10. No, no y no.

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Contemplé a Emilia Mezzaluna detenidamente, conteniendo un suspiro. 

Sus ojos celestes, su cabello castaño rojizo que caía en perfectos rulos hasta llegar por debajo de los hombros, su pequeña nariz, sus delineadas cejas, y por último, aquella sonrisa angelical en combinación con una mirada seductora que hacía dudar de sus verdaderas intenciones.

No sabía qué pensar acerca de ella. 

—¿Qué estás haciendo, Suri? —inquirió mi madre detrás de mí provocándome un gran susto, dejé caer mi celular en el piso, lo que causó un estruendo—. ¿Quién es? Oh, es muy bonita —comentó a continuación mientras veía la pantalla luego de recogerlo. 

—No es nadie, mamá —aparté la mirada avergonzada, sinceramente no estaba convencida de explicarle que es una joven italiana, la cual el chico que me gusta admira. Solía ser abierta con mi madre y no dudaba en contarle algunas cosas, pero quería que este asunto fuera privado por el momento. 

—¿En serio? —preguntó incrédula—. Buen intento, la conozco, es Emilia Mezzaluna.

Katherine Adams me devolvió el teléfono con una leve sonrisa que solo esbozaba cuando ganaba. Y vaya que lo había hecho. 

—No tenía idea de que supieras sobre cocina. 

—Tienes razón, no lo sé, seleccioné la foto y me llevó a un enlace donde ponía el nombre de la chica. Gracias por facilitarme lo demás, ¿así que es chef? 

—Siempre tienes que derrotar a tus hijas en todo, ¿no? —bufé, rodando los ojos. 

—Naturalmente tengo que hacerlo, y bien, ¿qué pasa con Emilia? Supongo que por su apellido es italiana, ¿por qué tienes interés en ella? ¿es pariente de Dante? ¿te gusta acaso o...?

—No es nada de eso, mamá. Emilia se transfirió hace unos días a la escuela, es una especie de ídolo en el mundo culinario, habla siete idiomas y podría ser una participante en certámenes de belleza —me detuve, sintiendo un pequeño dolor en el pecho y en la garganta, suponía que eran ganas de llorar. Odiaba ser tan sensible durante este último tiempo—. Ella es el modelo a seguir de Lance. 

—¿Lance? ¿El chico que ayudaste porque sufría acoso y ahora es tu amigo? —Parecía un poco confundida, no tardó ni siquiera un minuto en cambiar su expresión—. Lance te gusta, y mucho por lo que veo. Quita esa cara de perrito desamparado que tienes —me acarició el cabello a la vez que se sentaba a mi lado en el sofá—. ¿Qué haces buscando fotos de esa niña en internet, cariño? Por más bella que sea no hace que tú dejes de serlo.

—Eso lo dices porque me quieres.

—Si fueras fea ya te lo habría insinuado, cielo. 

Me reí secamente, ella lo hizo con muchas ganas. 

—Vale —suspiró cuando terminó de burlarse, apretó el puente de su nariz a la par que parecía meditar el consejo que me daría a continuación—. No deberías aceptar un rechazo sin que ni siquiera hayas escuchado su respuesta. Sé que no quieres rendirte, pero inevitablemente lo haces. Simplemente acércate a Lance poco a poco y no retrocedas por nada. Todo saldrá bien. ¿Confías en tu madre?

—No —solté. Katherine Adams me pellizcó hasta que dije que sí. 

—Uh, ¿quizás sería buena idea hacer un libro sobre ti? —murmuró, analizándome con aquella mirada apasionada que esconde, además, una pequeña dosis de locura—. Tenía planeado escribir sobre tu hermana de nuevo, solo que lo descarté porque no está ocurriendo nada entre ellos. Dante es un gran chico y su relación funciona muy bien, yo necesito algo de drama para inspirarme, ¿sabes?

Esta secuela es un desastre [OCRA #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora