Capitulo XXIX: Me quedaré

436 71 33
                                    



Kyu estaba fuera del despacho observando fijamente al abogado que tenía el rostro escondido entre sus manos. El hermano de Haeri sonrió burlón y agradeció conocer la viva imagen del hombre del que solía hablar su hermana con una sirviente mayor, mientras él las espiaba para obtener material para devolver la amenaza.

Necesitaba pruebas para hacerla temer y verlo con sus propios ojos, cosa que logró y no evitó que se sintiera muy satisfecho.

Ese día había salido con la pelinegra quien le ordenó que la llevara al supermercado y una vez estando ahí, esta solo le dijo que las hiciera solo mientras arreglaba un asunto, dejándolo anonadado.No importaba cuanto le gritara o detuviera, ella ya no se sentía intimidada por él hasta el punto que lo amenazó una vez más y sin objetar la dejo ir.

Sin embargo no le hizo caso del todo, pues la siguió y la vio encontrarse unas calles más allá con dos jóvenes quienes la llevaron a ese edificio en el que se mantuvo esperando escondido a que ella saliera y tuvo suerte cuando vigilando la entrada del primer piso la vio con otro hombre. Solo quería asustarla, pero su menor terminó desmayándose.

"Mujeres siempre tan débiles", pensó en cuanto observó al mismo hombre cargándola hacia la oficina de pisos arriba y estando ahí llamando a alguien para que la revisara adentro de su oficina. Una mujer llegó después de unos minutos y les pidió que salieran a recepción en lo que Haeri despertaba.

— ¿Eres Kim Namjoon cierto? — preguntó analizando todo a su alrededor. Él debía ser el hombre por quien su hermana prácticamente suspiraba al hablar con la señora Choi y ese lugar debía ser su despacho. El hombre era un abogado

Y eso si que no era un buen pronóstico para las ideas que se estaba haciendo..

— Responde infeliz! — vociferó al no escuchar respuesta

— Cállate, me duele la cabeza — respondió Namjoon sin mirarlo

— Me gusta que me respondan las preguntas que hago — dijo sin ganas de acabar la conversación

El más alto no le dio atención y caminó hasta la puerta de su oficina tocando levemente.

— Sunní, ¿Cómo está Haeri? — preguntó, pero no escuchó respuesta — ¿Sunní?

Namjoon había llamado a la única que podía confiarle el cuidado de la pelinegra que cayó en sus brazos inconsciente. Aquella secretaria ya era conocida y no le causaría miedo a Haeri. Por lo qué descarto la idea de llevarla a otro lado, recordando también que no podía llevarla a un hospital por las razones que alguna vez le dio.

Estaba angustiado y sin mentirse a si mismo temeroso de lo que sucedería una vez ella despertara. Los habían descubierto dos personas ese día y aquello la afecto de tal manera que sus abrumadoras emociones la hicieron colapsar. Definitivamente no tenía miedo por él o por lo que le sucediera,sino por ella.

Haeri se volvió se había convertido en su debilidad, su fuerza y tiene un poder sobre él más grande de lo que alguna vez pensó. Comprobándolo justo en ese momento que sintió pesada su propia existencia, necesitando ver su sonrisa para recuperar fuerzas y sintiéndose vencer en cada suspiro que soltaba su boca mientras pegaba su frente a la puerta en espera de una respuesta. 

Había caído totalmente por ella, de eso estaba seguro. Por aquella pelinegra de ojos color avellana que conectaban con su precioso ser, de cabello de ondas sedosas que caían sobre sus hombros ocultando el lugar donde se encontraba ese corazón tan puro, de facciones y gestos que cautivaban y lo hacían perderse en una mar de sentimientos únicos junto a sus labios rosados que deseaba besar toda su vida.

Haeri era la mujer que amaba y que amaría hasta el último día de su vida. Todo de él se lo gritaba y así sería.

— Ella está bien— la voz de Sunní se interpuso en sus pensamientos — Solo.. dale unos minutos más.

MI POEMA [Namjoon] [TIMD] / Libro II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora