Cuando me dirijo a la mesa en la que solemos comer, veo que Calipso y Will ya están allí. Y cuando descubro que Percy está sentado con ellos, me entran ganas de salir corriendo en dirección opuesta.
—Puedes sentarte con nosotros, pero solo si prometes no mirar fijamente al chico nuevo —bromea Will—. Es de muy mala educación quedarse mirando a la gente, ¿nunca te lo había dicho nadie?
Pongo los ojos en blanco y me siento junto a él en el banco, decidida a demostrarle lo poco que me impresiona la presencia de Percy.—Me crié con lobos, ¿qué quieres que haga? —Me encojo de hombros mientras me peleo con el cierre de la fiambrera.
—Yo me crié con una drag queen y una novelista romántica —dice Will que se inclina hacia delante para robar unas gominolas de la parte superior de la magdalena pre-Halloween de Calipso.—Lo siento, cielo, pero eso no te ha ocurrido a ti, sino a Chandler, el de Friends. —Calipso se echa a reír—. Yo, sin embargo, me crié entre brujas. Era una hermosa princesa vampiro a la que todos amaban, mimaban y admiraban. Vivía en un lujoso castillo gótico, y la verdad es que no tengo ni la menor idea de cómo he acabado en esta espantosa mesa de fibra de vidrio con unos fracasados como vosotros. —Hace un gesto con la cabeza para señalar a Percy—. ¿Y tú?
El chico da un trago de su bebida, una especie de líquido rojo iridiscente que lleva en una botella de cristal, y luego nos mira a los tres.
—He vivido en Italia, Francia, Inglaterra, España, Bélgica, Nueva York, Nueva Orleans, Oregón, la India, Nuevo México, Egipto, y en algún que otro país más —dice esbozando una sonrisa.
—Parece que hay alguien por aquí cuya familia está relacionada con el ejército… —bromea Calipso, que coge una de las gominolas de la magdalena y se la arroja a Will.—¿Has vivido en Oregón? —dice Will que se pone la gominola encima de la lengua antes de tragársela con un trago de Vitamine Water, su bebida reconstituyente.
—En Portland. —Percy asiente.
—Nuestra amiga Annabeth, aquí presente, vivía en Oregón —añade, lo que provoca que Calipso lo fulmine con la mirada. A pesar de la enorme metedura de pata que cometí antes, mi amiga me considera el mayor obstáculo entre ella y su verdadero amor, y parece molesta siempre que la atención se concentra en mí.
Percy sonríe y me mira a los ojos.
—¿Dónde?—En Eugene —murmuro. Trato de concentrarme en mi sandwich y no en él, porque, al igual que ocurrió en la clase, cada vez que habla lo único que oigo es el sonido de su voz. Y cada vez que nuestras miradas se cruzan me siento acalorada. Y cuando su pie choca contra el mío, siento un estremecimiento que recorre todo mi cuerpo. Y todo esto empieza a asustarme de verdad.
—¿Cómo has acabado aquí? —Se inclina hacia mí, momento que Calipso aprovecha para acercarse aún más a él.
Yo clavo la mirada en la mesa y aprieto los labios, como siempre que me pongo nerviosa. No quiero hablar sobre mi antigua vida. No le encuentro sentido a volver a relatar todos los detalles escabrosos. A tener que explicar que, aunque yo lograra sobrevivir, fue culpa mía que toda mi familia muriera. Así que al final me limito a arrancarle la corteza al pan del sandwich y le digo:
—Es una larga historia.Puedo sentir la mirada de Percy: intensa, cálida e incitante, y me pongo tan nerviosa que empiezan a sudarme las palmas de las manos y se me resbala la botella de agua de entre los dedos. Cae tan rápido que no puedo atraparla, solo esperar las salpicaduras.
Sin embargo, antes incluso de que llegue a la mesa, Percy la coge al vuelo y me la devuelve. Y yo me quedo sentada sin moverme, observando fijamente la botella para no tener que mirarlo a los ojos. No puedo evitar preguntarme si soy la única que se ha dado cuenta de que Percy se ha movido tan deprisa que su brazo se ha convertido en un mero borrón.
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Eternidad
FanfictionAnnabeth guarda un secreto: puede oír los pensamientos de todos los que están a su alrededor, ver su aura y descubrir su pasado con solo tocarles la piel. Abrumada por la fuerza de este extraño don, vive encerrada en sí misma y solo tiene dos amigos...