"Interludio"

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-No tienes que venir si no te sientes preparada-

Carla miraba la pantalla de su móvil y leía las palabras de Samuel una y otra vez.

Habían pasado dos semanas desde que Valerio le había comentado de la reunión de Ander. Dos semanas en las que había decidido seguir hablando con Samuel como si no supiera nada de ninguno de los dos temas, no le iba a preguntar si estaba saliendo con alguien, menos hacerle saber que ella ya tenía idea de la posible y muy próxima reunión que estaba planificando su amigo enfermo.

Samuel tampoco le había dicho nada en ese entretiempo, seguía escribiéndole cada dos o tres días, sólo para preguntarle cómo estaba y nada más. Sin embargo eso había cambiado esa misma mañana, en la cual finalmente se había atrevido a decirle algo del tema.

Le había escrito lo mismo que le había dicho al teléfono Valerio, que Ander quería juntarse con todos, y al no tener respuesta inmediatamente de Carla le había escrito ese mensaje que ella seguía leyendo una y otra vez.

-No tienes que venir si no te sientes preparada-

Claro que no se sentía preparada, ¿cómo podía volver después de todo lo ocurrido? No se lo imaginaba, el solo hecho de imaginarse bajando del avión en el aeropuerto de Madrid le comenzaba a acelerar la respiración.

-Sufres Trastorno de estrés post traumático- le había dicho su terapeuta un tiempo atrás.

Todos los eventos desde la muerte de Marina, más su disfuncional y patológica familia, habían generado en ella esa respuesta, la cual estaba trabajando arduamente en superar, pero aún no estaba preparada, tal y como había escrito Samuel.

Carla le agradeció su apoyo y y comprensión, y decidió dejar hasta ahí la conversación, se excusó sobre una reunión importante y se despidió, aunque aún le faltaba por lo menos una hora para empezarla, pero necesitaba sacarse ese tema de la cabeza y retomar el control que la caracterizaba.

Salió a tomar un poco de aire y aprovecharía para comprarse una limonada fresca, pues ya estaba cansada del café que tomaba en su oficina.

El día, como solía ser lo habitual en ese lugar, estaba parcialmente nublado, pero hacía bastante calor, así que caminó al carrito más cercano para no sufrir con la temperatura. Pidió lo suyo y se puso a esperar revisando la decena de correos que inundaba su bandeja de entrada.

Todo ocurría con normalidad hasta que percibió que alguien la miraba. Como acto reflejo se volteó y se encontró con Erick que le sonreía como el inicio del saludo que siempre le daba.

-¡Buenas tardes Carla!- la saludó aproximándose a ella, dando un par de largos trancos hasta quedar tan cerca como el protocolo del respeto lo permitía.

-¿Qué tal?- correspondió Carla amablemente el saludo.

-Ahora mucho mejor que he logrado verte- respondió él con una sincera y seductora sonrisa.

Carla se mantuvo seria por unos segundos y luego sonrió complacida.

-¿No me habrás estado espiando desde tu ventana de vista panorámica para salir justo en el momento preciso?- preguntó ella fingiendo preocupación.

-¿Qué puedo decir en mi defensa? Eres cautivadora... como una- le dijo mirándola con intensidad.

-No sigas, por favor- lo detuvo Carla sabiendo lo que iba a decir.

El hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora