Exacto

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—iré a dormir —fue lo primero que dijo el azabache apenas la pareja se fue de la casa, Atsumu detuvo su antebrazo y sus mirada honestas reflejaban las palabras que ambos esperaban.

—Omi—habló el rubio.

—¿si? —

—duerme bien—Atsumu quería aclarar que lo que tuvo con aquella persona no fue nada, que el pastel que le había preparado había iluminado su día y que se quedó toda la noche haciéndole cariño a las ondas de su cabello, que su corazón dolía cuando lo miraba y que su tacto era capaz de calmar todos sus monstruos, que no le tenía miedo y que era feliz con él, era una felicidad que ni doscientos hombres podrían lograr, solo el.

Pero no lo hizo, no le debía explicación y Sakusa tampoco la pedía.

—tu también —por más que quería dejarlo ir, su mano no quería dejarlo ir hasta que aquellos pensamientos salieran de su boca y aclarara todo. Sakusa lo notó y de un tirón algo bruto se zafó.

Lo que continuó durante los siguientes días fue una guerra, una guerra en la que Sakusa decía palabras que sólo querían lastimarlo y que Atsumu se defendía de forma arrogante y quitándole importancia.

Primero comenzó con Kyoomi ignorando y pasando por alto las noches de películas en donde Atsumu en sus días libres decidía ver películas con el azabache.

Luego lo notó levemente cuando el azabache no lo esperaba después del trabajo.

Luego Sakusa buscando un trabajo y pagándole.

—no necesito el dinero—habló el rubio mirando con desilusión que las primeras palabras del azabache luego de días fueran éstas.

—es por tu hospitalidad y por ayudarme—

—jamás lo hice a cambio de dinero—su corazón dolía, dolía porque no era el chico dulce que fue por poco tiempo.

La sonrisa burlesca se dibujó en el rostro del menor.

—Oh, ya veo, ¿entonces a cambio de que?, ¿de sexo?, se ve que lo haces con cualquiera—

Y entonces el orgullo salió a flote.

—te equivocas en eso, no lo hago con cualquiera, contigo no lo haría ni aunque me pagarán—

—¿quién dijo que lo haría contigo? —habló el azabache—me dan asco los maricones —

Atsumu tomó aire y ocultó sus manos temblorosas.

—mucho asco no te deben de dar... O sino no estarías pensando en tener sexo con uno —

Idealizó nuevamente a una mierda de persona, olvidó completamente que era un desconocido.

Desde ese día, ya no eran los mismos... Atsumu podía ver las ojeras reflejadas en el rostro del azabache y el azabache podía ver los ojos rojos y los labios mordidos del rubio.

Atsumu se quedaba dormido en el sofa de forma intencional, ansiando el despertar apoyado en el cuerpo del azabache o con una manta encima o en su cuarto, algo que reflejará que Kyoomi se encontraba molesto pero que aún pensaba en el.

Nada

Nada

Absolutamente nada

Su corazón se sentía tan solo y el sentir la presencia de Kyoomi lo hacía querer llorar.

Lo intentó una última vez, dejando de lado aquella fea conversación en donde Sakusa lo llamó maricon, dejando de lado los desaires... Podía olvidarse si tan solo los finos labios de kyoomi pronunciaban un "lo siento".

¡Sakusa es Yakuza! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora