diez; cagar a piñas

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En la noche les había mandado mensaje a Sofía y a Martín pero los dos ni se calentaron en responder. De todos modos no pensaba en insistirle algo a Martín cuando las cosas estaban de mal a peor y aunque me doliera... Él tenía que bajarle a los humos.

Entrando con un tupper en el brazo que claramente adentro había un pancho especial para Santiago observo a lo lejos a Julián, quería acercarme y comentarle que me había servido en lo que me ayudó pero un pequeño golpe en mi pecho impidió eso. Gracias a él que no pudo callarse estoy peleada con Martín.

Bufo para luego suspirar y veo a todos los chicos en ronda y saludo bajito que aunque haya sido así todos se giraron a devolverme el saludo.

Sigo mi camino hasta llegar del otro lado del banco.

Los chicos comienzan a calentar y yo comienzo con las fotos.

Todo el ambiente se sentía pesado, el día de hecho estaba gris y antes de que entrara estaba absolutamente soleado, sinceramente comenzaba a pensar que era algún tipo de oveja negra.

Cuando Santiago pasa adelante mío me dedica una sonrisa al ver el tupper, seguro ya se imaginaba lo que había adentro así que yo le devuelvo la sonrisa.

Al pedo la verdad, porque atrás venía Martín que sólo me miraba mal y ni se había inmutado en saludarme.

Ya me estaba fastidiando la cara de Martín porque nosotros no éramos de pelear, me dolía demasiado estar así con él pero también se estaba comportando como un idiota.

Cuando veo que tienen un receso me acerco a Martín para hablarle.

— ¿Enserio te vas a poner así?.— pregunto. Y él solo me ignora y empieza a tomar agua.— Bueno hace lo que quieras, yo no hice nada.

Escucho una risita claramente irónica de su parte y eso hace que mi cuerpo ardiera de la bronca.

Quería girarme y cagarlo a puteadas por andar actuando de tal manera pero eso sería más infantil de mi parte y claro que lo haría si estuviéramos solos, pero este no era el caso y me ardía completamente porque odio quedarme con el nudo en la garganta.

Comienzo a dirigirme nuevamente hacia el banco y Santi se me pone en frente sonriente.

— Tengo cinco minutos exactos para comer mi pancho, damelo.— habla emocionado y yo suelto una carcajada.— Y ponete en frente porque llegan a ver esto me cae una causa.

Él realmente estaba emocionado.

— Vení panchito.— camino hacia el tupper.— Todo tuyo golosina.— río al ver como abre el tupper para devorar en cuestión de segundos ese pancho.

— Ah bueno ¡Como activamos al toque por acá!.— escucho decir a algunos de los chicos.— Seguí así y no vas a ser menos que Cardona gordito,

Dios tené piedad por mí.

— Apuren chicos. ¡Ustedes cinco!.— el entrenador habla y apunta a Santi y otro más.— Se ponen el chaleco y juegan contra ustedes cinco.— apunta a Martín, Julián y otros.

Santiago comienza a toser y agarra su botellita de agua para tomar rápido de él. Me dice gracias y me devuelve el tupper para salir corriendo a ponerse el chaleco.

Se escucha el silbato y empieza el partido entre ellos. Yo mientras iba mirando las fotos que había sacado para ahorrarme tiempo entre borrar o no.

— ¡Dale Martín no flashes!.— escucho y alzo mi vista.

Martín estaba corriendo a Santi como un perro literalmente a una moto y veo como Martín lo pisa a Santiago para sacarle la pelota.

— ¡Martín tranquilizate es tu compañero!.— se escucha al entrenador.

fulmini; julián álvarez | en ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora