Capitulo Trigésimo Noveno: Mucho café

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Las cosas parecían mejorar conforme pasaban las semanas, la confianza de Hanji y Levi había crecido a un punto en el que estaban más cómodos llamándose pareja. Pues aunque al inicio todo era muy cuidadoso, ahora se permitían ser cariñosos y liberales el uno con el otro.

Pero por parte de Levi las cosas eran así solo a puertas cerradas: él no era una persona que supiera como expresar su cariño. Era joven, no tenía experiencias en relaciones amorosas y nunca había experimentado tener un cariño por alguien tan serio. Últimamente estaba en conflicto intentando entender el rumbo que estaba teniendo su vida. Todo estaba avanzando muy pronto y se volvía un tema serio a tratar, y aunque él creía que no se arrepentía de sus acciones, estaba dudando de si habían sido una buena toma de decisiones, temía que en un futuro le afectaran en un sentido externo y no solo sentimental. Era muy joven para estar casado, ¿no es así? Tenía solo 19 años y casarse implicaba mucha responsabilidad. Amaba a Hanji, no había duda de eso, y sentía que en ningún momento quería estar lejos de ella, pero el miedo de no haber hecho las cosas bien le hacían sentir incomodo respecto a su estado civil. Por lo que solo podía ser amoroso con Hanji en casa, esos momentos en el que nadie le estaba viendo y no lo podían juzgar. Sentía una pena enorme de pensar que no estaba dando una buena impresión, además no quería que todos vieran como su esposa era su debilidad y como podía caer a sus pies en unos pocos segundos.

De igual forma los pensamientos de Levi no habían afectado a su relación aun. Cada momento que estaban juntos en casa, Levi no podía evitar caer rendido ante la emoción de tener a aquella mujer en su vida, por lo que aprovechaba cada momento del día para llenar su rostro de besos y abrazarla cada que tuviera ocasión, realmente se había dejado llevar.

Por otro lado con Hanji pasaba todo lo contrario. Al recibir amor de parte de su marido todo el tiempo en casa, olvidaba estar pegada a él y en realidad se centraba mucho en su trabajo y en seguir con los planes de su casa. Mientras que cuando estaba en público aprovechaba cualquier momento que tuviera para ser tierna y expresar su amor que tenía todo el tiempo. Además de que se sentía relajada el pensar que se había casado tan joven, pues sabia que si se centraba en sus estudios ya no sería molestada por sus amigos o familia en que se quedaría solterona por estar metida tanto tiempo en los libros. Por lo que disfrutaba de su relación en ese momento y no se preocupaba pensando cosas innecesarias como lo hacía Levi.

Fuera de todo estaban cómodos de dedicar sus días a su relación y a su futuro. Y cuando podían visitaban a su familia, pues esperaban que así las cosas se calmaran entre ambas familias y se acostumbraran a su relación. Así fue aquel día a mitad de julio, en el que llegaron a casa de Kuchel lo más temprano que podían, a las 8am. Pues si bien ahora Kuchel no tenía doble trabajo que le impidiera estar en casa, cuando ella llegaba, Levi ya se había ido al suyo. Por lo que no quedaba de otra más que reunirse a desayunar para que aquella madre e hijo se vieran al menos unos pocos días de la semana.

Pero lo que no sabía Kuchel es que su hijo venia muerto de sueño. Pues las últimas semanas estuvo trabajando hasta la hora de cierre.

–Pero cuéntenme como han estado las cosas en casa, ¿han estado comiendo bien? –preguntaba Kuchel mientras servía el desayuno en la pequeña mesa que aun tenía en casa.

–He estado haciendo mi esfuerzo para cocinar –dijo Hanji, sirviéndose algo de café a ella y su esposo desde la cocina –Pero la verdad es que como no era algo que hacia comúnmente, se me complica darle un buen sabor.

–Es cuestión de práctica. Levi no se acuerda porque era muy pequeño, pero yo dure muchos años cocinando horrible. Estaba acostumbrada a que mi tía me hiciera de comer y lo único que se me daba bien eran los desayunos.

–Pues aún tengo que practicar mucho, deberá pasarme algunas recetas –dicho aquello, Hanji le paso una taza de café negro a Levi.

–Gracias, Hanji –respondió él al recibir la taza de café –Pero no te dejes engañar, mamá. Hanji cocina realmente bien, pero es demasiado perfeccionista para darse cuenta.

Espantapájaros Amoris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora