Capitulo 11

36 2 0
                                    

Quedamos en que iría a su casa este fin de semana, así que para salir me puse lo que siempre uso, unos jeans que me quedaban muy bien, una blusa tipo sport y unos converse. Alberto se ofreció a pasar por mí, para mi sorpresa había llegado en un auto y no era ni un Audi, ni un Porshe o algún deportivo conocido que le gustara tanto a mi papá, simplemente era un Jetta en color negro, muy lindo por cierto.
-¿Ya te vas? –Me preguntó Ian quien estaba acostado en mi cama.
-Si –Le conteste.
-Ten mucho cuidado Elena
-Ahora serás el celoso ¿no?
-Aquí el único que tiene ese puesto soy yo –Dijo Damián quien iba entrando a mi habitación.
-Oigan, aprecio que hagan esto, en verdad se me hace muy gracioso, pero por favor no lo golpeen
-Si papá no lo hace alguien deberá hacerlo.
-No, nadie
-Anda, tu cita te espera abajo
-¿Alberto ya llego? -preguntó Ian
-Se ve muy ansioso -comentó Damian con una sonrisa
Salí de mi habitación y ellos detrás de mí, mis hermanos iban murmurando cosas las cuales ni siquiera podía entender. Al llegar a la estancia vi a Alberto parado frente a mis padres y todas las miradas se posaron sobre mí.
-¿Lista? –Me preguntó Alberto.
-Si vámonos
-Mucho cuidadito
-Damián –dije entre dientes.
-No pasara nada. Elena está en buenas manos –Alberto sonrió.
-Bueno, vámonos –él salió de mi casa despidiéndose-. Volveré temprano, antes de la cena
-Llama cuando vengas
-Si papá
No había mucha diferencia entre nuestras casas, yo vivía en las arboledas y él vivía a unos 5 minutos de ahí. No tenía idea de donde vivía exactamente, pero al llegar vi que era un sector privado “Prival de Anáhuac”; las casas me parecían lujosas, no había ninguna diferencia a la anterior. Su casa estaba situada en la esquina y el terreno era amplio… típico de una casa que ese encuentra en la esquina. Afuera de su casa se encontraba una palma pequeña y un auto, su casa tenía cochera cerrada completamente y la puerta estaba al otro lado.
-Bienvenida
Salí del auto después de que dijo eso y entramos a su cochera, allí se encontraba otro auto y pensé <<Tres autos y en mi casa solo hay dos>>. El interior de su casa tenía arreglos muy bonitos, parecía que habían contratado un buen diseñador de interiores o sus padres tenían un buen gusto; en la entrada, en la sala y en ciertas paredes había fotos y en la otra casa no se veía ninguna.
Un señor vestido de traje venia bajando por las escaleras, siendo honesta era muy guapo y me dedique a fisgonear sus rasgos. Tenía el cabello rizado y de color castaño, sus ojos eran café, tenía largas pestañas y era de la misma altura que mi papá…pero no se parecía en nada a Alberto.
-Hola –dijo dirigiéndose a Alberto-. Pensé que no vendrías a comer
-Sorpresa –dijo él
-Mucho menos que vendrías acompañado por una señorita
-Supongo que lo olvide
-¿Quién es la encantadora jovencita?
-Me llamo Elena Villareal
-Enrique Villalobos, es un gusto conocerla –lo único que pude hacer fue mostrar una sonrisa-. De haber sabido que tendriamos visita me habría quedado a acompañarlos
-¿Te irás?
-Sí, debo trabajar en un caso y así hablar con los demás abogados para asi poder asignarlos ya sabes cómo son este tipo de cosas
-Sí
-Tal vez sea para la próxima y así podemos conocernos mejor ¿Qué dicen? –En ese momento ambos me miraron.
-No lo sé…tal vez Elena no pueda o sus padres no la dejen…-dijo Alberto
-No creo que sea de mucha importancia, a tu madre le encantara que ellos vengan. ¿Qué dices Elena?
-Me parece una excelente idea –Fingí una sonrisa.
-Por cierto Alberto, Ana te llamo, no menciono la razón pero dijo que la llamaras cuando te desocuparas de tus asuntos
-¿Es urgente?
-Dice que le da curiosidad el saber lo que sucederá –Le guiño el ojo y me pregunte quien era esa tal Ana ¿una novia?-. Fue un gusto nuevamente, hasta luego señorita Elena
-Igualmente Señor
-Con su permiso –Sin más desapareció por la puerta.
-¿Gustas algo de beber ?–Me preguntó Alberto
-No gracias
-Nunca quieres nada te has…
-Entonces no fue mi imaginación –Dijo una mujer que venía saliendo de la cocina con una sonrisa
Alberto volteo hacia aquella voz y de nuevo conmigo; a pesar de la distancia que nos separaba pude leer sus labios <<Ella es mi madre>>, después de eso una gran sonrisa se dibujo en su rostro y en el mío igual. Su madre era alta, delgada y casi se podía ver que iluminaba la sala con su sonrisa, su cabello era largo y ondulado de color rojo…muy hermosa sin duda alguna.

*¿Que les esta pareciendo esta historia? comenten**

Las historias de Elena (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora