"Requiem por el pasado"

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A Carla el corazón le bombeaba en los oídos mientras veía a la comisario caminar hacia su lado. En ese momento había dejado de escuchar al abogado que le seguía explicando las razones de por qué estaba ahí. Dejó de percibir la mirada de Samuel sobre ella y apagó las preguntas que se hacía sobre Erick, pues ya nada de eso importaba tanto como saber qué sucedería a continuación.

Parecía que nadie más se había dado cuenta de esa presencia, y como acto reflejo, Carla comenzó a caminar hacia ella. Los ojos de ambas mujeres se conectaron, mientras una avanzaba con seguridad y determinación, la otra lo hacía llena de cuestionamientos y dudas, pero la mayor esbozó una suave sonrisa y asintió antes de girar sus pasos hacia un lado.

Carla se detuvo por un instante a analizar lo sucedido, dándose cuenta que no iba por ella sino que dirigía sus pasos hacía Teo, quien al poco andar se percató de que se acercaban a él y se enderezó tanto como le fue posible. La tensión se le notó inmediatamente en su cuerpo, Carla lo supo al ver la rigidez de su cuello, como la vena de su sien palpitaba visiblemente, y por último por como se arregló el traje como gesto inconsciente que hacía cada vez que se sentía incómodo o molesto.

-¿Qué hace ella acá?- escuchó que preguntaba Guzmán con desconcierto y algo de dureza en la voz.

Carla giró la cabeza, vio a todos sus amigos ponerse alerta, Lucrecia especialmente pálida, mientras Valerio se ponía delante de ella, a la vez que Samuel y Guzmán se ubicaban a sus lados para franquearla. Mientras tanto Rebeka y Nadia se hacían cargo de Ander que miraba todo con seriedad y algo de debilidad que hizo que Carla se preocupara por él. Y en ese mismo instante quiso decirles que no había nada que temer, que podía estar segura que esa visita no tenía que ver con ellos. Así que miró a Samuel y con un simple gesto negativo le trató de pedir que se quedaran ahí, quietos y calmados, lo que al parecer fue efectivo ya que él algo murmuró y todos se quedaron sin volver a decir algo, pero manteniendo la actitud alerta ante todo lo que estaba sucediendo.

Carla no detuvo su andar hasta llegar cerca de su padre que miraba con ojos gélidos a la mujer que ya estaba frente a él.

-Teo Roson, lamento acercarme en estas circunstancias- saludó la comisario con rectitud.

-¿Qué hacen aquí?- cuestionó él con dureza.

-Necesitamos conversar con usted- le respondió la comisario sin rodeos.

-¿Conversar? Yo no tengo nada que conversar con ustedes- indicó Teo sin una pizca de temor.

-Por favor, acompáñenos- insistió la mujer con voz segura al ver la actitud defensiva de él.

-¿Acompañar? ¿Y eso por qué sería?- no dejo de cuestionar con desafío.

-Debemos hablar de algunas cosas- respondió ella mirándolo fijamente para hacerle saber que no se amedrentaría. Los años le habían dado mucha más experiencia, seguridad y sobre todo eficiencia.

-¿Saben dónde estamos? Acabo de enterrar a mi esposa- indicó Teo furioso aunque trataba de mantener la compostura.

A su alrededor varios conocidos miraban con incredulidad aquella escena, otros cuantos se comenzaron a retirar, algunos por incomodidad, otros por su propia conveniencia.

-Lamento mucho vuestra pérdida- respondió ella mirando de reojo a Carla, pues estaba segura que él no lo lamentaba realmente - pero este asunto es importante y es mejor hacerlo lo antes posible-

El hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora