Capitulo XXXVI: Secuestro 1.1

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Entre lágrimas dejo la carta encima de la mesa
de noche sin hacer ruido mirando al joven que descansaba y dormía tal cual piedra en medio de la cama. Suspiró limpiándose los ojos para después ir hasta el cuarto donde ella descansó esos días, mientras Namjoon dormía en el piso.
Inconscientemente sonrió al recordar al abogado y como hacía de todo con tal de no incomodarla.

La sonrisa se borró pronto al recordar que tenía que irse, un auto la esperaba afuera y debía salir antes de que llegara Nam.No tenía que llevar nada, pero aún así cambió sus ropas. Siempre se vestía con faldas largas y suéteres, pero con Dong Yul esa ropa le daba inseguridad, no quería que abusara de ella.

Tomó un pantalón para nada ajustado, una camiseta y encima un suéter holgado, mientras más cubierta estuviera era mejor. No le importaba si iba bien o no.Fue hasta la cocina, saco un pequeño cuchillo, buscó la cinta y lo pegó alrededor de su pantorrilla escondiéndolo con su pantalón. Se suponía que tenía que salvar a Haneul no podía ir a suerte y confiar en que no le hicieran nada.

Caminó hasta la sala y se colocó su típico par de manoletinas, al salir efectivamente un caro negro estaba estacionado frente a la otra calle. Tomó aire y se obligó a mantenerse firme, no podía derrumbarse y menos ser débil, cuando siempre le había molestado sentirse así.

No sabía cómo lo haría, pero viviría, por ella, porque tenía ganas de vivir, ya había conocido lo que era un poco de la libertad, quería disfrutarlo más tiempo y si era posible ser feliz al lado de su alma gemela.

Subió al auto y la condujeron hasta un lugar de Seúl totalmente descampado y donde solo podía ver una construcción parecida a un almacén. Y lo que siguió después de que ella saliera del auto ya se sabía.




— ¿Qué es lo que quieres de mi Dong Yul? — le preguntó Haeri con el labio sangrando

Luego de la bofetada que le dio a su aún esposo, como esperaba, él le devolvió el golpe aún más fuerte. Y es que Dong Yul jamás pensó que ella se revelaría de esa forma y siquiera fuera capaz de levantarle la mano, por eso no se quedó de brazos cruzados y la arrastró hasta el gran almacén donde se escondía, la amarró de pies y manos y la maltrató como solía hacerlo en casa, descargó toda su furia contenida porque tal vez así recordaría que debía respetarlo.

Contrario a lo que espero Haeri no derramó ni una sola lágrima, solo leves quejidos conteniendo las ganas de gritar y eso solo lograba irritarlo más. La pelinegra no parecía doblegarse y hasta era capaz de hablarle con altanería.

— Te quiero a ti — contestó ya dejándola tranquila y solo acariciando sus rojas mejillas — ¿Cómo es que pensaste que podías ser infiel, traicionarme y no pagar las consecuencias?

— Ya no te tengo miedo... — musitó algo débil — deje de temerte desde hace mucho. — dijo Haeri tomando con fuerza su vientre, las patadas dadas en ese punto, muy fácilmente le rompieron unas costillas, le dolía, pero no se quejaría — Prefiero morirme antes de seguir a tu lado, mátame, me harías un favor.

Han la miró apretando sus labios y se contuvo a si mismo para no volver a golpearla, por ahora solo se encargaría de sus asuntos y en como salir de Seúl cuando la policía lo estaba buscando por todos lados. Aún tenía tiempo y estaba seguro en ese viejo almacén donde antes escondía las armas de contrabando, ni su hombre más fiel conocía aquel lugar y estaba alejado de las zonas urbanas, sería difícil que dieran con su paradero.

— Me pagarás todo Haeri y para eso debes estar viva. No te mataré no solo por darte el gusto si no como venganza propia— amenazó— Me importa una mierda si me odias, tú eres mía e irás a donde yo vaya si no quieres que mate a tus padres, tu hermano traidor — Si, Dong Yul ya sabía sobre el juego de Kyu gracias a los hombres de Park — Ah.. y a ese abogado que tanto cuidas, creo que a él lo torturare frente a tus ojos.

MI POEMA [Namjoon] [TIMD] / Libro II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora