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Segundo Recuerdo

En otro lado de la ciudad se encontraba una chica con coleta disparando a siluetas humanas puestas con el fin de mejorar la puntería de un arma de fuego. Detrás de ella, estaba un hombre también de coleta y sin barba, alentando a la chica a disparar. Un poco más alejado de los mencionados y recostado sobre la pared del recinto, se encontraba un sujeto de traje negro con tenis y una gorra observando el entrenamiento que se estaba llevando a cabo a metros de él.

Ese día habían decidido ir al Ammu-Nation del centro de la ciudad para ver cómo manejaban un arma de fuego y ver la puntería que ambos tenían. Para sorpresa del sujeto con traje, la chica era quien mejor disparaba y mejor concentración tenía, sin embargo, el sujeto con coleta no se quedaba atrás. «Ambos son un buen fichaje» pensó, mientras esbozaba una sonrisa, y por ello, es que quería protegerlos.

Los había conocido mientras deambulaba por el Gabriela's de la ciudad, en esos tiempos en donde la vida le daba totalmente igual, y solo tomaba alcohol para intentar olvidar los sucesos que recientemente habían pasado y que consideraba que él era el culpable de todo. Estos sucesos ocasionaron la muerte de quien consideraba un hermano pequeño, Willy Walker, aquel agente de la LSPD que conoció cuando apenas era un cadete. Ver a ese agente emocionado con formar parte de la policía, le hizo recordar a aquellos tiempos en los que él también era solo un alumno y pasaba por comisaria gritando que era un héroe.

Walker se convirtió en alguien en quien podía confiar, lo que le animó a contarle un poco sobre su pasado mientras visitaban la antigua comisaria de la policía. También se convirtió en su apoyo cuando requería ayuda de la policía en el sur, mostrándole siempre el respeto que merecía como el superior que era, cuando muchos agentes de la misma facción no lo hacían y muy probablemente se reían a sus espaldas.

Volviendo con los sujetos que tenía enfrente, después de algunos días con ellos, se enteró de sus pasados y la razón por la cual estaban en la isla. Para el chico con traje sus historias le parecieron interesantes, más la de la chica, la cual estaba siendo buscada por una organización peligrosa, que al parecer experimentaba con humanos. Por otro lado, el hombre con coleta, era un ex-militar, miembro de una división un tanto especial, y que por culpa de ello había perdido a su mujer, hijo y amigo. El chico con traje, con tal de no cometer el mismo error que tuvo con aquellos que conoció una tarde en el Yellow Jack, y que motivó a ser jefes de la ciudad, logrando que solamente asesinaran a sangre fría a ese agente que consideraba hermano y amigo, decidió confiar y contarles sobre su identidad, omitiendo su nombre. Hasta la actualidad, no se arrepentía de la decisión que había tomado.

— Money, la señorita Dakota me ha superado por cuatro puntos, ¡hay que repetir! — soltó el sujeto con coleta, sobresaltando al chico con traje y sacándolo de sus pensamientos.

— Joder, mira que una chica te supere Ebaristo, ¿No decías ser un militar? — contestó el chico acercándose a donde se encontraban ambos con una sonrisa en su cara.

— Yo puedo disparar menos Ebaristo, si tienes problema — contestó la chica con un tono totalmente neutro.

— ¡No señorita Dakota! Debe dar todo de usted para que yo pueda superarle y que logremos superarnos a nosotros mismos en... — comenzó a decir Ebaristo, pero el chico con traje dejó de prestar atención cuando sintió una vibración en su bolsillo, avisándole de una posible llamada.

— A ver, denme un momento que me llaman — les dijo a los chicos con los que se encontraba.

El chico con traje tomó el celular de su bolsillo, y se encaminó a la salida del lugar con la intención de contestar la llamada, colocándose una máscara oscura que le cubría la mitad de su rostro.

— ¿Si?

— H, ¿se encuentra disponible para una reunión? — la potente voz de Kovacs se escuchó a través de la llamada.

— ¿Ahora mismo?

— Si, ¿puede venir a comisaria?

— 10-4, deme unos cinco minutos y me dirijo hacia allí.

— Aquí le espero — dijo Kovacs para después cortar la llamada

El chico con traje después de soltar un suspiro cansado, se volvió a adentrar al recinto y se dirigió a las personas con las que se encontraba, mientras guardaba su celular en el bolsillo y bajaba la máscara que le cubría.

— ¿Sucedió algo Money? — interrogó Ebaristo una vez que el chico se había acercado lo suficiente a ellos.

— Me ha surgido algo y me tengo que ir — contestó con un suspiro —. Ebaristo — le llamó para captar su atención.

— Dime Money.

— Cuida a Dakota mientras no estoy, e intenten mantener un perfil bajo por favor — pidió el chico con miedo de que algo les pasara por culpa suya.

— No te preocupes Money, yo cuidaré a la señorita Dakota.

Con eso, el chico les dedicó una sonrisa a ambos para después retirarse del lugar con la máscara colocada en su rostro, partiendo a comisaría en su moto.


El camino a comisaria fue corto, estacionó su moto en el garaje principal y mientras bajaba de ella un agente de la LSPD se acercó a él.

— Caballero, este es un recinto policial, los civiles no pueden entrar aquí — le habló el policía con una fuerte voz.

— ¡Ah!, perdón — dijo mientras se acercaba al policía haciéndole señas para que él también se acercara —. Soy H, el del FBI, Kovacs me ha citado — habló con un tono un poco más bajo.

— Mis disculpas Agente, no lo reconocí con esa vestimenta — dijo con un poco de pena en su voz.

— No hay problema, culpa mía por no traer algo que me identifique.

— ¿Me ha dicho que Kovacs le ha citado? — el contrario asintió, por lo que continuó —. Se encuentra en su despacho, yo debo retirarme, el deber me llama, buen servicio Agente H — dijo mientras hacía el saludo militar.

— Buen servicio­ — contestó imitando el saludo.

El agente de la LSPD se encaminó hacia la fila de oficiales que se encontraban haciendo el saludo militar y esperando su asignación, mientras que el agente federal se adentró al edificio policial. Se dirigió al ascensor y pulsó el botón que lo llevaría al despacho del Jefe de Policía. Durante el trayecto del ascensor, el chico revisó su celular por si le había llegado algún mensaje en el que se le solicitaba, pero no fue así. El movimiento del ascensor le avisó que había llegado a su destino, por lo que guardó el celular en el bolsillo y emprendió camino hacia el despacho.

〖 Don't say it again 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora