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Trigésimo Recuerdo


❥ Advertencia +18


Ingresó a la habitación conteniendo una risa al ver el desastre en ella que se podía ver por la luz tenue de la luna. Caminó entre la ropa, intentando no pisarla con sus zapatos hasta llegar al borde la cama, hincándose sobre ella para dejar el cuerpo del moreno, que había permanecido callado, en el centro. Cuando lo dejó, se percató de que llevó una de sus manos al borde de su sudadera, tirando de ella hacia abajo, como si estuviera ocultando algo, por lo que curioso se estiró hacia el pequeño mueble que había al lado de la cama, que, sobre él, reposaba una pequeña lámpara, pero su mano no llegó a ella. Confundido bajó su mirada grisácea hacia abajo, sintiendo su corazón encogerse ante la imagen del menor. Horacio le miraba nervioso y con la mirada brillando, pero no con un hermoso brillo, sino por el agua que amenazaba salir de ella, mientras que temblaba levemente, pues lo llegaba a sentir por el toque que encerraba su muñeca.

— ¿Se encuentra bien Horacio? — preguntó preocupado, viendo como el menor se sobresaltaba y asentía rápidamente con su cabeza, pasando sus manos por detrás de la nuca del comisario, tirando de ella hacia abajo, para acercar sus labios.

Volkov confundido con su comportamiento, le siguió, depositando un suave beso en sus labios, separándose un poco para retomar su objetivo de encender la luz de la lámpara, pero nuevamente el moreno le retuvo, iniciando otro beso un poco más desesperado y brusco, que aturdió por un momento al comisario, haciéndole olvidar lo que segundos antes intentaba. Cuando se separaron Horacio se removió en su lugar, captando la atención del ruso, pero antes de formar una sola palabra, el menor habló bajito.

— ¿Podemos hacerlo con la luz apagada? — preguntó en un hilo de voz.

— ¿Ocurre algo? — el moreno negó, y Volkov tuvo suficiente al ver la luz iluminando sus mejillas húmedas.

Se inclinó y esta vez logró con su cometido, iluminando la habitación, y mostrándole al moreno cubriendo su rostro bajo él, que le rompió el corazón al ver sus hombros sacudirse.

— Horacio — llamó, llevando sus manos a los brazos del contrario, retirándolas de aquella zona, y mirando aquellos ojos bicolores que tanto amaba cubiertos por una fina capa de agua — ¿Quiere que nos detengamos? No es necesario que lo hagamos hoy, podemos esperar.

El menor soltó un sollozo, sintiéndose culpable de aquello, pues él tenía muchas ganas de llevar su relación a otro paso, anhelándolo por años. Pero ahora, la inseguridad invadiéndolo no se lo permitía, y aquello incomodaba a Volkov.

— No quiero que me veas — murmuró.

— ¿Por qué?

— Porque... porque soy horrible — Volkov suspiró, sonriendo levemente e inclinándose al moreno, el cual cerró sus ojos al pensar que el ruso se había enojado con él, pero los abrió al sentir el roce en su frente, relajando su cuerpo de una manera indescifrable. Alzó su mirada aguada bicolor hacia la grisácea, sonrojándose por la hermosa sonrisa pasmada en el rostro del ruso, que iba dirigida hacia él.

— ¿Me está diciendo que el héroe de la ciudad le avergüenza que su novio le mire?

El corazón del moreno se aceleró al escuchar como Volkov se refería a él, olvidándose por un momento en la situación en la que se encontraba — ¿Novio? — preguntó, y el rostro del ruso se cubrió de un fuerte rubor rojo, llegando hasta sus orejas, pero aun así asintió lentamente, manteniendo su mirada sobre la bicolor.

〖 Don't say it again 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora