Sara besaba a Samuel de manera tímida, él le seguía el ritmo sin presionarla más allá. Habían llegado a su piso casi una hora atrás, habían bebido en la cocina una cerveza y conversado de algunas cosas, especialmente del trabajo que a ambos apasionaba. Y de pronto ella se había atrevido a besarlo. Él no podía negar que la había invitado consciente de que eso podría pasar, pero tampoco era algo que presionaría para que sucediera.
Entre besos se habían acercado al sofá que adornaba la sala. En ese lugar ya no estaba el antiguo, ese que tenía tantos recuerdos lo había puesto en su antigua habitación, ya que las quemaduras de cigarrillo que con el tiempo había adquirido no lo hacían muy adecuado para recibir visitas. Sara estaba recostada de espalda y Samuel al lado de ella. Él no había sido consiente en qué momento se había sacado la camisa y ella la suya, pero ambos estaban con el torso desnudo, aunque ella aún conservaba su brasier.
-Samuel...- murmuró Sara poniendo sus manos sobre el pecho desnudo de él en el momento en que intentaba bajarle los tirantes.
Él se detuvo de besarle el hombro y la quedó mirando, descubriendo que en los ojos de Sara había un destello de nerviosismo y algo que creyó que era temor y eso lo descolocó.
-¿Todo bien?- preguntó preocupado, suponiendo que a lo mejor la estaba lastimando, aunque ni siquiera estaba sobre ella.
-Si- respondió ella con voz muy baja, acariciándole la mejilla con ternura y cuidado.
-Si quieres, podemos ver una película- le propuso Samuel tratando de sentarse a su lado, pero Sara lo detuvo afirmándolo de los brazos.
-¡No!- le dijo haciendo que Samuel riera ante su respuesta efusiva.
Volvieron a besarse, Samuel intentó disfrutar de las manos de Sara que se movían con dulzura por sus brazos y espalda, aunque sin atreverse a ir más allá. Al cabo de varios minutos en ese juego sutil las manos de él viajaron desde sus pechos hasta su ombligo y se detuvo jugando en el borde del pantalón acomodándose un poco más sobre ella.
-Samuel...- volvió a llamarlo Sara mientras aún tenían los labios conectados.
Él volvió a mirarla y le sonrió esperando que ella hablara y le dijera que quería.
-Hay algo que debo decirte- le comentó en voz baja y sin poder sostenerle la mirada. Lo que llamó la atención de Samuel.
-Sara, si no quieres está bien- le comentó con sinceridad y una sonrisa comprensiva.
-No es eso... claro que quiero... pero hay algo que necesito que sepas antes de continuar-le respondió nerviosamente.
Samuel quedó expectante, preguntándose que podría decirle, sin embargo no podía imaginarse nada, a pesar de que su mente intentaba buscar rápidamente alguna repuesta.
-Dime- le pidió hablándole con suavidad mientras le daba una caricia en el brazo algo que hizo que ella se estremeciera.
-Yo, nunca... nunca he estado con nadie antes- le confesó casi de manera inaudible.
Sara sintió una gran vergüenza al decir aquello, a su edad seguir siendo virgen era bastante inusual, pero tenía sus razones y esperaba que Samuel, con lo increíble que era con ella la comprendiera, la cuidara y no la hiciera sentir como una anticuada.
Samuel al escucharla tuvo que repetir esas palabras en su cabeza y no pudo dejar de mirarla fijamente a los ojos.
-¿Eres.... ?- logró gesticular para comprobar si había entendido bien.

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El hilo rojo
FanfictionCarla & Samuel se despidieron con un simple beso en la mejilla y dos corazones rotos. Pero cuenta una leyenda que un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancia. El hilo s...