Capitulo 11

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A la mañana siguiente, el sol alumbraba en el gran ventanal techada, haciendo que despertara la rubia. Notando donde estaba, se paro rápidamente.

- maldición. .- dijo ella .- Arnold... Arnold!

- qué, que qué

- cámbiate ! Nos quedamos dormido así!

- tu mamá puede subir, y...

-ya ahora me apuro.- dijo el

En eso tocaban la puerta.

- Arnold, ya estás despierto? Baja a desayunar .- dijo su madre del otro lado de la puerta

- si mamá, ya voy

- dime a Helga que también baje. No tarden

- si

Ambos se apresuraron en cambiarse, para no ser tan sospechosos. No tardaron mucho, bajaron al comedor.

- buenos días, como amanecieron ?

- bien Mama.

- qué bien, vamos siéntense, y disfruten el desayuno que preparó mi esposo.

- Gracias stella .- dijo a rubia

Al terminar de desayunar, Helga ayudaba a stella a lavar los platos . Arnold por un lado fue a cambiarse , para llevar a Helga a su casa .

- Helga .- dijo la castaña

- si

- nunca antes había visto así a mi hijo

- como

- tan feliz, su relación anterior no me caía nada bien, era muy dominante.

- ya veo.

- se que tú lo harás feliz.

- qué? ... pero pero yo...

- Helga, mi hijo es un buen muchacho y quiero que él sea feliz.

Helga no pudo hablar, las palabras de stella era como si le hablaran desde muy en el fondo de su corazón, y es que ella realmente amaba a Arnold en secreto. El detalle es que Arnold no sabía de ese sentimiento de ella.

- Arnold será muy feliz.

Stella sonrió y abrazó a Helga. Cuando en ese entonces Arnold miró lo que pasaba.

- qué pasa aquí?

- oh hijo, platicábamos. Por cierto qué bueno que llegas, no sé si anoche escuchaste ruidos extraños.

Ambos se ruborizaron, obviamente eran ellos.

- no mamá, no escuchamos nada. - dijo con nervios

- han de ser los gastos. Bueno, gracias Helga por ayudarme, si van a salir vayan con cuidado.

- si mamá.

- Gracias por el desayuno. - dijo la rubia

- de nada

Ambos salieron de la casa de huéspedes, subieron al auto.

- te pasó a dejar a tu casa ?

- dónde tienes pensado ir?

- no lo se, es Domingo.

- pues a la plaza, veremos qué hay de bueno. Y si no vemos nada bueno veremos qué hacemos.

Arnold se dirigió a la plaza, al llegar estuvieron recorriendo por los pasillos, hasta ver qué estaba abierto el local de juegos, ambos decidieron pasar un buen rato jugando, se divertían mucho, Estuvieron todo medio día jugando, hasta que a ambos le dio por comer.

Amigos sin compromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora