Lola

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—Atsumu—

El rubio lo miró unos segundos, sonrió emocionado mientras seguía tirando de él.

—ya vamos a llegar, tranquilo... —

Al rubio se le hizo un poco extraño que el azabache de la nada se volviera indiferente y distante, pensó que todo era culpa suya y que había hecho algo para hacerlo enfadar.

Así que ideó un picnic para relajarse, disculparse y si Kyoomi quería, tener sexo al aire libre, solo si kyoomi quería.

—eres un puerco asqueroso—habló el azabache mirando semi enfadado al rubio por la caja de condones, correas y ¿lubricantes? —espero que no se te haya pasado por la mente follar al aire libre—

Atsumu se puso una mano sobre su pecho —¿¡Yoo?!, Omi... Tienes una pésima idea de mi, traje eso por si un extraterrestre bajaba a pedirnos un condon y que lo ocupará con su pareja extraterrestre o su Amante,¿quien soy yo para opinar?, es importante prevenir... Uno no sabe que clase de enfermedades sexuales puede... —Sakusa Kyoomi se estiró un poco para besarlo o mejor dicho, callarlo.

—debería prohibirte hablar con Oikawa, luego sales con ideas raras—Atsumu sonrió y se acercó aún más al azabache, acortando toda la distancia entre ellos que hace poco era bastante.

Prácticamente se pegó al azabache y se enganchó en su brazo para apoyar su carita en el brazo del menor y mirarlo fijamente sin dejar de pestañear.

—has estado frío conmigo últimamente—hizó un puchero, Kyoomi lo miró de reojo—¿Hice algo mal? —

Realmente estaba seguro que había hecho algo mal, siempre lo hacía... Pero por primera vez no sabía que era.

—¿porque piensas que es tu culpa? —habló el azabache suspirando y cortando una rebanada de tarta

—porque siempre la cago al hablar, a veces no me gusta hablar porque pienso que hablaré demás y la cagare—hizó una mueca—pero vivo con la necesidad de contar mi vida y espantar a la gente—

Se encogió de hombros.

—sabes Omi, cuando pequeño no tenía amigos... Mi vida solo era Osamu, siempre me alejaba de todos y  Osamu me integraba a la fuerza... Cuando entre a la universidad Osamu ya no estaba a mi lado y tuve la necesidad de hacerme amigos, fue difícil y espante a muchos, creo que a todos les daba vergüenza escuchar mis anécdotas... Conoci a Bokuto por desgracia, luego a Akaashi,a hinata y por último a Oikawa —sonrió cuando pronunció el último nombre —con el pude conectar y por primera vez me di cuenta que no debía de esforzarme para agradarle a alguien solo les agradaba porque si... Aun así soy muy inseguro con eso, así que si digo—

—¿conmigo pudiste conectar de la misma forma que con Oikawa? —se quiso dar de desinteresado pero su ceja alzada lo delataba, estaba muy interesado en esa pregunta.

—uhm—Atsumu se quedó pensando y negó —No, porque son distintos lazos... Oikawa es más bien mi reflejo pero sin decolorarse, mientras que tu eres todo lo contrario a mi... Contigo fue mas un crush a primera vista, verte herido hizo que mi corazóncito se apretara... Estabas apenas respirando y yo entrando en pánico porque no podía dejar morir al futuro padre de mis hijos—

El azabache desvío la mirada totalmente colorado y avergonzado hasta las orejas.

—¿padre de tus hijos? —susurró mirándolo intentando mostrarse indiferente

—si, oh es cierto... —Atsumu sonrió —hice este picnic para confesarte algo—

—dime—ordenó y Atsumu rió.

—Uy... Estoy algo nervioso—sonrió jugando con sus manos y tomando la mano del azabache para luego colocarla sobre su vientre —estoy embarazado—.

La brisa revolvía sus cabellos, el largo pasto y las flores silvestres.

—ridículo —habló apoyando su rostro en el vientre del rubio —que creas que un hombre puede quedar embarazado me hace sospechar de tu título universitario —

Atsumu hizo un puchero

—los hombres trans también pueden quedar embarazados, Omi—

—si pero tu no eres uno, creo—

Atsumu hizo un puchero y se cruzó de brazos.

—quiero un bebé —

—te tengo demasiado malcriado, lastimosamente no puedo cumplir con ese deseo... A noser que quieras un hijo imaginario —

Atsumu lo ignoró

Y el azabache suspiró

Era interesante como todas sus preocupaciones se borraban con sólo estar cerca del rubio.

Sonrió y tocó su mejilla intentando llamar su atención.

Rió ronco y lo tomó de la cintura para sentarlo sobre el.

—Bien, intentemoslo... ¿No es eso lo que quieres?—

—¡Si! —

—eres un depravado, siempre te sales con la tuya... Lo querías desde el principio, ¿no? —

Atsumu sonrió comenzando a besarlo.

Obviamente que lo tenía pensado desde el principio, para cansancio del azabache, el rubio tenía mucha resistencia al tener sexo.

No bastaba una sola vez.

Sino muchas para recién cansarlo o calmar ese apetito sexual insasiable que tenía el rubio.

No se quejaba la verdad.

Pero por unos momentos pensó en cómo sería tener un hijo con Atsumu.

—Atsumu, eres demasiado lindo —habló abrazándolo desde los hombros y besando su frente mientras el rubio dormía profundamente —eres jodidamente lindo—.

Eso fue hace algunas semanas, para sorpresa de Kyoomi... Cuando fue a comprar algo de mercadería se encontró con la perrita de la vecina anciana  a la cual le robó flores.

—¿te perdiste pequeña? —se puso a su altura y sonrió al ver como la perrita se tiraba de espalda y esperaba a ser acariciada—te llevaré donde tu dueña—

Obviamente, la anciana debía de estar buscando a su mascota.

—a ella la abandonaron—habló una niña —viene acá porque le doy comida, su dueña murió hace unas semanas y sus hijos vendieron la casa y dejaron a la perrita en la calle—

Sakusa kyoomi miró con pena a la perrita mestiza de ojitos color marrones, era color amarillo y blanco, con una gran mancha en la frente blanca, sus orejitas eran medio dobladas y era gordita.

—¿Me la puedo quedar? —habló mirando a la niña—le daré un buen hogar—

—mamá no me deja tenerla, cuide de ella —

Sakusa kyoomi sonrió y asintió, se devolvió al supermercado y aprovechó de comprar cosas de perrito, shampoo y collar etc.

Lo bañó, lo secó y quedó tan agotado que se durmió con la perrita acurrucada sobre el.

Atsumu al llegar del trabajo lo despertó llorando y recibiendo de forma feliz a su hija.

—no me gusta lola—se quejó Atsumu mientras metía a la perrita debajo de su sudadera y la cabeza del perrito salía del cuello de su sudadera —me gusta más... —

—se llamara lola, quiero respetar el nombre de su dueña anterior-.

¡Sakusa es Yakuza! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora