Los últimos meses todo se había vuelto más cansado pero tan rutinario para el par protagonistas de la historia. Se habían acostumbrado completamente el uno con el otro de una manera indiferente. Si bien su relación no era digna para un par de mejores amigos había mejorado notoriamente en comparación a semanas antes. Pues habían pasado de tener peleas cada 10 minutos a incluso poder mantener conversaciones amistosas de vez en cuando; e incluso estaba comenzando a ser notado por los padres de ambos, los cuales no sabían si el par estaban simplemente actuando ante la gente fuera de esa casa o si de verdad estaban comenzando a llevarse lo suficientemente bien como para vivir en paz.
Pero detrás de toda su buena relación estaba una extensa capa de incomodidad puesta en ambos. Pues bien Hanji seguía sin estar completamente cómoda de vivir con alguien a quien no quería, a pesar de que en veces estaba comenzando a disfrutar un poco más de su presencia. Ya que aquel día en el que el par habían tenido un encuentro un poco, fuera de lugar, había cambiado todo en ambos. Había hecho que su relación progresara más rápido que en el tiempo previo a aquella fecha, había eliminado todas las peleas pues el azabache intentaba encontrar un punto en donde las cosas no le molestasen a ninguno de los dos, y sobre todo había creado un extraño sentimiento en el par. Pues habían demostrado un lado de su intimidad que pensaban que el contrario no era digno de ver e incluso que ellos mismos no estarían cómodos con la idea de mostrarse de esa manera entre ellos.
La castaña intentaba borrar de su mente completamente aquel día para evitarse más momentos y pensamientos desagradables, pero aún no lo lograba completamente haciendo que en veces se sintiera avergonzada de sus decisiones.
Por otro lado el de tez clara no podía sacárselo de la mente. Había tenido algunas fases sobre lo que ese viernes había causado en él. Comenzó asqueándole la idea completamente, pensando en cómo ella era una mujer desagradable y negándose que aquello hubiese ocurrido; después comenzó con una fase de negación sobre su propia excitación del momento pensando que quizá lo que le había puesto así había sido la chica con la que estaba a punto de tener un encuentro el rato anterior. Y después de unos meses, para ser concretos en Noviembre, llego la fase que se quedaría con él pensase lo que pensase: el anhelo de repetir aquella ocasión.
Le dolía pensarlo, su orgullo era atacado por sus propios deseos cada vez que lo pensaba. Pero la pura verdad para el azabache era que realmente le había embrujado en cuerpo y alma. Anhelaba sentirla completamente de nuevo, ya que realmente lo había disfruto, y más que solo el encuentro, la había disfrutado a ella.
Había comenzado a intentar recordar aquella noche cada día con la única intensión de que no lo olvidase. Temía perderse cada detalle pero sobre todo temía no poder sentirse de esa manera de nuevo. Pues si bien la chica no le atraía de una manera romántica, al igual como había pasado con Petra, su cuerpo le había hipnotizado como si de una poción se tratase. Pero sobre todo, lo que más había extrañado en los últimos dos meses que el chico resistía aquellos placeres, era poder besar los labios de la castaña. Pues aun con su poca experiencia podía saber que aquellas carisias serían las mejores que sentiría alguna vez en su vida. Con tanta delicadeza de no cometer un error, con una suavidad que nunca había sentido antes y con una honestidad que le confirmaban al azabache de que las intenciones de la mujer ese día no eran malas.Pero se había resistido, no había abierto la boca, sabía que no era buena idea. Pues no estaba seguro de que opinión tenía la mujer ahora sobre él, pues a pesar de que era realmente notorio que ahora le agradaba un poco más, no sabía si solo fingía y en el fondo realmente lo odiaba. Ya que ella estuvo a punto de besarle y él la rechazo de la peor manera posible.
-¡Ya estaban comenzando a tardarse! -La madre de Hanji no era la mujer más dulce del mundo. Y mucho menos al saber que tenía que verse forzada a invitar a dos personas que no le agradaban a su tranquila fiesta de Navidad.
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Espantapájaros Amoris.
FanficLa afinidad, amistad e incluso el amor es algo que surge con el tiempo, no se puede simplemente forzar. Sin embargo, muchas veces la gente no le molesta perjudicar a terceros. Levi y Hanji son dos jóvenes de solo poca distancia de edad. No habían...