Capítulo 11 «El laboratorio»

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—Yo voy por los bocadillos y el café. Nos vemos en la oficina de Karen en media hora.

—Te acompaño —se ofrece Javier y salimos de mi habitación.

La cafetería está completamente vacía. Solo está la chica que atiende los pedidos.

—Ocho bocadillos y ocho tazas de café para llevar, por favor.

Ella prepara el líquido oscuro con rapidez. Nos conoce bastante bien a pesar que solo hemos estado aquí dos días.

—Yo me encargo del café —dice mi compañero tomando la bolsa con el líquido oscuro—. Voy en busca de las chicas. Nos vemos.

Besa mi mejilla y sale del comedor con paso firme. Al recoger los bocadillos, me giro y choco con un pecho duro.

—Cuidado por donde vas, Allison,

—Hola, Thiago. —Cuando intento bordearlo, me agarra por el brazo—. ¿Qué estás haciendo? Suéltame.

—¿Cuántas veces?

—¿Perdona?

—¿Cuántas veces estuviste con Christopher para que dejara a Alice y la abandonara en nuestro colegio? —Me zafo de su agarre con fuerza y dejo la bolsa con los bocadillos en la mesa-barra. La chica sale de allí por una puerta al fondo.

—¿Cuál es tu problema, Thiago? ¿Qué quieres ahora?

—Solo quiero saber.

—Ese no es problema tuyo. —Enarca una ceja y yo frunzo el ceño.

—No me lo puedo creer —dice finalmente y comienza a reír—. Ese chico aún no te ha tocado.

Aprieto el puente de mi nariz asqueada de todo esto. Thiago me estaba cabreando a lo grande.

—Está perdiendo el estilo. Pobre niña tonta. La vida de Christopher Gray era más interesante en este colegio.

La rabia comienza a hervir en mí. El aire atraviesa las ventanas con fuerza volcando algunas sillas y mesas a su paso. La vidriera detrás de la mesa-barra tiembla y el café en la cafetera se mueve con violencia.

«Cálmate, Allison», pienso cerrando las manos en puños.

Su sonrisa socarrona me está quitando el último pedazo de paciencia que tengo. Mi cuota por hoy está casi cubierta.

—Lo que hizo Christopher en su vida pasada, no me interesa. Entiéndelo de una vez —digo esta última frase con los dientes apretados—. No sé lo que quieres, no sé lo que pretendes, pero te advierto una cosa. —Me acerco a él y empujo su pecho con el dedo índice—. No me tientes, Da Silva. Puedes pasarlo muy mal.

La puerta se abre a mis espaldas golpeándose con fuerza contra la pared. El aire en la estancia se vuelve cada vez más violento.

—Tengo un carácter del demonio cuando tocan lo que es mío y me estás haciendo enojar como no te imaginas. Déjanos a mí y a Chris es paz.

—Allison —interviene Javier y siento su apretón en mi hombro. Es hora de parar, así que comienzo a calmarme—. ¿Estás bien? —pregunta él con voz agitada. El aire cesa y todo se calma.

—Nada que no pueda resolver —contesto con los dientes apretados mirando a Thiago fijamente y tomo la bolsa con los bocadillos. Su sonrisa socarrona no deja sus labios—. Nos vemos.

—Nos veremos pronto, Allison.

Salgo del comedor pisando fuerte y con ganas de romper lo primero que tenga frente a mí.

—¿Qué pasó?

Javier me detiene del pasillo y algo toca mi pierna. Miro hacia abajo y choco con un par de ojos negros saltones bañados en lágrimas. Suspiro al ver la ternura del mapache, así que le entrego la bolsa a su dueño y abrazo a la bola de pelos.

El Quinto Elemento (Elements II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora