Capítulo 14

984 83 9
                                    

×Respira Y Vive×

(T/N) jamás había imaginado que vivir en Corona significaría aventuras parecidas a las de un cuento, la magia existía y gracias a ella se sentía viva, aunque Varian negara su existencia él sabía perfectamente que lo había, lo vio ante sus propios ojos.

Sin embargo, desde la situación de su padre, lo invadía el miedo de que se volviera a repetir y no saber cómo ayudarlo lo carcomía, aunado de que temía que (T/N) lo abandonara, estos escenarios inundaron sus sueños. Ya eran muchas las noches en las que despertaba y corría desesperado hacia las habitaciones de su padre y de su novia.

A veces la chica sentía entre sueños el cálido beso en cualquier parte de su rostro, ya fuera la frente, sus mejillas o sus labios pero sucedía demasiado. Una noche, cuan bella durmiente, despertó por un tierno beso:

—¿Varian?— éste se alejo temblando —¿Sucede algo, amor?

Varian, tembloroso, acercó su mano a la mejilla de la contraria y la acarició suavemente, comprobando que de verdad era ella.

—¡Oh querida!— la abrazó fuertemente —. No sabes lo feliz que estoy cuando estoy a tu lado.

Se sentaron en el lecho, (T/N) recargó las manos del alquimista en su regazo y podía sentir el frío, el frío de la soledad. Varian, como había despertado de repente, tenía una mirada perdida, su rostro pálido reflejaba un semblante triste, estaba perdido entre la pesadilla y la realidad.

—¿Qué sucede, cariño?— preguntó (T/N) quitando el mechón azul de su rostro —¿Te sientes mal? ¿Quieres que vaya por un poco de agua?

Varian a duras penas movía la cabeza, sus párpados caían pesadamente por el sueño pero los abría para no volver a ese terrible recuerdo. Si (T/N) reacciono con un beso, tal vez lo haría el también y así lo hizo, tomó su cabeza y se dirigía a su boca, cuando el roce se dió, Varian se dejó llevar por la dulzura que cayó dormido, estaba complacido porque sonreía y sus mejillas cobraban vida de nuevo.
Lo sostuvo antes de que cayera, con mucho cuidado lo acostó en su cama y lo arropó, era un niño, un niño inteligente y brillante, de verdad lo amaba tanto, la luz de su corazón la guió a su amor.

—Me salvaste de mi misma— cantó (T/N), susurrando —. Cuando casi me rendía.

Se acostó a su lado, en su mente guitarras, violines y trompetas entonaban una melodía tranquila y a medida que veía más a su pareja la melodía sonaba más fuerte, le hacía sentir tantas cosas.

Al amanecer le preguntaría qué sucedía en sus sueños, que era aquello que lo perturba y no lo dejaba descansar, pero ahora a su lado dormiría tranquilo, se lo merecían después de tantas horas de trabajo tratando de descifrar un papiro, pero Varian era el que más esfuerzo ponía.

—Descansa, mi pequeño alquimista— de acurrucó en su pecho y lo abrazó, escuchaba su corazón palpitar —. Que pronto tendremos que trabajar.

Durmieron tranquilos, por suerte Varian no ronco esta vez.

Cuando Las Luces Se Apaguen (Varian x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora