Capítulo 7 «Thiago»

145 20 6
                                    

—¿Es en serio, primo? Me pones en una situación embarazosa. Ni que fuera tan malo.

—Pero tampoco eres un ángel del cielo, Da Silva. Apártate de mi novia. Te lo advierto.

El aludido sonríe con sorna ante la amenazada del mayor de los Gray, levanta las manos en señal de rendición y se retira por donde mismo vino.

—¿Qué fue eso? —pregunto en susurros.

—Solo voy a pedirte un favor. No. Te acerques. A él.

—¿Puedes explicármelo o tengo que preguntar en otro lado? —Enarco una ceja.

—Solo puedo decirte que Thiago no es bueno.

—Eso mismo me dijeron de ti y no habías ni entrado al colegio —rebato y él resopla frustrado.

—Te explico más tarde. —Coloca su mano en mi mejilla y la acaricia con el pulgar—. ¿Confías en mí? —Asiento sin entender su pregunta—. Gracias.

—¿Todo bien? —interviene Javier.

—Sí —responde mi chico—. Pequeña, ¿quieres ir al invernadero?

—¿Hay un invernadero aquí? —pregunto, pero sabía que era para cambiar el tema de conversación. Algo raro se está cociendo aquí y no me gusta para nada el olor.

—Javier, ¿puedes llevarla?

—Pero creí que iría contigo —protesto y hago un puchero.

—Tengo que ocuparme algo. —Me da un casto beso en los labios—. Te quiero. —Asiente hacia Javier y se retira con paso lento y hombros tensos.

Javier y yo salimos del enorme salón y caminamos hacia el patio central. La noche es tranquila y el aire sopla con suavidad. La luna ilumina las cuatro estatuas del jardín principal.

—¿Estás bien? —pregunta mi compañero.

—No. —Suspiro preocupada. Atravesamos una puerta debajo del ala de los chicos y con paso lento, caminamos por un largo pasillo. Las paredes son transparentes y agua artificial corre por ellas—. ¿Cómo sabes de este lugar?

—Estuvimos buscando a Brandon, el halcón de Lester, durante un par de horas, y lo encontramos en el invernadero. Bajarlo del roble no fue nada fácil —añade sonriendo y llegamos a unas puertas transparentes. Javier las abre hacia ambos lados y frente a mi tengo un invernadero inmenso.

En el centro hay un árbol inmenso. Abro los ojos al reconocer el enorme Fusion Giant. Mide al menos unos 113 metros de altura y casi cinco metros de diámetro. Es tan alto que el techo acristalado en forma de cúpula del invernadero llega al 85 por ciento del tamaño de semejante árbol. Alrededor de él hay varios sauces llorones y robles frondosos.

Flores de todos los tamaños y colores están esparcidas en el interior. Helechos, hidras e incluso plantas de hojas grandes de las que no tengo conocimiento. El camino frente a nosotros se divide en cinco y estos cinco en otros más de baldosas de un metro de ancho. La vida aquí late como nunca antes he sentido. Escucho el sonido de una sonrisa a mi lado.

—Cuando Chris nos mostró este lugar, pensó inmediatamente en ti.

—¿De verdad? —Comenzamos a caminar en un pequeño camino por la derecha.

—Dijo que pondrías esa misma cara cuando lo vieras. Por lo visto acertó.

—Este lugar es fantástico —añado mirando a mi alrededor.

Encontramos un banco de mármol y descansamos unos segundos sumidos en un silencio neutral.

—¿Qué ocurre?

El Quinto Elemento (Elements II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora