por qué no le pediste otra cosa a cambio? ¿Por qué el vinculo? – Habló Azriel con tono de desesperación. Esta vez Isadora lo vio perpleja. Sus ojos de pulpo se agudizaron y luego se dilataron al entender. Solo pudo reír con fuerza, haciendo qué gotas de su boca cayeran sobre Azriel.
– Te mintió. Ella vino para que le quitara lo que sentía por ti, la única forma de hacerlo era quitándole sus recuerdos y el vinculo. Se lo dije y ella acepto. Su pago lo hizo Bryaxis, Alina no dio nada por mi servicio.
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Una Corte de Sombra y Estrellas
FanficUna Corte de Sombras y Estrellas cuenta la historia de Gwyn, Elain, Azriel y la misteriosa Alina. Una danzante de Arena que tiene el mismo rostro que la hermana asesinada de Rhysand.