ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 28

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Capítulo 28

Nunca había sentido un olor que pudiera causar tantas sensaciones. Es fácil para una persona reconocer el olor a hospital, es como si tuviese vida propia y se adentrara en la nariz acentuando la incertidumbre o la desesperación. Es desagradable, por eso intento respirar lo menos posible. Hace una hora me hicieron la prueba de sangre y Susana fue a no sé dónde para buscar los resultados. No he podido ver a mi hermana porque en cuanto la trasladaron a una habitación me impidieron pasar a verla. La enfermera dijo que únicamente podía estar una persona adulta con ella, y Lillian es quien se quedará a su lado.

¿Que estoy frustrada? pues lo estoy ¿Que tengo miedo? me tiemblan hasta las manos. En cada parte de mí vive la incertidumbre a pesar de que el doctor dijo que todo está bien y que mi hermana se quedará porque es necesario hacerle más pruebas.

Hace un rato se hizo de noche. El ventanal de cristal no refleja el paisaje del muelle, ahora todo ha quedado en una oscuridad entrelazada con pequeñas luces procedentes de casas en la lejanía. La luz blanquecina de la sala de espera se ha vuelto más intensa. Eso me pone nerviosa.

Tony no se ha movido de su silla desde que llegó, tampoco hemos intentado hablar de nuevo. Parece que es más interesante mirar las sillas de colores de enfrente como si estuviese hipnotizado. Tal vez debería irse a casa.

Ladeo mi cuerpo para poder hablar con comodidad.

—Oye... ¿Y si hablas con Susana para que regreses? Te agradezco que hayas traído a mi hermana, pero si quieres regresar no hay problema.

—No pasa nada, estoy bien aquí.

Asiento y me recuesto en la pared, no insisto porque tengo la mente hecha un lío. Por un segundo me pregunto si en la casa todos estarán preocupados, o si... Ashton sabrá lo que sucedió. Mi cabeza va alternando entre situaciones dolorosas como si quisiera torturarme.

Ashton...

Lucas...

Parece tan irreal. Es impactante saber que vivió un año con su familia adoptiva. Recuerdo que cada que iban a visitarlo eran muy amables, incluso hablé en varias ocasiones con ambos. Me duele que la vida de Ashton haya dado cambios tan bruscos, no merece todo por lo que pasó. Pero si ahora estoy viva, ha sido por darme cuenta que cada cual puede escoger la versión que quiere ser. Estamos compuestos por capas y capas diferentes, una encima de la otra, y hay que saber hurgar y escoger cuál quieres que sea tu capa principal, esa que te defina. Ashton escogió su capa de dolor.

Tardé mucho tiempo en aceptarlo. Las personas la mueven otras personas, o la misma persona en sí, en mi caso, mi motor es mi hermana. Por eso, cuando hace un año me enteré de su enfermedad, de manera un tanto egoísta decidí que era mejor acabar con mi vida. Porque no quería pasar por eso, no quería verla sufrir y no deseaba estar sola, pero entendí que debía dejar la capa de cobardía a un lado y que tenía que estar para mi hermana, que no era culpa de ninguna encontrarnos en esa situación. Ahora mi muñeca porta una cicatriz y la cubre un ave que significa libertad.

Para Ashton su motor es él mismo, siente que se ha perdido, y por eso se encuentra tan atormentado como yo en su momento. Pero como dije antes, él no ha movido bien sus capas y se ha quedado con una demasiado gruesa, una oscura que no le permite ver más allá de su melancolía. Es cierto que a veces una persona no puede mejorar por si sola y necesita ayuda externa. Él la ha recibido, ya queda de su parte querer avanzar.

En esta última hora no he podido alejar a la señora Bretta de mi cabeza, en nuestra conversación me dio a entender que estaban enterados del padecimiento de mi hermana porque eso está en su expediente. Sé que la probabilidades son muy pocas, pero en estos sesenta minutos de puro agobio, no puedo dejar de pensar en qué hay de malo si nos dan una oportunidad. Eso es lo que tanto esperaba, ¿no? ¿Entonces por qué no aceptar esta salida?

Crayones para un ángel ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora