32. Quédate.

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17 de agosto de 2020

Lance.

Sophie llamó a Suri hace una hora para contarle que había terminado con su novio, Dante. Ella le prometió que iría a Brownfield. Fue precipitado, pero decidí acompañarla luego de que me lo propusiera. En el recorrido del autobús, nos mantuvimos en silencio, principalmente porque Suri durmió durante las catorce horas que duró el trayecto. No solía visitar a mi hermano, quien residía en la misma ciudad, ya que me aterraba viajar en avión al igual que transportarme en carretera. A pesar de ello, no me pude negar a prestarle un hombro a Suri donde apoyarse, literalmente.

—Llegamos —susurré en su oído, hundiendo mi dedo en su mejilla—. Ha pasado un tiempo desde la última vez que estuve en Brownfield.

—¿En serio? ¿Tu hermano no vive aquí? —preguntó, bostezando y estirándose. Fallé en contener una leve risa mientras bajaba nuestro equipaje del compartimiento encima de los asientos. Suri esbozaba un leve puchero, suponía que no era una persona que se despertara con facilidad. No me disgustaba haber sacrificado mi sueño para cuidarla, lo haría de nuevo si me juraran que la tendría respirando en mi cuello y emitiendo pequeños suspiros que derritieron mi corazón. Además, las escasas horas que logré dormir no fueron interrumpidas por pesadillas, no recordaba la última ocasión que ocurrió.

—Sí, es que él me visita —expliqué, acomodando dos mochilas en mis hombros. Suri intentó quitarme la suya, pero fui más rápido—. Me pone ansioso subirme a un avión o autobús.

—¡Lo siento! No lo sabía —se apresuró a disculparse, mostrándose apenada—. Lamento haber sido una molestia.

—Jamás lo serás. Quizás me incomodaba hacerlo solo, no te preocupes, me sentí tranquilo porque tú estabas —confesé, expectante de su respuesta. Me detuve para mirarla detenidamente, ella hizo lo mismo. Su rostro estaba teñido de rojo, no obstante, seguía analizándome con intensidad. Antes me habría emocionado obtener dicha victoria, saboreando el interés e invitándola a que se acercara si es que no tenía miedo de salir herida. No estoy seguro si son sus cálidos ojos azules grisáceos, atractivos labios que permanecen sonriéndome dulcemente o su particular método de demostrarme sin necesidad de palabras que a su lado me sentiría en casa. La cuestión es que soy quien está en peligro y ni siquiera me importa.

Tan pronto cruzamos la puerta que conducía a la salida de la estación de autobuses, una chica pelirroja agitó su mano para llamar nuestra atención. No había convivido mucho con Angelette, una de las mejores amigas de las hermanas Adams e integrante de la familia Boissieu-Moretti, sin embargo, sabía que podría contarnos parcialmente lo que sucedió. ¿Por qué Dante rompió con Sophie? Definitivamente su hermanastro, del que era bastante cercana, debía haberle comentado algo.

—Putain, qu'est-ce qu'il est con ! (Joder, qué imbécil es) —exclamó An, apretando con firmeza el volante ante el primer semáforo en rojo—. Mi maldito hermano resultó ser un idiota, ¡no lo puedo creer! ¿Comenzar una discusión por teléfono? ¿Terminar una relación de cuatro años y colgar? ¿Engañarla con otra chica? ¡Es mi mejor amiga! ¿Por qué lo arruinó de esa forma? —gritó, presionando hasta el fondo el botón que reducía el volumen de la radio.

—Tranquilízate, Angie. ¿Realmente Dante fue capaz de todo lo que acabas de contar? —Suri parecía desconcertada, reaccionando a duras penas para apartar la mano de la francesa del teclado de su automóvil.

—Sophie está muy mal, no la forcé para que me dijera exactamente lo que pasó, pero escuché su pelea. Nuestras habitaciones están al lado de la otra y ella gritaba preguntándole la razón. Comenzó a llorar, afirmando que había sido culpa «de ella». Ha estado encerrada desde entonces, ni siquiera me abrió cuando me pidió que te recogiera, realmente necesita hablar contigo. No sé qué hacer —An se esforzaba por mantener la compostura, pero el tono de su voz la delataba. Estaba entre la espada y la pared, todavía debatiéndose a qué lado de la ruptura debía apoyar. Hasta lo que había percibido, creía en Sophie a la par que sufría por su hermano. Sorbía su nariz mientras balbuceaba que esto no tenía por qué suceder cuando los quería a ambos.

Esta secuela es un desastre [OCRA #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora