Ya en el mes de Abril, en el séptimo mes de matrimonio del par de jóvenes, se encontraban como cualquier otro día en la sala de estar de la casa. Levi como era común de él, hacía zapping en la televisión con esperanza de encontrar algún programa clásico que fuera de su interés, mientras que Hanji, con su computadora en las piernas, escribía con gran rapidez sin dejar de ver la pantalla de la portátil. Hacía ya 3 semanas que le habían concedido una sección en su revista informativa de educación preferida, y bien era sabido por la chica que no era cualquier cosa, por lo que cada semana daba lo más que podía de si misma para presentar un informe completo y fácil de leer para cualquier persona; eso ultimo lo comprobaba pidiéndole a su esposo que lo mirase antes de entregarlo, si lograba comprender el tema estaba perfecto.
Algo que se debía comentar sin pena era la continua paz que estaba sintiendo la mujer consigo misma. Pues los últimos meses se había sentido completamente acabada; su vida había dado un camino que ella no había planeado pasar, algo que no estaba dispuesta a tomar, pero lo que tuvo que enfrentar con la frente en alto y los pantalones bien sujetos. Y si bien era capaz de decir que todos los obstáculos que tuvo que enfrentar los últimos meses pudo sobrellevarlos, en el fondo sabía que no estaba bien consigo. No era algo difícil notar para Hanji que ya no era la misma chica que había sido el año pasado. La calma con la que había vivido toda su vida, su buen humor ante situaciones difíciles, su risa y su alegría se habían ido cuando sus padres se encargaron de encerrarla en un mundo donde no le apetecía vivir. A pesar de vivir con sus padres y que la mayoría de sus recursos fueran dados por estos, ella se había sentido una mujer independiente desde corta edad, no le temía a los problemas e intentaba mostrarle una buena cara a todos. Sabía disfrutar de la vida sin miedo.
Pero todo había cambiado después del "si acepto".
Intentaba ocultarlo incluso para ella, se negaba a aceptar que había dejado ir su felicidad. Pero el coraje y la tristeza crecían dentro de ella una y otra vez. Estaba molesta todo el tiempo, con su familia, con su nueva falsa pareja y consigo misma, le hacía sentir una tonta el pensar que no había podido defenderse por sí misma, y sus días consistían en echarle la culpa a los demás por todo su presente. Y todos esos pensamientos, aquellas sensaciones desagradables estaban presentes en su día a día. Pasaba demasiado tiempo sola, sin ningún pasatiempo que de verdad le gustase. Cada día miraba la televisión por horas, comía de más algunas veces y en otras no se llevaba ni un bocado a la boca, cada que Levi se iba al trabajo ella subía a su habitación a dormir más horas y algunas noches no pegaba ni un ojo. Estaba fastidiada, sin ganas de seguir adelante y solo esperando que su año se terminase, volver a encontrar aquello que amaba, volver a disfrutar de sus días con gozo. Y fue así cuando se le cedió su sección en la revista. No era algo que ella en algún momento hubiese anhelado en su vida, ni siquiera pensó bien lo que hacía antes de enviar uno de sus ensayos, pero el ser reconocida, el tener algo que hacer, saber que se tiene que concentrar y hacer algo que tome su tiempo fue lo que le hizo cambiar, había encontrado algo que le animara, que le hacía sentir que de nuevo las cosas iban bien. Recibía buenas críticas, muchas felicitaciones por parte de amigos y familiares, tenía atención porque sabía que estaba haciendo bien las cosas, y el que la gente se lo dijese una y otra vez que le estaba yendo bien le hacía sentir que era real, que su suerte había cambiado y que a partir de ese momento las cosas serían diferentes. Y quizá la constancia por parte de su marido ante su trabajo le hacía sentir aún mejor. Ella entendía que el joven no era una persona interesada en aquellos temas y mucho menos con el conocimiento, pero cada semana se tomaba el tiempo de ver por ella. Preguntar cómo iba, si había algo en el que el pudiese ayudar, y sin esperarse, cada semana tomaba prestada la edición de la revista de la chica y leía el artículo, miraba con detalle cada sección de la página para después comentarlo con la chica.
Aquella atención le hacía sentir bien.
Entendía de una vez por todas que él estaba en la misma situación que ella. Y cada tarde que estaba junto a él, ya sea en el desayuno, en la sala de estar o cuando se dan las buenas noches, la mujer pensaba una y otra vez "¿Cómo se sentirá él?". Entendió que si nadie se había percatado de los sentimientos y pensamientos que tenía la mujer, era posible que el chico estuviera pasando por la misma situación. No le conocía del todo pero parecía ser una persona de pocas palabras, lo que le hacía creer una y otra vez que quizá estaba igual o peor de mal que ella.
Y fue así, con un simple empleo en de redacción en una revista como se dio cuenta que era momento de ser madura, de crecer y aprender a superar las cosas. Busco una manera de dejar su coraje de lado, no echarle la culpa a nadie y ser fuerte para cuidarse a sí misma. Por lo que, mientras se ayudaba a sentirse mejor, a la vez intentaba crear un mejor ambiente para Levi. Buscando maneras de hacer que se sintiera bien al lado de ella, de crear una sensación de comodidad y hogareña cada vez que estaban juntos.
Ella pensaba que le estaba ayudando. Que sería el apoyo para el joven. Pero realmente estaba nuevamente ayudándose a sí misma. Pues aquellas sensaciones que el joven le hacía pasar se agrandaban cuando estaban juntos pasando un buen rato, era un buen sentimiento que tenía al estar a su lado, estaba tranquila y feliz, y aunque no quería aceptarlo y quizá no sabía porque, estaba ahí, y día con día buscaba diferentes maneras de que el joven y ella estuviesen juntos, sin hacer nada en particular, algunas veces sin hablar, pero juntos, pues el corazón de ella sentía una enorme calidez, aunque ella se encargaba de engañarse a sí misma pensando que era compasión por el joven cuando en realidad era un fuerte cariño, que crecía cada vez más.
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Espantapájaros Amoris.
FanfikceLa afinidad, amistad e incluso el amor es algo que surge con el tiempo, no se puede simplemente forzar. Sin embargo, muchas veces la gente no le molesta perjudicar a terceros. Levi y Hanji son dos jóvenes de solo poca distancia de edad. No habían...