Capitulo 54

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Mi corazón comenzó a latir a gran velocidad, mi respiración iba al ritmo de mi corazón y lo qué menos quería en ese momento era hiperventilar. Alberto estaba ahí. Sentí unas manos en mis hombros las cuales comenzaron a bajar por todo mi cuerpo.
-Que hermosa -susurro el hombre en mi oído
Comencé a sollozar y a pedir que no me tocaran, no había nadie que me salvara, ni siquiera Jorge.
-¡No! -dijo Alberto-. ¡Alto!, ¡Ya basta! -suplicó-. Basta por favor, no la toquen por favor. Es novia de mi amigo. El problema es con nosotros no con él, déjenla...
-Ella dijo que te conocía
-Solo de vista. Déjenla ir por lo que más quieran
-No puedo dejarla ir, el trato no está hecho aun. Además ¿que podrías darnos tu para no tocarla?
El silencio se formo después de la pregunta, no podía escuchar ni siquiera a una mosca.
-En vista de que no tienes nada, muchachos hagan lo suyo con ella
-¡Hare un trueque! -exclamo Alberto.
-¿Qué clase de trueque niño?
-No lo diré frente a ella. Pero puedo decirle que llamare a mi amigo y él le traerá lo que pide, solo por favor déjeme llamarlo.
-¿Con que confianza te dejare hacer eso? Qué tal si es un truco y llamas a la policía
-Cualquiera de sus hombres puede vigilarme mientras lo hago, solo le pido tiempo suficiente
No sé qué estaba pasando a mi alrededor, solo podía escuchar los murmullos otra vez. Entre en pánico cuando sentí como unas manos me sujetaron de las mías.
-Elena
No pude pronunciar el nombre de Alberto debido al miedo, me separaron y me llevaron caminando a no sé dónde. Al llegar me ordenaron que no me quitara la venda y obedecí. Minutos después escuche la voz de Alberto.
-No tardes -dijeron después de cerrar la puerta.
-Elena -sin poder moverme sentí como sus brazos me rodearon.
-Alberto tengo miedo
-Tranquila, ya estoy aquí -Las mismas palabras que en mi pesadilla-. Estas temblando, tranquila
-Me alegra escucharte
Alberto dejo de abrazarme y bajo la venda de mis ojos, su rostro lucia sucio y un pequeño rasguño se notaba en su mejilla. Desesperada fui en busca de sus labios y lo bese. Ahora si era real, su calor podía sentirlo, sus manos acariciándome la espalda provocaron que me pegara más a su cuerpo. En ese preciso instante sentí como si el tiempo se hubiese detenido para nosotros, todo a mi alrededor podía imaginármelo diferente. Nosotros disfrutando del momento en un bello lugar, sin su hermano y sin gente que quisiera hacernos daño.
-Elena, no podemos estar juntos, no ahora que mentí. No sé que pasara cuando descubran que les he mentido. Por favor Elena, no hagas nada
-Si-dije
-Ricardo vendrá, hazlo que te digan y sigue el plan
-Está bien
-Quiero que me prometas algo, Elena -no contesté en lugar de eso agache mi cabeza tratando de eliminar las imágenes de mi sueño-. Huye, corre y no mires atrás por favor -volví mi vista hasta él y una lagrima rodo por mi mejilla-. No, no llores, yo saldré de aquí te lo prometo
-No te quiero dejar
-Debes...ese fue el trato, yo saldré de aquí. Por favor prométeme que te irás con Ricardo sin alegar
-Se acabo el tiempo -jalaron a Alberto haciendo que sus manos se separaran de las mías.
-No espera-dijo-. Prométemelo
-Lo prometo
Alberto me sonrió y lo sacaron a la fuerza del cuarto, después de eso me deslice por la pared y comencé a llorar. No estaba segura de porque seguía haciéndolo si las lagrimas ya no me salían, ya no podía padecer dolor, solo temor a la oscuridad y lo que estaba pasando a mi alrededor.

Las historias de Elena (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora