2. Estoy bien.

911 113 27
                                    

Kira cerró los puños con fuerza e hizo aquel gesto con la boca que solo esbozaba cuando estaba furiosa.

—¿Esos hijos de puta hicieron qué? ¡Es tan bajo que tres personas golpeen a una! ¿Quién es el chico? Voy a resolver las cosas, no te preocupes, mi niña —Kira cambió su expresión radicalmente al dirigirse a mí, su ceño dejó de estar fruncido, pero sus ojos brillaban teniendo como única motivación la venganza.

—Pensé que si te contábamos ibas a decirle a Suri que dejara de involucrarse en los problemas de los demás. ¿Por qué la estás apoyando? —Tanner sostuvo su sien, exasperado.

—Eso mismo estoy haciendo, lo arreglaré sola porque no quiero que Suri corra peligro —acarició mi cabello con dulzura, en cambio, a Tanner lo observó levantando una ceja.

—Ninguna de las dos hará nada, entiendan, no es lo mismo que suelen hacer —El chico tomó mi mano y la apretó—. Suri, es más que consolar a una persona con el corazón roto o ayudarle a aprobar un examen.

—Lo entiendo —asentí con seriedad—, pero no puedes pedirme que lo ignore.

—No te estoy pidiendo eso, es solo que...

—Tanner, tú también estás en esto —le interrumpí—. Ayer querías atrapar a los culpables, ¿no es así? Lo hubieras hecho sino te detenía. ¿Acaso no comprendes la frustración que siento ahora mismo por no poder hacer más?

—Suri... —suplicó. Estuve a punto de rendirme cuando escuché el tono de voz que había adoptado. No quería preocuparle. Tanner es muy importante para mí y no me gustaba ocasionarle ningún daño, sin embargo, no sería yo misma si cambiaba de opinión y dejaba a alguien a su suerte.

—Seré cuidadosa esta vez, lo prometo —solté la mano de Tanner para mirarlo directamente a los ojos—. Encontraré al chico y le aconsejaré que diga la verdad sobre lo que le está ocurriendo. Eso es todo.

—Está bien, confiaré en ti —accedió, luego se volvió hacia Kira—. Tú, mantente al margen, siempre terminas complicándolo todo.

—¿Desde cuándo me das órdenes, bonito? —La pelirroja levantó la barbilla, en busca de pelea.

—¿Estás asumiendo que Suri no es capaz de hacerlo por su cuenta? —Era extraño que Tanner se uniera a su juego de forma tan descarada, temí que se saliera de control.

—Yo también confío en ella, ¿qué estás diciendo? —Kira se mordió el labio poco convencida, no obstante, pareció rendirse y cederme libertad absoluta para actuar. Tenía que pensar cuál sería mi siguiente paso.

(...)

Caminaba con destino a la salida del instituto, agradecía que Kira y Tanner estuvieran ocupados en el club de voleibol porque me otorgaba tiempo a solas para planear cómo iba a encontrar al chico con tan poca información. Estaba casi segura que estaba en segundo año como nosotros, su estatura y complexión eran promedio, poseía cabello castaño y piel blanca. Cualquiera podría entrar en esa descripción. Tal vez lograría reconocerlo por sus ojos, jamás los olvidaría, eran color avellana y tremendamente expresivos, como si quisiera transmitir cada uno de sus sentimientos a través de ellos.

—¡Preciosa! ¿cómo estás? —oí que alguien habló detrás de mí, me volteé con expresión confundida ya que no se trataba de Tanner o Kira.

—¿Qué quieres, Zack? —respondí un poco más brusca de lo que esperaba.

—Ha pasado un tiempo, no hay necesidad de seguir enojada —intentó tomarme de la cintura por lo cual decidí apartarlo con una sonrisa incómoda, creí que captaría el mensaje sin necesidad de ponerme agresiva. Sonrió ampliamente dando a relucir su indudable atractivo que probablemente rivalizaba con el de Tanner, sin embargo, Zack contaba con una distintiva piel bronceada y cuerpo aún más musculado, básicamente todo en él gritaba «testosterona». Normalmente siempre estaba acompañado por un grupo de chicos similares, esta vez no era la excepción, tres chicos se encontraban a su lado.

—En realidad, no estoy enojada contigo, solo tengo prisa, ¿puedes apartarte? —Antes de que me diera cuenta, me había acorralado contra los casilleros. Quería reírme por su ridículo intento de intimidarme, conquistarme o lo que fuera que provocara tal acción.

—Suri, vamos, ¿no puedes darme otra oportunidad? —tomó mi barbilla a la vez que se acercaba con el objetivo de susurrarme al oído—. Todavía me gustas mucho.

—Zack, supéralo, terminamos hace meses, déjame en paz —Opté por alejarme de manera que entendiera que mi paciencia se agotaba. Él simplemente rio y me dejó ir. Después de que rodé los ojos y acomodé mi mochila para irme, tuve la idea de preguntarle sobre el chico, él era de otra clase así que conocería a más personas—. Uh, hey, ¿de casualidad no has visto a un chico con moretones hoy?

El castaño me miró con una ceja alzada, pensándolo un poco.

—Siento no serte de ayuda, preciosa —se encogió de hombros—. ¿Qué hay de ustedes?—inquirió a sus amigos, quienes negaron con la cabeza. Sin embargo, noté que uno de ellos se tensó tan pronto escuchó mi pregunta, eso me hizo sospechar de los tres, casualmente la misma cantidad de agresores. Era una lástima que el tipo no fuera tan buen actor como el resto, aun así no podía afirmar nada porque no pude verles la cara. Tanner me había contado que él lo había hecho, era posible que no los hubiera reconocido antes debido a que acostumbraba ignorar a Zack y a su séquito, nunca aprobó nuestra relación.

—No importa, gracias, Zack —me despedí con la mano, y me aseguré de no sonreírle, no iba a darle razones para que continuara insistiendo.

(...)

No pude dormir, estuve rodando por la cama durante horas, ¿qué podía hacer? ¿Cómo lo encontraría?

Existían tres clases de primero, segundo y tercer curso. La opción más lógica era visitarlas durante el horario de clases, tal vez si aprovechaba alguna hora libre tendría tiempo de recorrerlas. O quizás la orientadora Hemmings sería de ayuda, es buena enterándose de lo que sucede con los alumnos, ese era un buen comienzo.

Temprano por la mañana, luchaba por no dormirme mientras miraba fijamente la puerta cerrada de su oficina. La secretaria Seller me dijo que tan pronto terminara de hablar con otra persona, me atendería.

—¡Eres tú! —exclamé, olvidándome inmediatamente de todo el sueño que tenía en el instante en que lo tuve frente a mí. El chico que salió era él. Sus ojos avellana me analizaron, en esta ocasión, no expresaron emoción alguna.

—¿Te conozco? —inquirió. Me percate que fingía, poco antes de hablar, su mirada cambió ligeramente haciéndome sospechar que me había reconocido.

—En realidad no, pero...

—Entonces adiós —interrumpió e intentó marcharse. Se detuvo cuando escuchó mi voz.

—Hey, ¿quién te lastimó? —No planeaba ser tan directa, a veces podía llegar a ser muy impulsiva. Tanner va a darme un zape si se entera de esto.

—¿Uh? —El chico volteó, observándome como si estuviera loca siendo que poseía un moretón en la mejilla y un vendaje adhesivo en el puente de la nariz.

—Debes decirle a alguien, podría ser más grave si ellos vuelven a hacerte eso. Mira, puedes contar conmigo, me llamo Suri y...

—Bien, Suri, nada de lo que me pase te incumbe, no necesito de tu ayuda, estoy bien. Déjame solo —concluyó tajante.

—Lo siento —murmuré, viéndolo irse. No me importaba que él pidiera que me alejara.

Sus labios pronunciaron «estoy bien», pero sus ojos parecían decir «sálvame».

Sí, eso es justo lo que voy a hacer.

FIN CAPÍTULO 2.

Esta secuela es un desastre [OCRA #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora