17. Corazonadas.

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El equipo de Summerfield ganó el partido de semifinal contra Autumnfield gracias al pase largo que su armador, Tanner Parker, le envió a Riley Pierce. Sin embargo, aquel sacrificio lo condujo a lastimarse. 

Decidí visitarlo cuando regresó a casa desde el hospital, su madre me dejó entrar por lo que subí las escaleras rumbo a su cuarto. Me detuve en el momento que escuché a Tanner y a Micah hablando, me acerqué lentamente y logré observarlos debido a que la puerta estaba entreabierta. 

Tanner se hallaba recostado en su cama, habían colocado almohadas para elevar su tobillo, el cual fue vendado. Sufrió un esguince de segundo grado y le tomaría aproximadamente cinco semanas recuperarse. 

—Lo siento mucho, perdóname —sollozó Tanner, cubriendo su rostro con ambos brazos—. En menos de una semana será la final y no puedo jugar —él seguía llorando amargamente hasta que sintió la mano de Micah en su hombro. 

—Déjamelo a mí, el médico comentó que podré regresar al equipo dentro de un par de días —dijo, extendiendo una sonrisa—. No ha sido tu culpa, Tanner, hiciste lo que pensabas que era lo correcto, y está bien. Solamente te pediré que no seas tan imprudente, jamás realizaste un pase largo, ¿verdad? —Tanner negó con la cabeza, a pesar de que sus ojos estuvieran hinchados, su expresión cambió radicalmente para volverse pacífica.

—Bienvenido de vuelta, capitán —Micah le palmeó el hombro, Tanner finalmente sonrió. 

No tuve tiempo de enternecerme con aquella escena porque escuché pasos aproximándose, los chicos del equipo de voleibol aparecieron ante mí. 

—Suri, mierda, ¿qué haces escondida ahí? —exclamó Joan, sosteniéndose el pecho a causa del susto. 

—¿Tanner está con alguien más? —inquirió Riley. 

—Quizás se durmió —especuló Jules, encogiéndose de hombros. 

—¡Guarden silencio! —exigí en voz baja. 

—¿Por qué? ¿Qué pasó? —intervino Sam, visiblemente preocupado. 

—Micah está con él —respondí. 

—¡Qué bueno! —exclamó Colen, de manera estruendosa— ¡Capitán! —lo llamó a gritos. 

—¡Cállense! —grité también, exasperada. 

Micah se asomó, no tardó mucho en percatarse de lo ocurrido y se limitó a reír. 

—Pasen, Tanner quiere verlos —se apartó de la puerta, permitiéndonos acceder—. Lamento que sean tan escandalosos, soy padre soltero y hago mi mayor esfuerzo criándolos —susurró en mi oído cuando pasé a su lado, tuve que contener la risa. 

Tanner se había secado las lágrimas y nos observaba con diversión. 

—¿Por qué se callaron? Hace un momento hicieron un espectáculo. ¡Vamos! Estoy bien, quizás no pueda bailar o lanzar patadas, pero fuera de eso, estoy perfecto. 

—¡Lo sentimos, Tanner! Si hubiéramos jugado mejor, no habrías realizado una jugada tan arriesgada —dijo Riley con la cabeza gacha, los demás asintieron hallándose al borde del llanto.

—Todos jugamos lo mejor que pudimos, y ganamos. Tomé esa decisión por mí mismo, ustedes no tienen nada que ver, ¿entienden? 

—Pero... —interrumpió Colen, frotándose los ojos para evitar llorar. 

—Si insisten, los obligaré a correr diez vueltas por todo el perímetro del instituto. Todavía soy el capitán hasta que Micah regrese, ¿no es así? 

Esta secuela es un desastre [OCRA #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora