Kalevi

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Alina

Las lagrimas caían por sus mejillas sin poder parar, pero a pesar del dolor, Alina sintió que parte del vacío en su pecho se había llenado.

– Te encontré en otra vida. – Susurró mientras miraba por su ventana, el cielo aun estaba aclarando en ese momento, pero aun podía ver algunas estrellas brillar.

Sintió un escalofrío en todo el cuerpo, pero no hubo tiempo de pensar en ese Azriel joven, ni si quiera en lo que haría con esa nueva información. En ese momento la puerta principal de su departamento sonó. Alina inhaló el aroma y descubrió tristemente que no era Azriel, sino Rhys.

Caminó hacia la puerta y simplemente la abrió. Vio a Rhys, peinado y bien vestido, con las manos en los bolsillos y la mirada penetrante.

– No te has cambiado desde ayer y veo...– Se quedó callado al ver que sus ojos estaban llorosos y que de seguro sus mejillas brillaban por las lagrimas porque ni si quiera habia tenido tiempo para limpiárlas.

– Tuve un mal sueño que creo que fue un recuerdo. – Habló Alina, dándose cuenta que no le volvería a guardar ningún secreto. Rhysand dijo que confiara en él y ella lo haría. Se hizo a un lado para que el macho entrara y se sentara en uno de los sofas color azul.

– ¿Cual fue? – Preguntó Rhysand, mientras ella se sentaba al frente suyo.

– En mi mundo hubo una guerra, Az estaba allí. Pero era un Azriel mas joven, quizás 16 o 17. Igual de valiente, pero sin cicatrices en las manos y con una familia que amaba tanto que decidió quedarse a pelear y morir con ella. Quise quedarme con él, pero la guerra estaba perdida y tuve que ir en busca de mi hermano para escapar. Creo que eramos herederos del reino, como tu. – culminó mordiéndose la mejilla interna. Rhysand botó todo el aire que tenía dentro de los pulmones y de pronto un vaso de alcohol apareció en su mano. Alina observó el vaso con sorpresa.

– Es mucho que procesar, esto me ayudará. – Se limitó a decir.

– También deseo uno. – respondió y el vaso ya estaba en su mano. Tomaron absolutamente todo el liquido amargo antes de hablar.

– Eso quiere decir que hay mundos donde nosotros vivimos otras vidas. Es increíble.

– Y aterrador. – Recalcó ella. No podia olvidar que en ese mundo Erin habia muerto de la peor manera.

– ¿Se lo diras a Az?

Alina asintió con la cabeza.

– Creo que tiene el derecho de saber que tu hermana estaba destinada a ser su compañera.

– Eso lo destruirá. – Se limitó a decir Rhysand.

– ¿Propones que guarde el secreto? – Preguntó con suspicacia

– No, solo digo que eso le destruirá, porque Erin hubiese sido una gran compañera para Azriel.

Alina no se sintió ofendida por el comentario. Simplemente deseó que las cosas fueran diferentes, porque al final de todo, Azriel sería siempre el más afectado.

– Bien, ¿para que viniste? – preguntó sin mucho animo de hablar. En realidad solo quería seguir durmiendo para ver si podía recordar algo más.

– Estuve viendo toda la noche los futuros que se vienen y llegué a la conclusión que los futuros máss alentadores son aquellos en los que sabes manejar muy bien tu magia y no solo tu cuerpo en combate. Así que yo te entrenaré. – Alina asintió con la cabeza, agradecida por el ofrecimiento.

– Bien, ¿Cúando iniciamos? – Rhysand sonrió lobunamente

– Ahora. – dijo mientras aparecía frente suyo un plato de avena con frutas y a su costado un traje de combate Ilyrio. Alina frunció el ceño.

Una Corte de Sombra y EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora