Capitulo X: Casada

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Dejo que el aire roce su rostro como no lo había hechos antes. Por primera vez podía verse a través del cristal sin que tuviera algún golpe, realmente le parecía tan extraño que Dong Yul se hubiera contenido, aunque no debería sorprenderle. Su padre decía que en un hogar la palabra del hombre es lo más sagrado,tal vez por eso le pesaba tanto la promesa de no lastimarla a Yul, si la incumplía era como una humillación a sí mismo.

Haeri solo pensaba que era ridículo porque su ahora esposo también juró cuidarla y respetarla frente al altar y esa promesa jamás la cumplió. Claro que ese pensamiento se lo guardaba para ella, si llegara a decirlo ya sabía a lo que se arriesgaba.

"Nunca le des la contra a un hombre, ellos siempre tienen la razón"

Aquello le decía su madre y aunque ella pensara lo contrario, solo podía asentir, la había convencido de que no tenía ni voz ni voto a cualquier lado que fuera solo por ser mujer

— Es aquí Señora Han — " Han" era el apellido que pusieron sobre ella al casarse con Dong Yul, más no era propio, sino el de su esposo — La acompaño?

— No, esperé aquí — respondió tomando su bolso y saliendo del auto para hablarle por la ventanilla — Gracias por traerme, puede ir a tomarse un café, descanse

Haeri sabía que el señor Choi se arriesgaba al salir con ella sin el permiso de Yul, pero él mismo insistió en acompañarla, decía que era mucho peor que saliera sola y sin chofer, además que ya habían arreglado casi todo para que no descubrieran que no estaban en la mansión.

La joven de cabello ondulado, se acercó al edificio y entró con un leve temblor en sus manos apretujando su bolso. Subió las escaleras, recordando el accidente y sintiéndose mal todavía por lo que provocó.
Bajó su mirada en una reverencia para saludar a una mujer de cabello pelinegro que salía del mismo piso donde se encontraba el despacho del abogado.
Al verla de reojo la reconoció como la secretaria de Nam, sin embargo, esta solo salía con el ceño fruncido y jalando sus cabellos soltando bufidos mientras bajaba las escaleras. Hasta la escucho decir "Mis esfuerzos se fueron al tacho, vete al infierno Sarang"

— Sarang?

¿Por qué parecía haber escuchado ese nombre en otro lado? Alzó sus hombros restándole importancia y continuó dando pequeños pasos hasta la recepción.
Entonces unas voces la hicieron detenerse y esconderse detrás de la puerta

—  En tu carta dejaste todo claro. No hay nada de que hablar. Ahora por favor sal de mi oficina.

Retrocedió unos pasos al oír eso, pegándose a la pared con el corazón acelerado, no sería de muy buena impresión ser descubierta escuchando una conversación que no la incumbía.

— Namu-

Volvió a oír la voz de la mujer

— Te agradecería que no vuelvas a decirme asi,es más no vuelvas a buscarme, no sé que te trajo aquí, pero si querías un abogado hay miles en Seúl.

No sabía que el abogado podía tener ese tono de voz tan serio, pero sonando herido a la vez.

— Bien... entiendo tu molestia, me iré por ahora, pero volveré, sabes que tenemos que hablar, estaré un muy buen tiempo en Seúl, ya sabes podemos recordar viejos tiemp-

— Sal de aquí Sarang

Fue lo ultimo que escuchó decir al moreno para
luego de unos segundos los tacones resonaran cerca a la puerta, pero contrario a lo que pensó la mujer de cabello corto siguió su camino de frente sin percatarse de que estaba al lado de la pared.

MI POEMA [Namjoon] [TIMD] / Libro II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora