¡Sakusa es Yakuza!

Lu

—oh—susurró de forma neutra el rubio —y como lo solucionamos, ¿tenemos sexo o...? —

Sakusa hizo una mueca

—no—habló —o bueno si, no... Ehm podría ser —se encogió de hombros—en realidad, me gustaría hacer otras cosas antes de intimar—

Atsumu se rió.

—hablas como viejito Omi, dale... ¿Qué quieres hacer? —

Sakusa respiro ondo, sus manos por algún motivo temblaban y sus palabras se trababan al salir de su boca.

—¿Puedo tomar tu mano? —la sonrisa de Atsumu se ensanchó aún más, sus ojitos brillosos y su frenética personalidad que parecería en cualquier momento explotar.

Atsumu corrió a su lado y unió sus manos.

—desde ahora mis manos son tuyas—Atsumu era cálido, tan cálido como el sol, todo en el le dejaba un calorcito en el estómago.

—Atsumu—lo volvió a llamar, ninguno se miraba a los ojos pero aún así sus manos se mantenían unidas—jamás me hablaste de tu ex novio—

El rubio se tensó y el azabache se sintió levemente culpable por aquella reacción, es solo que la curiosidad lo estaba matando.

—oh—habló haciendo una mueca—es el de la otra vez, creo que ya lo mencioné... Fue un amor muy tóxico, me costó recuperarme de eso y creo que hasta el día de hoy le sigo temiendo al amor... Todo fue tan lindo al principio, teníamos esa sensación de disfrutar porque el volvería a su país natal... Si todo se hubiese quedado como la primera vez, luego todo empeoró cuando el volvió de Estados Unidos... Yo comencé a salir con más hombres porque creí que solo sería un amor más pero el había vuelto para quedarse y jamás me perdono el que yo haya estado con más chicos cuando el me dejó —Atsumu tomó aire —yo realmente lo amaba pero no podía estar llorandole toda una vida, debía de seguir... Volvimos a salir nuevamente y con eso vino el desastre, constantemente me sacaba en cara lo que yo hice, ya no dejaba que saliera con amigos ni siquiera con Samu... Obviamente mi hermano explotó y lo golpeó —hizo una mueca—Osamu tenía su vida con Suna y yo debía de tener mi vida con Lu, así que me aleje de Osamu para ahorrar discusiones—apretó su mano y marcó más una mueca—un día Kita apareció en mi casa, Kita vive fuera de la ciudad así que no pude rechazar su visita... Yo también lo extrañaba—se encogió de hombros —tanto Kita como Aran son la viva representación de los padres que nunca tuve—sonrió—Kita jamás me regañaba, el siempre me felicitaba o premiaba cuando hacía algo bien, Aran era todo lo contrario... El era el que me regañaba  como si fuese mi padre, eso me emocionaba y creo que hubo un momento en el que me enamoré de Aran y luego de Kita cuando el primero me rechazó... Obviamente eso Lu lo sabia así que cuando volvió a casa y me vio con Kita se volvió loco —

Sakusa hizo una mueca al ver el rostro aterrado de Atsumu.

—comenzó a golpearlo, creí que lo mataría y sólo pude atinar a ponerme en medio y sacar a la fuerza a Kita quien llamó a Samu porque estaba asustado por lo que Lu podría hacerme—

—si quieres no continúes—

—creo que hablarlo es una buena forma de desahogarme, sentí pánico, creí que iba a morir, sus manos se enterraban en mis muñecas y hacía oídos sordos a mis gritos —se quedó en silencio unos momentos—a la mañana siguiente se puso a llorar y me pidió disculpas, yo las acepte porque no quería asimilar lo que me había hecho, lo sigo negando porque me hace sentir frágil pero Osamu no se quedó en silencio y apenas me vio comenzó a gritar lo que yo tanto negaba a aceptar, mi cuerpo pesaba y hasta me sentí culpable por haber provocado aquella discusión... Pronto en terapia comprendi que no fue así—se quedó mirando un punto fijo—cuando lo volví a ver, solo te quería a ti a mi lado... Me había metido a la boca del lobo sin siquiera darme cuenta, mi mente solo pensaba en ti y estaba molesto por que me hiciste sentir mal—lo acusó con la mirada—cuando me encerré en el baño y escuché tu voz, ya no me sentía en peligro... Sentía que no había nada que temer solo que no rompieras mi corazón—

El azabache se acercó y con una mano acarició la mejilla del mayor y con la otra dirigía la mano del rubio a sus labios para besarla, besar sus nudillos sin despegar su mirada de los ojos marrones.

—Omi—lo llamó—¿me puedes besar? —

El azabache sonrió negando y con pasos intimidantes acortó la leve distancia entre ellos, besó su frente, la punta de su nariz, sus mejillas y mentón... El corazón de ambos estaba bombeando sin parar y se formó una galaxia de sensaciones al probar los labios del contrario.

Los labios de Atsumu se convirtieron en una nueva droga para el azabache que maldijo cuando el rubio jadeo entre sus labios.

—maldición—

Quería completar una pequeña lista imaginaria antes de acostarse con el rubio pero a este paso no lo resistiría mucho.

—Omi—suplicó el rubio cuando tomaron distancia por aire —creo que ahora mis labios también son tuyos—

El azabache bufó y sin más se volvió a lanzar hacia el rubio para volver a robarle el aliento.