Mi corazón comenzó a latir a gran velocidad, mi respiración iba al ritmo de mi corazón y lo qué menos quería en ese momento era hiperventilar. Alberto estaba ahí. Sentí unas manos en mis hombros las cuales comenzaron a bajar por todo mi cuerpo.
-Que hermosa -susurro el hombre en mi oído
Comencé a sollozar y a pedir que no me tocaran, no había nadie que me salvara, ni siquiera Jorge.
-¡No! -dijo Alberto-. ¡Alto!, ¡Ya basta! -suplicó-. Basta por favor, no la toquen por favor. Es novia de mi amigo. El problema es con nosotros no con él, déjenla...
-Ella dijo que te conocía
-Solo de vista. Déjenla ir por lo que más quieran
-No puedo dejarla ir, el trato no está hecho aun. Además ¿que podrías darnos tu para no tocarla?
El silencio se formo después de la pregunta, no podía escuchar ni siquiera a una mosca.
-En vista de que no tienes nada, muchachos hagan lo suyo con ella
-¡Hare un trueque! -exclamo Alberto.
-¿Qué clase de trueque niño?
-No lo diré frente a ella. Pero puedo decirle que llamare a mi amigo y él le traerá lo que pide, solo por favor déjeme llamarlo.
-¿Con que confianza te dejare hacer eso? Qué tal si es un truco y llamas a la policía
-Cualquiera de sus hombres puede vigilarme mientras lo hago, solo le pido tiempo suficiente
No sé qué estaba pasando a mi alrededor, solo podía escuchar los murmullos otra vez. Entre en pánico cuando sentí como unas manos me sujetaron de las mías.
-Elena
No pude pronunciar el nombre de Alberto debido al miedo, me separaron y me llevaron caminando a no sé dónde. Al llegar me ordenaron que no me quitara la venda y obedecí. Minutos después escuche la voz de Alberto.
-No tardes -dijeron después de cerrar la puerta.
-Elena -sin poder moverme sentí como sus brazos me rodearon.
-Alberto tengo miedo
-Tranquila, ya estoy aquí -Las mismas palabras que en mi pesadilla-. Estas temblando, tranquila
-Me alegra escucharte
Alberto dejo de abrazarme y bajo la venda de mis ojos, su rostro lucia sucio y un pequeño rasguño se notaba en su mejilla. Desesperada fui en busca de sus labios y lo bese. Ahora si era real, su calor podía sentirlo, sus manos acariciándome la espalda provocaron que me pegara más a su cuerpo. En ese preciso instante sentí como si el tiempo se hubiese detenido para nosotros, todo a mi alrededor podía imaginármelo diferente. Nosotros disfrutando del momento en un bello lugar, sin su hermano y sin gente que quisiera hacernos daño.
-Elena, no podemos estar juntos, no ahora que mentí. No sé que pasara cuando descubran que les he mentido. Por favor Elena, no hagas nada
-Si-dije
-Ricardo vendrá, hazlo que te digan y sigue el plan
-Está bien
-Quiero que me prometas algo, Elena -no contesté en lugar de eso agache mi cabeza tratando de eliminar las imágenes de mi sueño-. Huye, corre y no mires atrás por favor -volví mi vista hasta él y una lagrima rodo por mi mejilla-. No, no llores, yo saldré de aquí te lo prometo
-No te quiero dejar
-Debes...ese fue el trato, yo saldré de aquí. Por favor prométeme que te irás con Ricardo sin alegar
-Se acabo el tiempo -jalaron a Alberto haciendo que sus manos se separaran de las mías.
-No espera-dijo-. Prométemelo
-Lo prometo
Alberto me sonrió y lo sacaron a la fuerza del cuarto, después de eso me deslice por la pared y comencé a llorar. No estaba segura de porque seguía haciéndolo si las lagrimas ya no me salían, ya no podía padecer dolor, solo temor a la oscuridad y lo que estaba pasando a mi alrededor.
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Las historias de Elena (TERMINADA)
Romance¿Un amor de dos chicos?, eso solo pasa en la novelas, pero no en la vida de Elena. Ella no sabe lo que es tener su primer novio, su primer beso...jamás ha sentido esa sensación de lo que es estar enamorada, solo lo sabe por medio de sus libros. Le e...