Después de escuchar la noticia de que ya no había nada que hacer, Carla sintió que se hundía mil metros bajo el agua. Desde ese momento comenzó a ver, escuchar y sentir todo de otra forma, mucho más lejana y distorsionada. Por fuera se mantuvo intacta, escuchando impávida los siguientes pasos. El médico le hablaba directamente a ella sobre los daños causados en el cuerpo de su madre que no permitían la donación de ningún órgano, e inmediatamente comentó que debían retirar el soporte vital.
Carla contuvo la respiración unos segundos y luego la soltó.
Ya no había tiempo que esperar y en ese momento comprendió que todo había acabado. No había nada más que hacer, su madre se había ido sin decirle ni hacer nada para remediar como habían quedado las cosas entre ellas y eso sería una herida que nunca podría curar.
Sacando fuerzas de un lugar recóndito de su interior, asintió y no dejó salir ninguna lágrima, las contuvo y guardó una vez más, pues no quería quebrarse, no se lo podía permitir.
Cada palabra y cada gesto que se decía en aquella conversación fue bajo la atenta mirada de Teo, y Carla se preguntó si a él le ocurría lo mismo, si esa postura casi imperturbable que mostraba era sólo una fachada, si realmente por dentro sentía y sufría la muerte de la que había sido su esposa por tantos años. Lo miró con detención y solo vio frialdad en sus ojos, ese hielo que nada lo derretía y lo odió, lo aborreció con todo su ser por lo que significaba, y especialmente por todo lo que sabía y sospechaba que había sido capaz de hacer.
-Quiero que salgas de aquí- le dijo Carla una vez que el médico se había marchado para buscar unos documentos que debían firmar.
-¿Qué dices?- preguntó Teo sin entender a que se refería su hija.
-No quiero que estés aquí. No en su último suspiro- le aclaró Carla con toda la frialdad que por años había aprendido a demostrar, para su desgracia era un reflejo de la de él, pero en ese momento la utilizaría como su mejor arma.
-Es mi esposa, Carla, que no se te olvide, y menos aún que soy tu padre- le recordó él de manera dura con sus ojos crispando de furia al escucharla intentando echarlo de ahí.
-Me importa una mierda. Sal de aquí, déjala en paz. Déjala tener sus últimos segundos de vida, aunque ya no esté aquí, en paz- le respondió sin contenerse ni amedrentarse, a la vez que le apuntaba la puerta.
-Eres tú la que no me quiere aquí. Eres una mal agradecida, cuando fui yo quien te llamó y estás aquí por eso. Hasta hace unos días no te importaba, fuiste incapaz de venir en más de 6 años, ni siquiera una sola llamada y ¿ahora quieres cuidarla de mi? Yo estuve a su lado cuando tú te marchaste sin mirar atrás- le reprochó él con tono fuerte que retumbó en aquellas blancas y vacías paredes.
Cada palabra que podría haber sido un duro golpe para Carla, simplemente le rozaron sin lastimarla, las sintió lejanas como si se las dijera a alguien más, y eso se sintió como una pequeña gran victoria.
-Mira como acabó a tu lado- le respondió Carla destilando ironía y se quedó mirando a Beatriz y la tristeza empañó todo otra vez.
-Fue un accidente ¿me vas a culpar por algo asi?- cuestionó Teo con una mezcla de fingido dolor e inocencia que a Carla le causó repulsión.
-No soy el monstruo que te has creado en la cabeza.... Y ahora que heredarás el título, debes crecer, Carla, y dejar de pensar estupideces- le habló otra vez si fuera una niña pequeña.
Aquellas palabras de Teo le provocaron un escalofrío, uno que la hizo remecerse imperceptiblemente desde la cabeza hasta los pies. Finalmente el peso del marquesado quedaría en sus manos, pero intentó rápidamente evadir ese pensamiento, era algo con lo que no podía lidiar por el momento. Así que sin dejar de sostenerle la mirada, pues sabía que él había usado esa frase para doblegarla, no le dio en el gusto y continuó ese enfrentamiento silencioso.
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El hilo rojo
FanfictionCarla & Samuel se despidieron con un simple beso en la mejilla y dos corazones rotos. Pero cuenta una leyenda que un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancia. El hilo s...