𝗣 𝗜 𝗥 𝗢 𝗣 𝗢 𝗦▕ Tᴏᴅᴏʙᴀᴋᴜ

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—Amor de mi vida, ¿Dónde estás mi cielo?–. Mandaba un audio por décima vez en la mañana.

Katsuki no respondía, ni a sus llamadas o a su habitación. Acostándose de cabeza en su cama mandaba audios cada cinco minutos.

—Quizá este con la señora Mitsuki–. Dijo Izuku, quien estaba a su lado leyendo un libro.

—No lo creo. El solo parecía gritarle a... ¿Una bruja?, Eso creo, bueno, está mañana le estaba gritando–. Dijo Asui con un dedo en su barbilla.

Ochako y Jiro asintieron.

Shoto e Izuku voltearon a verse. Asintiendo.

—Definitivamente está con su madre–. Dijeron ambos.

Los demás asintieron de igual manera.

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Habían pasado algunas horas y Katsuki aún no llegaba.

El bicolor había llamado a sus suegros, para preguntar si Katsuki estaba con ellos, a lo cual negaron.

Preocupado decidió salir a buscarlo. Mientras se colocaba su abrigo mando otro audio a Katsuki.

—Mándame tu ubicación que quiero saber dónde está mi tesoro.

Hecho esto, salió de ahí.

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Corriendo por las calles, y, al ser atardecer el clima estaba bajando.

—¡Katsuki!–. Por fin se permitió estar en tranquilidad, pues vio al rubio con una bolsa en sus manos, mientras veía el suelo con una mirada neutra.

Se acercó a su lado, con su nariz algo roja, y sus manos un poco frías tomo su rostro.

—Katsuki, ¿Dónde estabas?. Me tenías preocupado, ¿Si quiera leíste mis mensajes?–. Preguntaba mirándolo con preocupación.

—Si...los leí y, escuché todos y cada uno de ellos-. Contestó, alzó su vista viendo absoluta preocupación reflejada en los ojos de Shoto–. ¿Cuando dejaras de ser tan cursi?. Algún día me dará diabetes por tu culpa, imbécil–. Dijo Katsuki comenzando a reir.

Está vez a Shoto no le importo. Se preocupo demasiado por su pequeño erizo, permitiéndose tomarlo en sus brazos.

—No hagas eso de nuevo...–. susurro en su oído apretando más el abrazo.

Katsuki dejo de reír.

—Quizá vuelva a hacerlo–. Contesto separandose un poco de los brazos de Shoto, tomando su rostro para besarlo.

¿Dónde están, los buenos hombres?

Ya les dije adiós

¿Dónde encuentro un Hércules, de la batalla en vos?

Caballeros ya no hay, montando su corcel

Al dormir, mis sueños lo traen

Solo quiero verlo a el

¡Dale!