uno; entrevista

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Era mi segundo año de carrera y estaba totalmente arrepentida del camino que había tomado, pero arrepentidisima.

No se si el culpable era el frío que me ponía vaga y pensativa que mi cabeza era un loop constante de pensar las desgracias que últimamente estaba atravesando, mi cabeza solo repetía los sucesos lamentables de mi vida, ni siquiera buscaba una solución.

Con miles de problemas encima me dedicaba a llorarle a todo lo que estuviera a mi alcance,
universidad, parciales, mí desempleo y lo más destacable, mi ex.

¿Qué le costaba dejarme después de los parciales? Me tengo que turnar para llorar y me duele la cabeza.

Sinceramente era una mierda, por más que tenga mil cosas en las cual enfocarme, sigo mentalmente en esa ruptura y todo lo que llevó a ello.

Todavía lo veía en todas partes, escucho una canción y él está presente, veo cosas y quiero estar con él para mostrárselo, quería todo con él a pesar de todo lo que había sucedido.

Todavía quería, y no sabía si era un error lo que había pasado, no sabía si había hecho bien en dejarlo.

Estaba destrozada y me sentía culpable todo el tiempo ¿Y si me equivoque?

— Dios...— suelto un suspiro.

El punzón en mi pecho siempre estaba presente desde que todo se fue.

Estaba harta de estar destrozada y que los que me rodean toleren esto, que no me vean como antes.
Era una mierda todo, solo esperaba con ansias que este momento se acabara.

— ¿Quién me mandó a estudiar esta mierda?.— golpeo mis apuntes y dejo caer mi cabeza en la mesa de la cafetería totalmente rendida. Nuevamente me perdia en mis pensamientos, estaba siendo una tortura estudiar.

Escucho mi teléfono sonar y lo agarro para ver de quien se trataba. Era un mensaje de Martín: «Estoy yendooo».

Le respondo y empiezo a guardar mis cosas.
Me acerco a la caja para pedir unas tostadas para llevar, así se las daba a Martín.

Todo como ofrenda, Martin me había conseguido una entrevista de trabajo como fotógrafa por un tiempo, ya que el fotógrafo del club donde juega necesitaba un suplente. Sin duda acepté la oferta que me dio, necesitaba el trabajo y el curso de fotografía no lo hice para nada, era algo que disfrutaba hacer.
Hoy iba a acompañarlo a su entrenamiento para de paso tener una "breve entrevista".

Salgo a esperarlo y lo veo llegar en su auto.
Veo como baja el vidrio y suelto una risa al verlo con los lentes de sol puestos. El día estaba totalmente nublado, ni un rayo de sol salía por las nubes como para que los lleve puesto.

— Hace un montón no te veo tonta.— me sonríe y hago un puchero.

Hace mucho no nos veíamos, él estaba totalmente enfocado en los entrenamientos y tampoco teníamos mucho tiempo para los mensajes.

— Yo igual bobo.— respondo y me abre la puerta desde adentro y subo.

— Quédate a verme y sacame unas fotitos para Instagram, así tiro un poco de facha y ya que es viernes vemos que pinta.— me guiña el ojo.

— Me parece perfecto, hoy no quiero llorar de nuevo por los parciales que se me vienen.— suspiro.— ¡Uh! tomá.— me acuerdo y le doy mi ofrenda.— Para que comas después mi rey.

Él se rió y arrancó para dirigirnos hacia donde sea que me llevara.

Para ser sincera no quiero llegar tenía un leve presentimiento extraño.

— ¿Comiste?.— me mira por el rabillo de su ojo.

— Tome un café... Unos cuantos.— me sincero.

fulmini; julián álvarez | en ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora