Capítulo 28 «Recordando el pasado»

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Demasiado ejercicio en el gimnasio me dejó agotada. Caí muerta en la cama y un baño de agua caliente apenas relajó mis músculos.

—Buenos días —dice una voz cerca de mi oído.

—Ginger, estoy muy cansada. —Cubro mi cabeza con la manta.

—Esa no es nuestra culpa, cariño —habla Tony, colándose bajo la manta y toca mi cara con su pata—. Ustedes decidieron quedarse hasta bien entrada la madrugada.

—Vamos, Allison. Tienes que ir a desayunar —añade su hermana sacando la manta de mi cabeza.

Bufo y me siento en la esquina de la cama. Los rayos del sol tocan mi espalda suavemente y el aire se adentra por el balcón con lentitud. El sonido suave de los pajarillos llena mi habitación, y el correr y caída del agua de la fuente es tranquilizante para mis oídos

—Ya voy.

Me levanto de la cama con pereza y estiro mis brazos. Hago un gesto de dolor por los músculos atrofiados.

—Ve a darte un baño. Nosotros nos encargamos de la ropa —añade Tony.

—¿Nosotros? Creo que conjugaste más la palabra, hermano. Yo de eso no sé nada.

—Eres una inculta, Ginger —comenta él, divertido.

—Mucho cuidado, Tony, que soy la mayor.

—Mayor, mis patas, hermana. Los dos nacimos al mismo tiempo.

Ya comenzaron a pelear de nuevo. Sonrío y entro al cuarto de baño. Unos minutos después estoy envuelta en el albornoz y mirando hacia el desastre encima de mi cama. Ginger y Tony han revuelto todo el armario y sacado la ropa hasta mi cama.

—¿No se suponía que me ayudarían a escoger? —Coloco mis brazos en forma de jarras.

—Tony no se acaba de decidir —explica su hermana, señalándolo.

—¡Y tú no me ayudas en nada! —Protesta él con las patas hacia arriba pidiendo ayuda divina—. Señor mío, compadécete de mí. ¿De tantas ardillas en camino, me tuvo que tocar justamente ella? —Su hermana rechina los dientes y gruñe.

—Wow, a eso lo llamo un desastre de vestuario —dice Brenda desde la puerta—. Chicas, tiempo de ayuda —añade por encima de su hombro y detrás de ella entraron Lilith, Talia y alguien más.

—¿Alice? —Sonrío confundida—. ¿Qué haces aquí?

—Hoy es la fiesta de cumpleaños de Celine —explica ella—. Toda la casa es un hervidero de personal caminando por todos lados.

—Es mejor que nos pongamos a la mano con esto —interviene Talia señalando con el mentón hacia la montaña de ropa en mi cama—. Eso de miedo.

—¿Recuérdame por qué trajiste tanta ropa el fin de semana? —pregunta Lilith, divertida, y le lanzo un almohadón. Ella es la culpable de tanta ropa en la maleta.

—Vamos, muchachas. —Tony da dos palmadas en el aire—. Tiempo de poner hermosa a mi niña Allie.

Todas sonreímos y como dijo Talia, nos pusimos manos a la obra. Media hora después estoy lista. Me decanté por unos jeans ajustados, una camisa de hilo blanca, las vans grises, y el cabello suelto. Un sutil maquillaje de parte de Lilith, y como nueva.

—Me encanta como te queda —dice Brenda cruzándose de brazos en el pecho.

—Pero eso es obvio, querida —añade Tony—. Talia y Alice tienen muy buen gusto.

—Muchas gracias, Tony —comentan las aludidas al unísono y nuestra conversación es cortada por los toques en la puerta.

—Adelante —contesta Ginger.

El Quinto Elemento (Elements II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora