29. La mente de Lance Wilde.

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11 de agosto de 2020

Lance.

En el momento que abría los ojos cada mañana, emitía un leve suspiro. Aquellos segundos en los que intentaba recordar quién era y en dónde estaba, me parecían valiosos. Todo era menos complicado cuando olvidaba mi nombre o lo que me había llevado a dormir en esa cama que todavía no terminaba de lucir conocida. Era complicado reunir el coraje suficiente para levantarme y comenzar un día que hubiera preferido que no ocurriese.

—¿Quién se llevó mi camisa? —murmuré, profiriendo un bostezo. Me encogí de hombros, tomando otra que recuperé del closet. Mientras salía de la habitación, cargaba con la cesta donde guardaba la ropa sucia. Quizás no lo aparentaba, pero intentaba ser lo más ordenado posible al grado de alterarme y comenzar a lavar porque odiaba que las prendas se acumularan. Me aferraba a la sensación de «tenerlo bajo control», por lo menos, respecto a la limpieza.

Me paralicé cuando noté que la lavadora se encontraba en funcionamiento debido al ruido que profería desde el cuarto al final del pasillo. Antes de que perdiera la compostura, pensé que ningún ladrón se encargaría de lavar en la casa que pretendía robar, a menos que el tipo fuera un poco como yo.

—¿Acaso él...? —exclamé, apresurándome a las escaleras. Jamás confundiría el ruido de alguien cocinando, en especial, si no sabía muy bien lo que hacía—. ¡Moe! —proferí en el umbral. No, mi hermano mayor no era ese hombre de mediana edad, observándome desconcertado. Mi padre apagó la estufa, interrumpiendo la elaboración de huevos revueltos.

—Buenos días, Lance. Maurice no pudo acompañarme esta vez, lamento que lo único que pueda ofrecerte es un desayuno que probablemente no cumpla con tus expectativas. ¿Cambiaste los sartenes de lugar? —inquirió para después pedirme perdón por desacomodar las estanterías. Mordí mi labio a la vez que reflexionaba sobre su comentario sobre Moe, claro que no lo acompañaría a casa, ni siquiera le había dado su número. Además, él me hizo prometerle que avisaría si aparecía en vacaciones de verano. «No quiero verlo» —reiteró mi hermano.

—No te preocupes —negué con la cabeza, colocando el cesto en una de las sillas del comedor y acercándome para empezar a ordenar—. Respondiendo a tu pregunta, no, la última vez que regresaste también los tenía en el mueble junto al fregadero. Es normal que no conozcas su sitio, nunca vienes a casa, y no es como que acostumbres cocinar en caso que lo estés.

Esbozaba la misma expresión dolida que Moe, ambos eran demasiado parecidos físicamente. Todavía dudaba si esto era igual en cuanto a sus personalidades, realmente no descifraba la verdadera naturaleza de papá, ¿era un hombre duro? ¿Débil? ¿O simplemente actuaba conforme a lo que debía enfrentar? No estaba seguro si algún día resolvería el misterio que el hombre que me dio la vida representaba para mí. Por otro lado, yo era idéntico a mamá. «Es un poco difícil verte a los ojos, Lance, es como si ella estuviera aquí» —dijo Moe en alguna ocasión.

—Quise darte una sorpresa, se suponía que me encomendarían otro proyecto en Moonlight —habló, luego de un prolongado silencio—. En cambio, me dieron un par de días libres. ¿No es bueno? Lance, los extrañaba mucho.

—¿A quiénes? Solo yo estoy acá —interrogué, frunciendo el ceño. ¿Se refería a mamá? ¿La veía reflejada a través de mí?

—Sé que convencerás a Maurice de regresar a casa —declaró en un vano intento por reparar la equivocación que acababa de cometer.

—Papá, Moe no quiere... —Detuve la organización de las estanterías para analizarlo detenidamente, aun debatiéndome si debía continuar o no.

—¡Por cierto! ¿Qué tal te fue en Greenfield? ¿Cómo está tu tía? ¿Su marido? ¿Los niños? Espero que lo hayas pasado muy bien, supuse que un fin de semana no era suficiente, así que le pedí que te acogiera por diez días, ¿te gustó? Imagino que sí, siempre es bonito desconectar en el campo, ¿no crees? —interrumpió, forzándome a contener las palabras que terminaron atrapadas en mi boca.

Esta secuela es un desastre [OCRA #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora