Hermanos

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Alina

Apenas dijo eso, se sintió la tensión en la sala y supo que había sido una mala idea. Vio a Azriel, sintió su preocupación y luego vio a Rhysand, tenía la mirada fría y distante, tanto que Alina temió lo peor. Intentó recordar algún futuro en el que Rhysand la mataba, pero no vio ninguno, sin embargo, esa mirada demostraba todo lo contrario.

– A mi si me pareció una amenaza. – habló Rhysand, dejando a todos en silencio. – Y no voy a permitir que amenaces a mi familia sin tener ninguna repercusión. – Continuó y en menos de un segundo se acercó a ella, la tomó del hombro y la tamizó fuera de la sala.

Alina escuchó por un breve segundo el gritó de Azriel y luego sintió el viento en su rostro, golpeándola con violencia. Parpadeó dos veces y al fin reaccionó, dio dos pasos hacia atrás, alejándose de Rhysand y miró a su alrededor, estaban en una montaña de tierra roja y escasa vegetación. A lo lejos se veía Velaris.

– ¿Por qué diablos eres así? – Le preguntó Rhysand furioso, caminaba de un lado a otro como un animal enjaulado. Alina entendió que estaba manejando su enojo de esa manera. Quizás si no hacia eso, la terminaría dañando.

– ¿Comó?– Preguntó desafiante. Rhysand la fulminó con la mirada.

– Nos tratas como si fuéramos tus enemigos, cuando no lo somos. Maldita sea, estamos dispuestos a luchar por ti aún que no te conocemos. – Gruñó y ella sintió como él contenía su poder.

– Desperté en un mundo donde solo querían cogerme y utilizar mi poder. Sin amigos, ni un pasado que pueda darme luces de si fui una persona buena o esta personalidad de mierda es mía de verdad. Lo único que sé, es que ustedes no tienen malas intenciones, pero no se cómo comportarme con gente que no me quiere hacer daño.– Concluyó con la voz quebrada y las lagrimas contenidas. Rhysand suspiró en ese momento y relajó el cuerpo. Su magia desapareció, haciendo que el ambiente se sintiera menos cargado.

– Lo lamento Alina, debe ser duro no tener un pasado al cual aferrarse en momentos difíciles. – Alina lo observó en silencio. No sabía bien a lo que se refería, pero solo asintió con la cabeza.

– Yo lamentó estar a la defensiva. – Se limitó a decir. Rhysand asintió con la cabeza.

– ¿Es verdad o solo nos estabas queriendo asustar con ese futuro? – preguntó Rhysand. Alina se encogió de hombros y se sentó en la tierra, sin importarle que su traje se ensuciara o que las piedras duras le hicieran daño en la piel.

– Quisiera que fuera mentira, pero es verdad. He visto lo que ocurre y no se cómo manejarlo, cada que hago algo el futuro cambia y es muy frustrante porque Eros lo hacia ver tan sencillo. Es mi poder, pero ¿por qué no puedo controlarlo? – preguntó sin esperar una respuesta. Rhysand se sentó a su costado.

– Aprenderas con el tiempo

– No me queda tiempo. – Susurró y no pudo evitar que dos lagrimas cayeran por sus mejillas.

Desde que vio su final, se había negado realmente a pensar en lo que ocurriría, había intentando con todas sus fuerzas mantenerse ocupada y pensar en todas las cosas buenas que pasarían, todo para olvidar el hecho de que el futuro ya estaba escrito para ella. Rhysand la observó en silencio, dándose cuenta de lo que significaban sus palabras.

– No deberías de hacer esto sola. Déjame cargar ese peso contigo. – Habló Rhysand mientras se sentaba a su costado. Alina lo observó en silencio mientras se abrazaba las piernas. – Se que no te he dado motivos para confiar, pero tienes que iniciar en algún punto. Sino es conmigo, puedes hacerlo con Az.

– NO – Dijo rápidamente y luego intento relajarse. Azriel no podia saber lo que se avecinaba. Intentaría salvarla y ella no podía ser salvada. – Te lo mostrare a ti, pero no puedes mostrárselo a nadie, ni si quiera a Feyre. – Dijo ella. Rhysand frunció el seño y ella agregó – Por favor.

Una Corte de Sombra y EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora