Miré mis uñas recién pintadas, apenas me había salido, me sentía muy orgullosa de mí misma, solía ser un desastre pintando mis uñas.
-¡Una hora!- gritó Justin entrando en la habitación vestido con unos vaqueros, una camisa blanca y una americana negra.- ¡En una hora estrenamos Boyfriend y nos vamos a cenar!- reí al verlo tan emocionado.
-¿Seguro que a tu madre no le importa quedarse con Thomas?- pregunté por décimo quinta vez.
-No, ya te lo he dicho, te adora, a ti y a tu hermano, creo que os quiere más a vosotros que a mí.- rodé los ojos levantandome de la cama.
Abrí el armario y cogí unos vaqueros, una blusa blanca, un blaiser azul turquesa y unos tacones a juego, mientras tarareaba una canción. Justin me miraba divertido. Dejé la ropa sobre la cama y me acerqué a él. Rodeé su cuello con mis manos y él colocó sus manos en mis caderas. Lo besé en los labios despacio, pero intensamente. Apretó su agarré y me presionó contra él. Mordió mi labio inferior y tiró levemente de él.
-No sabes las ganas que tengo de qué seas mía.- susurró haciendo que su aliento chocara contra mis labios. Menta.
-Ya soy tuya.- contesté recorriendo su torso con mis manos.
Él volvió a besarme, pero esta vez se necesitaba su necesidad. Justin Bieber me necesitaba. Mis piernas flaquearon con éste pensamiento, la vida era bella, muy bella. Me sentía en una nube de la qué no me quería bajar.
-Te amo.- dijo al separarse de mí en busca de aire.- Te amo tanto... No sé cómo en tan poco tiempo te has ganado mi corazón.- mi corazón comenzó a latir como loco.- No quiero acostarme contigo, quiero hacerte el amor, toda la noche, toda la vida.- no entendía como había gente que lo odiaba. Era demasiado.
-Quiero que me hagas el amor, durante todo el tiempo qué tu quieras. Sinceramente, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, Drew.- sonrió ante mis palabras y me alzó. Yo rodee sus caderas con mis piernas.
Caminó unos cuantos pasos y de repente sentí el colchón en mi espalda. Colocó mis manos a ambos lados de mi cabeza y las apretó. Su boca se deslizó por mi mandíbula dejando pequeños mordiscos. Mi cuerpo ardió cuando sentí su boca sobre mi sujetador. Un millón de recuerdos de la noche que perdí a mi bebé pasaron por mi cabeza, pero los aparté, quería amar a Justin y que Justin me amara a mí. Necesitaba sentirlo, así qué sólo me concentré en él. Traté de deshacerme de su agarre, pero fue en vano, gemí cuando liberó un pecho de la copa de mi sujetador y comenzó a besarlo. Soltó mis manos e introdujo las suyas por la goma de mis bragas jugando con ella. Las bajó de golpe y quedé expuesta a sus ojos, traté de taparme, pero no me dejó. Sus labios se posaron en mi muslo y comenzaron a besarlo. Estaba más excitada de lo que lo había estado nunca, así qué recé a todos los dioses que conocía para qué Justin terminase con esta tortura, pero en lugar de eso se pasó al otro muslo cuándo estaba ya cerca de mi zona íntima. Estaba jugando conmigo.
-No va a ser ahora nena, tienes que vestirte, prometo que te haré el amor después de cenar y creeme la espera merecerá la pena.- dijo contra mi piel. Se levantó.
La alarma del móvil sonó y Justin se abrazó sobre el ordenador, yo lo miraba por el espejo mientras ondulaba mi pelo. Él se giró para observarse y frunció el ceño.
-Ven aquí.- dijo dando pequeños golpes en su regazo, indicándome que me sentara sobre él. Rodé los ojos e hice lo que me mandó.- Quiero qué le des tú al botón, esta canción la escribí para ti. Deberías sentir tú la adrenalina.- Una estúpida sonrisa se dibujó en mi rostro. Estaba nerviosa, ¿y si me equivocaba? Solo era presionar un botón si lo hacía mal sabría que soy imbécil, bueno, creo que ya lo sabía.- Venga, dale, ¿a qué estás esperando? ¿A que sea dos de marzo?- cerré mis ojos y pulsé la tecla de intro.- Abre los ojos, va a empezar el vídeo.- dijo riendo.
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Virtual.
RandomDestiny Evans es una chica normal de pueblo de 19 años, que hace las cosas típicas de una chica de su edad, hasta que un desconocido pretende cambiar su vida.