- XV -

725 95 1
                                    

Quinceavo Recuerdo

El sheriff se había retirado hace unas horas, y antes de que se fuera, Horacio le había preguntado por Ebaristo, la razón por la cual comenzó todo esto. El rubio le dijo que no se preocupara, pues lo habían encontrado a las horas del tiroteo, y actualmente se encontraba ingresado en el hospital teniendo una rápida recuperación.

Habían pasado dos días de aquello, siendo visitado solamente por los doctores y enfermeros que lo atendían. Quería ver a Volkov, necesitaba hablar con él en ese momento, pensando que probablemente mañana o en algunas horas sería demasiado tarde y se arrepentiría, pero no le dejaban salir del hospital, principalmente por su salud, y después por su seguridad.

Se encontraba aburrido viendo LifeInvader en su móvil, cuando tocaron su puerta. Esperanzado se arregló rápidamente y gritó un "Adelante", pero se decepcionó cuando aquella cabellera griseacea no era la que esperaba ver.

— ¿Qué tal H? ¿Se encuentra mejor? — preguntó Kovacs sentándose a su lado.

El menor solo pudo asentir levemente, mientras volteaba su vista a algún punto de la habitación.

— Probablemente ya se le haya informado, pero, trincamos a todos los de La Cosa Nostra — comentó emocionado —, de hecho, algunos confesaron de todo con tal de salvarse el culo, pero como ya sabe, igual todos van a perpetua.

Kovacs se dio cuenta que el menor se encontraba perdido en sus pensamientos, sin ponerle atención, y viendo su mirada apagada.

— Volkov no ha podido venir a verle — soltó sobresaltando al menor por escuchar su nombre —. Está intentando apurar el procedimiento para meter a todos de una vez en perpetua, pero la cosa se está complicando con la falta de informes.

El menor se mordió levemente su labio inferior, aun sin contestar nada.

— Todos los días entra a radio y pregunta por usted — Horacio abrió los ojos sintiendo su cara caliente —. Se preocupa mucho.

— De hecho, después del tiroteo cuando usted se desmayó, el cabrón no dudó en ningún momento tomarte en brazos y cuidarte hasta que llegó la ambulancia — soltó una risa —. Hasta te cargó y subió a la camilla sin pensarlo, y nos dejó a mí y a Miller con todo el marrón el tiroteo, porque también se subió a la ambulancia con usted —. Volteó a ver al menor que se encontraba intentando contener sus lágrimas y con sus mejillas encendidas —. No se despegó de usted hasta que se encontraba fuera de peligro.

Kovacs al ver las expresiones del menor curvó sus labios, feliz de que ahora ambos no estaban solos, y se tenían el uno con el otro.

— Yo solo venía a informarle brevemente, después de todo estoy a cargo de la malla, porque mi jefe está muy obstinado con meter a esa mafia tras las rejas.

El policía se levantó de su sitio y colocó una mano en el cabello del contrario, revolviéndolo suavemente y despidiéndose.


Lo último que llegó a imaginar es que aquellos sentimientos que creía inexistentes en él, florecieran y se desarrollaran. Desconocía el momento en el que comenzó con aquellos sentimientos, pero sabía cómo se habían desarrollado poco a poco, durante la última década.

Desde que despertó solo en el hospital del coma, sin ningún conocido a su alrededor, y sin nadie que supiera siquiera sus nombres, se dio cuenta de cuan solo se encontraba. Pasó años pensando que todos aquellos que llegaron a ser importantes para él, habían muerto o simplemente le habían dejado morir solo en aquel cuarto conectado a muchas máquinas que no dejaban que muriera.

〖 Don't say it again 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora