MI ADICCIÓN.✔

CAPÍTULO 5.

BRUNO D'ANGELO.

— Bruno el vuelo esta listo para regresar a Sicilia.– me informa Stefan interrumpiendo mis pensamientos.

Está mañana la espere a la salida de su hogar para verla una vez más y cuestionarme por que toda ella logra desencajarme de lo que aparentemente quiero ser para los demás. Quiero transmitir terror para que no intenten derrumbar lo que yo mismo he creado.
Es tan radiante y llena de vida que no puedo dejar de mirarla. Debo parar.

— Cancela el vuelo, nos quedaremos más tiempo.– lo dejo confundido sin decir el por que de mí repentina decisión. Pero ni yo mismo puedo explicarlo, sólo me queda decir que esa maldita mujer me dejo intrigado, investigaré sobre ella y tal vez soló será cuestión de horas para no darle tanta importancia y volver a Sicilia.

— ¿Saldrás?.– me cuestiona Stefan no muy convencido, no digo nada, lo ignoró y me subo al auto sin un rumbo fijo; sólo quiero distraerme por las calles de Chicago.
El tema sobre el individuo que quiere dar conmigo me tiene estresado, quiero dar con él lo más pronto posible y matarlo con mis propias manos. Aprieto el volante del auto de tan sólo recordarlo. Les he dado tantas oportunidades, zonas donde no habitan familias para que vendan sus porquerías ilícitas, y aún así quieren matarme. Son tan nefastos.

Me desvío del camino hacía la cafetería donde anteriormente estuve con los demás, sin pensar su imagen se reproduce una y otra vez en mí mente. Necesito hacer lo que sea para sacarla de mí mente; terminará por volverme loco sí permito que esto siga su curso. Me niego rotundamente a querer a alguien en mí vida. No podre brindarle atención por la mierda de vida que he elegido tener, no podré tenerla como esclava sin poder conformar una familia de más integrantes, eso seria egoísta de mí parte retener una persona a mí lado.

Necesito una taza de café urgente.

Conduzco hacía esa cafetería en especial, aunque odie admitirlo quiero verla de nuevo.

— Legion Coffee, ¿gusta ordenar?.– me atiende otra chica, me decepcionó un poco pero decido no darle importancia; ordeno café negro sin azúcar y la chica de retira un poco frustrada, sí lo que deseaba era que le mirase estaba en desventaja, no soy ese tipo de hombre que van liandose con cualquier mujer nada más por que sí.

Entonces la veo salir, fundada en ese uniforme de mesera que siendo sólo uniforme le sienta bien. Muevo la cabeza bastante furioso por tener esos pensamientos y por que dicha intrusa doblega cualquier obstáculo que pongo en mí mente para evitarla.
Por que ella y por que es diferente.

Su cabello rojo hace que resalte sobre su piel blanca, su aroma no me desagradable en absoluto, al contrario me hace querer tenerla cerca.

No se cuanto tiempo me quedo observándola hasta que ella fija su vista en la mía, no puedo dejar de verla ni ella a mí, nuestras miradas están conectadas hasta que su compañera la interrumpe y deja de hacerlo. Media hora después arribó hacía mí hogar temporal y Stefan viene hacía mí encuentro.

— Puedo saber la razón por la que no volveremos a Sicilia; escucha Bruno ya no hay nada que hacer aquí, al contrario debemos volver para poner una estrategia en marchar para dar con los culpables que están detrás de ésto.–

— Necesito... tiempo.– le digo lo primero que se me viene a la mente y lo dejó sin decir más.

Yo también me cuestiono que más hay por hacer aquí, que me detiene. No me reconozco.