La mañana siguiente las cosas continuaron de manera normal en el rancho Ackerman. Kuchel tuvo que ir con su hijo a tocar la puerta de la habitación, al igual que como lo había hecho unos meses atrás, pues ya era bastante tarde y no veía señal del matrimonio. Eran quizá las 10:13 cuando Levi se paró a abrir la puerta de la habitación, pues su madre ya tenía varios minutos tocando, impaciente de que su hijo no pudiera despertarse para el desayuno de cumpleaños de su bisabuela.
Ahí miro a Levi, con la cara completamente hinchada, el cabello despeinado y los ojos aun cerrados de tantas lágrimas y lagañas que tenía por todos lados. Kuchel no tuvo que asomarse gran cosa, pues se podía ver nuevamente a Hanji dormida como si nunca hubiera llamado a la puerta. La diferencia era que esta vez, Hanji tenía medio cuerpo fuera de la cama.
Era un buen momento para actuar como la madre que era, así que sin tomarle mucha importancia comenzó a regañar al par de jóvenes desde el marco de la habitación, lo que hizo que Hanji despertara asustada y comenzaron ambos a preparar sus cosas para vestirse. Eran muy importantes los abuelos de Kuchel para ella y no podía faltar al desayuno de cumpleaños de una de las personas que más quería.Así que en menos de 20 minutos ya estaba el par de recién casado en el comedor de la casa. Era una habitación grande, bastante larga. Pero la mesa no solía alcanzar para todos los invitados, había ocasiones en los que tenían que poner varias mesas alrededor para poder disfrutar todos juntos. Pero esa no era la ocasión, ya que la cantidad de Ackerman en la propiedad era muy poca en comparación a otras fiestas. Kuchel sentía un amor-odio por aquel grande comedor, recordaba haber desayunado sola muchas veces en el lugar. El gran tamaño de la habitación hacia que se volviera frio y triste en momentos.
Pero aquel día sintió felicidad, no solo por poder ver a sus abuelos aun animados en los cumpleaños, sino porque podía estar de nuevo ahí con su hijo. Esperaba que pronto varios recuerdos amargos se volvieran una experiencia dulce, pues era lo que generaba Levi en ella: no importaba que tan mal hubiera sido todo o en qué momento tan bajo se encontrara, pues la felicidad que le daba tener un hijo del cual pudiera sentir orgullo cada día, hacía que todo se volviera positivo para ella.
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Pasado el medio día comenzó una actividad que estaba desde que Kuchel era una niña, era algo típico de celebrar en los cumpleaños de sus abuelos. Ya que como era usual que llovieran regalos, los niños debían de aportar algo, pero al ser demasiado pequeños para conseguir un obsequio, sus padres escondían pequeños dulces y accesorios en cajitas por toda la propiedad, para que los niños pudieran buscar y regalar de parte de ellos. Fue algo triste pensar que Levi no había podido ser parte de una actividad tan linda cuando era pequeño, aunque Kuchel pensaba que quizá él no hubiera sido un niño muy optimista a la hora de jugar, como había muchos en el lugar, que había heredado el mal humor de la familia y solo caminaban molestos por el área.
Pero Kuchel no tuvo que hacerle ese comentario dos veces a Kenny, pues en cuanto él se dio cuenta de la verdad en las palabras de su hermana menor, mando a Levi a cuidar de los niños que buscaban obsequios; así podían relajarse los padres unas cuantas horas de ellos, animar a Kuchel y sobre todo hacer molestar a Levi, que aunque argumento para no ser mandado, al final termino haciendo lo que le pedían por petición de sus primas y tías madres de los niños.–Creo que Levi se ve muy feliz con los niños –dijo Uri mientras miraba como a su sobrino lo jalaban y empujaban pequeños no mucho más bajos que él. –Espero que un día pueda tener varios hijos que lo hagan feliz también –Aunque no era una persona que hablara mucho, se sintió en la confianza junto a su cuñada y sobrina política.
–Quizá sé le dé bien, pero aun somos muy jóvenes como para pensar en eso –comento Hanji en respuesta, sin sentir ningún tipo de vergüenza al verse involucrada en el tema de forma indirecta.
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Espantapájaros Amoris.
FanfictionLa afinidad, amistad e incluso el amor es algo que surge con el tiempo, no se puede simplemente forzar. Sin embargo, muchas veces la gente no le molesta perjudicar a terceros. Levi y Hanji son dos jóvenes de solo poca distancia de edad. No habían...