22. Quiero estar contigo.

324 49 27
                                    

Miré la hoja que el tutor Laurence acababa de dejar en la mesa frente a mí. Decidí tomarla lentamente porque, a pesar que sabía que no reprobaría ninguna materia, siempre lograba ponerme nerviosa.

—Perfecto, iré a dormir —me levanté, recogiendo mi mochila al mismo tiempo.

—¡Soy el mejor! ¡Nadie puede vencerme! Espero que nuestros contrincantes en las nacionales estén preparados para ser derrotados —exclamó Tanner, para después proferir una serie de risotadas que Laurence no tardó en silenciar.

—¿A eso le llamas aprobar matemáticas, Tanner? ¿Un ocho? Mira mi nota en química —Kira le estampó su hoja en la cara, impidiéndole ver en otra dirección.

—Por favor, fue a causa de Dante, te recuerdo que hiciste un examen extraordinario el semestre pasado —empujó el papel, provocando que ella estuviera a punto de soltarlo, lo cual le enojó lo suficiente para que comenzara a reprocharle.

—Si les entregué boleta de calificaciones significa que pueden retirarse. Parker, Reed, una palabra más de cualquiera de ustedes y yo mismo me encargo de que asistan a cursos de verano.

—No se preocupe por ellos, señor Laurence, irán conmigo —me disculpé, agachando la cabeza. Los arrastré a ambos del brazo, alejándolos de las leves risitas de algunos compañeros de clase.

—Gracias —murmuraron, observándome con vergüenza.

—Entiendo que les emocione, solo asegúrense de festejar cuando no estemos en el aula —suspiré mientras nos dirigíamos a la salida. Se supone que Lance debería aparecer pronto. Una parte de mí tuvo miedo de que no fuera así, recordaba esos meses donde él regresaba a casa con Grace sin avisarme. Lance entraba y salía de mi vida de manera apresurada, desconsiderada, impredecible. Estaba consciente que éramos amigos y no era su obligación ofrecerme explicaciones, simplemente no podía evitar anhelar encontrarme a su alrededor. Esa añoranza, tal nivel de deseo, aquel sentimiento, no sabía cómo ignorarlo.

—Hola, Suri, ¿cómo estás? ¿Esperaste mucho? —preguntó Lance, acercándose para saludarme con un beso en la mejilla—. Kira, Tanner, ¿qué tal? Lamento haber tardado, nuestra tutora nos retuvo para darnos una charla sobre el futuro. Luego de las vacaciones de verano, estaremos en último año, ya saben.

—Déjame adivinar, ¿orientadora Hemmings? —inquirí, levantando una ceja. Él asintió—. Laurence nos pidió escribir un ensayo acerca de qué pensamos hacer al terminar el bachillerato. Si todo sale bien, Hemmings me llamará a su oficina, me emparejará con un italiano guapo y tendré esa parte de mi futuro un poco más clara.

—Dios, también necesito eso. ¿Cuánto crees que Sophie cobraría para escribirlo por mí? Si es ella, en teoría, funcionará —bromeó Kira. Lance, Tanner y yo reímos. 

(...)

—¿Tú piensas ir a la universidad? —interrogó Lance, no habíamos hablado durante el camino a casa hasta ese momento.

—Hace unos años, soñaba con estudiar en alguna universidad de Brownfield, dicen que las mejores están situadas allá. Además, estaría cerca de mi hermana. Ahora ese sueño se está evaporando, estoy considerando estudiar aquí. No estoy segura. ¿Qué hay de ti? —Lance apartó la mirada, probablemente refugiándose en algún lugar de su mente.

—Hubo un tiempo, cuando era pequeño, donde pensaba que soñar no estaba hecho para alguien como yo. Ella decía que mi destino era serle útil así que lo acepté. Estaría a su lado por el resto de mi vida, nada más. Las cosas cambiaron y me costó muchísimo comprender que yo podía decidir sobre mí mismo. Todavía sigo asimilándolo, no tengo un sueño, ¿está mal? —él cerró los ojos, como si necesitara prepararse para lo que le respondería. Opté por centrarme en lo que expresaba, deshaciéndome del impulso de indagar acerca de la persona a la que se refería.

Esta secuela es un desastre [OCRA #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora